Un renovado impulso diplomático para detener la ofensiva israelí sobre Gaza ha ganado fuerza en las últimas 48 horas, gracias a una nueva propuesta de alto el fuego respaldada por Estados Unidos. Aunque tanto Israel como Hamás muestran disposición a avanzar, el camino hacia una tregua sostenible sigue marcado por la desconfianza política, el deterioro humanitario y demandas clave aún sin resolver.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró este viernes que un acuerdo está "muy cerca".
“Están muy cerca de un acuerdo sobre Gaza”, dijo ante periodistas en el Despacho Oval. “Les informaremos durante el día o quizás mañana. Tenemos posibilidades de que eso ocurra”, añadió.
La propuesta
El propuesta contemplaría una pausa de 60 días en los combates, durante la cual se prevé la liberación de 28 rehenes israelíes —vivos y fallecidos— en la primera semana, a cambio de 1.236 prisioneros palestinos y los restos de 180 personas. La liberación se realizaría en dos fases, el primer y el séptimo día, sin ceremonias públicas ni cobertura mediática.
Además, el acuerdo incluiría la entrada inmediata de ayuda humanitaria a Gaza, coordinada por las Naciones Unidas y la Media Luna Roja. La distribución buscaría garantizar acceso continuo a alimentos, medicinas y combustible, en medio del colapso de servicios esenciales.
Una tregua anterior , de características similares, colapsó a mediados de marzo tras una ruptura unilateral por parte de Israel.
Sin embargo, este alto al fuego sería solo temporal. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha reiterado que la ofensiva solo terminará cuando se liberen todos los rehenes, Hamás sea desmantelado o desarmado, y sus líderes exiliados.
Israel acepta plan, mientras Hamás muestra reservas
Israel ha aceptado formalmente el plan de alto el fuego presentado por el presidente Donald Trump y su enviado especial, Steve Witkoff, según informó la Casa Blanca este jueves. “Trump y su enviado presentaron una propuesta de alto el fuego a Hamás que Israel respaldó”, declaró la portavoz Karoline Leavitt.
La propuesta, mediada por Qatar y Egipto, busca poner fin a las hostilidades en la región. El Canal 12 de la televisión israelí informó que el primer ministro Benjamín Netanyahu comunicó personalmente a las familias de los rehenes que Israel había dado su visto bueno al acuerdo.
El viernes, las autoridades israelíes intensificaron la presión sobre Hamás para que acepte el plan, advirtiendo sobre consecuencias severas en caso de rechazo. “Los asesinos de Hamás deben elegir: aceptar los términos del ‘acuerdo Witkoff’ para la liberación de los rehenes o ser aniquilados”, afirmó el ministro de Defensa, Israel Katz, en un comunicado emitido por la noche. Katz agregó que el ejército continúa sus operaciones “con toda su fuerza” mientras realiza la evacuación de civiles en las zonas de combate.
Por su parte, el grupo palestino Hamás expresó “serias reservas” sobre la propuesta, alegando que no cumple con sus demandas principales: un alto el fuego permanente, la retirada total de Israel y un acceso humanitario sin restricciones. Un dirigente de Hamás declaró a la agencia de noticias AFP que la oferta “no responde a ninguna de las demandas de nuestro pueblo” y representa “la continuación de la ocupación, los asesinatos y la hambruna”.
Pese a las críticas, Hamás continúa evaluando el plan y ha informado a la agencia Reuters que se espera una respuesta oficial entre viernes y sábado. Bassem Naim, miembro del buró político del grupo, calificó la propuesta como una continuación de la “matanza y la hambruna”, subrayando que no aborda las demandas esenciales del pueblo palestino.
¿Qué está pasando sobre el terreno?
Aunque las negociaciones abren una débil ventana de esperanza, la crisis humanitaria en Gaza se agrava día a día. Tras más de dos meses de bloqueo, la ayuda comienza a ingresar de manera limitada, pero la inseguridad alimentaria es crítica: casi la totalidad de los 2,3 millones de habitantes sufre desnutrición aguda, y uno de cada cinco enfrenta una amenaza real de inanición, según la ONU.
La Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) ha calificado a Gaza como “el lugar más hambriento del planeta”, dado que solo 600 de los 900 camiones autorizados han logrado llegar a la frontera. Sin embargo, barreras burocráticas y problemas de seguridad retrasan su distribución. “Lo que hemos podido traer hasta ahora es harina, que no está lista para comer y requiere cocción... El 100 % de la población corre riesgo de hambruna”, alertó Jens Laerke, portavoz de OCHA.
Mientras tanto, la Fundación Humanitaria de Gaza (FGH), apoyada por Israel y Estados Unidos, enfrenta duras críticas por su gestión centralizada y militarizada de la ayuda. En los últimos días, las fuerzas israelíes abrieron fuego cerca de puntos de distribución en Rafah y Deir al Balah, dejando más de 60 palestinos heridos y al menos tres muertos.
La ofensiva militar israelí se ha intensificado en las últimas 48 horas, con ataques que han golpeado tanto la infraestructura sanitaria como la residencial. Un bombardeo en una gasolinera abandonada en el campo de refugiados de Nuseirat causó al menos 15 muertos, mientras que otro ataque en Deir al Balah acabó con la vida de 13 miembros de la familia Abu Samra, incluyendo mujeres y niños. El jueves, Israel ordenó evacuar el Hospital Al-Awda, el último centro médico operativo en Tel al-Zaatar, donde permanecían 97 personas entre pacientes y personal. Desbordado y sin suministros, el hospital suspendió sus operaciones.
El Ministerio de Salud de Gaza reporta más de 54.000 fallecidos desde el inicio de la ofensiva, en su mayoría mujeres y niños. La Organización Mundial de la Salud advierte que el sistema sanitario está al borde del colapso, con el 94 % de los hospitales dañados o destruidos, cirugías realizadas sin anestesia y escasez de suministros críticos.
En el plano militar, el ejército israelí ha desalojado a más de 250.000 palestinos del campamento de Yabalia, en el norte de Gaza, trasladándolos a supuestas “zonas humanitarias” en el marco de la operación “Carros de Gedeón”.
El informe oficial advierte que la invasión podría prolongarse durante meses, con planes para evacuar totalmente a la población de las zonas de combate hacia el sur, manteniendo una ocupación militar permanente en las áreas invadidas.