Estos lienzos de esperanza, este manifiesto vibrante de arte urbano, tiempo atrás fueron casas y misiles lanzados por Israel sobre Gaza.
Hoy son escombros y balas detonadas. Pero para Belal Khaled esto es arte: su arte. No es solo una forma de expresión, es una forma de resistencia.
“El arte es mucho más fuerte que las armas, que las balas y que los misiles”, dice Khaled a TRT Español. “Y esto enfada al ocupante. Por eso, tiene un papel muy importante: refuerza la narrativa, preserva la historia palestina y afirma nuestra presencia en estas tierras desde hace miles de años”.
Nacido en el corazón del campo de refugiados de Jan Yunis, Belal descubrió su vocación a los 14 años. Es pionero del "caligraffiti" en Gaza, una disciplina que fusiona la caligrafía árabe tradicional con el graffiti contemporáneo.
Murales de resistencia: “¡Aquí nos quedamos!”
Durante la ofensiva israelí de 2021, su arte adquirió una carga simbólica más profunda: “Convertí un misil F-16 que no estalló en Gaza en una obra de arte, pintando sobre él”. También ha intervenido edificios destruidos —incluidos aquellos que albergaban oficinas de prensa— transformando los escombros en declaraciones visuales de resistencia: “¡Aquí nos quedamos!”.
A través de su obra, Belal busca expresar la identidad y la resistencia del pueblo palestino, convirtiendo los espacios marcados por la destrucción, en murales de memoria y dignidad colectiva.
Esta misión lo llevó en 2011 a fundar el Gaza Graffiti Team, promoviendo el arte callejero como expresión colectiva y comunitaria.
Del mural más grande de Palestina a la caligrafía en Estambul
Su trabajo ha trascendido fronteras. Ha participado en proyectos internacionales como el documental “Human Flow” de Ai Weiwei, y ha pintado murales en numerosos países. Entre sus obras más destacadas se encuentran “Besieged Childhood”, el mural más grande de Palestina, y la mayor pieza de caligrafía árabe en Estambul.
Su inspiración, dice él, son las propias paredes del campamento donde creció: “Nuestras paredes están llenas de lemas y pintadas revolucionarias. Nosotros las utilizamos como si fueran Facebook: escribimos en ellas todo”.
Además de artista, es fotoperiodista. Con su cámara, documenta no solo el sufrimiento diario en Gaza, sino también los pequeños actos de esperanza que florecen entre las ruinas.
“Nosotros, como gazatíes —ya seamos artistas, periodistas o ciudadanos comunes— construimos ambientes de alegría y esperanza incluso en las peores situaciones de este genocidio”.
Tradición de arte con compromiso
Belal se inscribe en una larga tradición de arte comprometido, rindiendo homenaje a figuras como Nayi Al-Ali, creador del icónico personaje Handala, asesinado por su activismo gráfico.
“Nayi Al-Ali fue asesinado por la ocupación israelí por sus dibujos. Su arte hablaba por un pueblo entero”, dice con reverencia.
Desde que Israel lanzó su ofensiva sobre Gaza en octubre de 2023, la magnitud de la tragedia ha sido devastadora: más de 53.000 personas asesinadas —en su mayoría mujeres y niños—, al menos 10.000 palestinos detenidos, y la totalidad de los 2,2 millones de habitantes del enclave desplazados. Más del 70% de la infraestructura ha sido destruida y los bloqueos sistemáticos a la entrada de ayuda humanitaria han generado una hambruna masiva que se agrava cada día.
Ante esta catástrofe humanitaria, su mensaje es directo, urgente y global: “El mundo entero debe levantarse contra lo que ocurre en Gaza”, advierte. “Deben cesar las masacres, debe cesar el genocidio. Cada persona puede hacer algo: hablar, publicar, boicotear, apoyar. Cada acción cuenta, desde lo individual hasta lo colectivo”.
Y concluye con un llamado de conciencia: “Cualquier palabra puede provocar un cambio. Cada publicación, cada centavo donado, cada reel compartido sobre las masacres en Gaza importa. Cuenten las historias de los héroes, de las mujeres, de los niños”.
Belal respira hondo y denuncia: “No somos solo números”.