Reviven un juego de pelota ancestral que figura en libros sagrados en México
América Latina
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Reviven un juego de pelota ancestral que figura en libros sagrados en MéxicoEl ulama, un deporte que forma parte de la mitología de México, hoy busca reconocimiento. Estos son los secretos de una práctica milenaria que se juega sin zapatos, con taparrabos y se lleva en el ADN.
El ulama, un deporte que forma parte de la mitología de México, hoy busca reconocimiento.
3 de marzo de 2025

Dice la Leyenda de los soles” en la mitología mexicana que fue un partido de juego de pelota —rito en el que equipos se enfrentaban sin usar las manos— lo que propició la ruina de Tula, capital de uno de los imperios más influyentes de Mesoamérica. También el “Popol Vuh”, libro sagrado de los mayas-quichés, relata que un juego de pelota entre los señores del inframundo y dos semidioses provocó la muerte de estos últimos, pero un nuevo enfrentamiento permitió que volvieran al mundo de los vivos

Más de 3.500 años después, esta disciplina prehispánica despertó a Jesús Iván Yerena, psicoanalista mexicano, de lo que él describe como “un fuerte y prolongado letargo". El joven de 21 años acababa de ser despedido de su trabajo como promotor de un partido político y conducía sin rumbo por las calles de Tlaxcala, en el centro de México, cuando un objeto grande y oscuro golpeó su automóvil. 

De pronto, un hombre vestido con una suerte de taparrabos corrió para recoger el “proyectil” que alcanzó su carro y le explicó a Jesús que se trataba de una pelota de hule que se usaba para jugar ulama. Esa palabra que no había escuchado antes se deriva del náhuatl Ullamaliztli y significa el acto de jugar a la pelota o simplemente juego de pelota.

Jesús no entendió nada, solo vio a “un montón” de chicos con poca ropa y descalzos pegándole con la cadera a una pelota muy pesada y sintió curiosidad, así que comenzó a practicarlo.“Todos tenemos alguna de esas cosas que nos gustan tanto que, cuando las haces, dejas de ser tú y eso siento cuando practico ulama”, comenta el ahora fundador de la Asociación de Juego de Pelota Mesoamericano del Estado de Tlaxcala.

Pero más allá de eso, el psicoanalista describe que al jugar experimenta una fuerte conexión con la colectividad, y asegura que ha llegado a experimentar que sabe hacer los movimientos incluso sin haberlos practicado previamente.“Es algo que te llama, una conexión extraña”, explica. “Tu inconsciente colectivo, por el simple hecho de haber nacido en esta tierra, se conecta con sus raíces”.

No solo se trata de avanzar

Son las 10 de la mañana y en una de las canchas de frontón al aire libre de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), siete jóvenes en sus veinte colocan sobre sus shorts y mallones de licra, distintos elementos de gamuza y tela para después calentar.

Al terminar, Ilse Sil Morales, la única mujer en la práctica, pregunta a los asistentes si prefieren “algo muy bélico o no tanto”. Segundos después, la inconfundible voz del músico y compositor de corridos Chalino Sánchez retumba en las paredes. “Yo jamás me asusto de las cosas que hago y si algún día me mataran, que sea con ametralladora”, dice la canción mientras las caderas de los jugadores intentan golpear una pelota de hule de casi tres kilogramos. 

“Con música duele menos el golpe”, comenta con una sonrisa Alfonso Arreola, estudiante de estudios latinoamericanos y bailarín de música prehispánica que ha practicado el juego de pelota por casi tres años.

Al preguntarle cómo se juega esta disciplina, Ilse, quien a sus 25 años es vicepresidenta de la Asociación de Ulama en la UNAM, se apresura a explicar que hay muchas maneras y que las reglas cambian dependiendo el lugar donde se juega. “No se juega igual en Sinaloa (al norte del país) que en Nayarit (en el occidente) o en el sur de México. Lo que nosotros proponemos es una adaptación de diferentes lugares en los que se practica el juego de pelota”.

Una investigación dirigida por Manuel Aguilar-Moreno, profesor de historia del arte en la Universidad del Estado de California en Los Ángeles, indica que las reglas del ulama no están formalizadas y varían entre comunidades.

Teniendo esto en cuenta se puede decir que, en términos generales, el ulama se practica en un campo llamado “taste”, dividido por una línea central conocida como “analco”. Los equipos, compuestos generalmente por entre tres y cinco jugadores, acumulan puntos cuando consiguen pasar la pelota de hule que pesa entre 1,5 y 4 kilos por la zona de meta opuesta.

Cada jugador utiliza varias piezas que protegen el cuerpo durante el juego. La protección incluye el “maxtlatl”, un taparrabos de gamuza para los genitales, una faja que se coloca en la cadera para protegerla y dar estabilidad a la espalda; y el “chimalli”, una tira de cuero que protege la cadera y la parte baja del torso. Actualmente, el deporte se practica descalzo.

Otra característica del ulama es que tiene un marcador oscilatorio lo que quiere decir que los puntos de los equipos no se acumulan de manera lineal. “Las cuentas no son como las occidentales o los deportes modernos. No solo vas acumulando puntos, dependiendo de la variante, en determinado momento estos pueden subir o bajar”, puntualiza Ilse.

Para el profesor Aguilar-Moreno esto refleja la idea de un equilibrio dinámico, como el que existe entre la luz y la oscuridad, la vida y la muerte, donde ganar no es solo avanzar, sino mantener un balance.

Contra la exotización y la indiferencia

La primera vez que el bailarín, Armando Osorio, presenció un juego de pelota fue en un parque turístico de Quintana Roo, al sur de México. Tenía 20 años y quedó fascinado al ver a un grupo de actores "jugando" con atuendos llamativos acompañados de hielo seco, luces de colores y música prehispánica grabada. 

El espectáculo le impactó tanto que se unió a él. Sin embargo, con el tiempo y tras profundizar en su estudio, el bailarín se dio cuenta de algo: "Lo que se hacía no era un juego de pelota, era un show para turistas extranjeros".

Por eso hoy, a sus 50 años, Armando no solo trabaja para preservar el ulama a través de su labor como entrenador, también está comprometido con su enseñanza formal y la consolidación de un futuro autónomo para esta tradición. 

Además de liderar la Asociación Juego de Pelota Mesoamericano y organizar el campeonato nacional, impulsó la inclusión del ulama en el plan de estudios de la licenciatura en educación física en la Universidad de Guadalajara. También está por terminar un libro pedagógico sobre el tema.

“Quiero que el juego de pelota tenga autonomía para que la tradición perdure”, dice Armando. Sin embargo, reconoce que para lograrlo es clave el apoyo del gobierno. “El estado debe dejar de lado la indiferencia y respaldar este deporte”, observa. “Solo así dejará de ser un entretenimiento superficial y se fortalecerá como un símbolo de identidad”.


FUENTE:TRT Español
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