No hay ciudad en el mundo como Estambul: donde se cruzan los continentes, los imperios duermen bajo la piedra y el tiempo no avanza, sino que gira sobre sí mismo.
Pero quizás en ningún lugar esa idea cobra forma tan literal como en un teatro en penumbra junto a Aya Sofia, donde cada noche revive Legends of Istanbul, la primera experiencia de teatro inmersivo de Türkiye inspirada en sus propios mitos.
Con una fusión de tecnología, coreografía, sonido y narrativa, Legends of Istanbul, estrenada en abril de 2025, no se limita a contar el pasado de la ciudad: lo resucita. No en un museo ni en un aula, sino sobre un escenario vibrante, a pocos metros de los monumentos que dieron origen a sus leyendas.
"No queríamos simplemente informar. Queríamos que la gente sintiera Estambul", afirma Murat Ceylan, creador y director del espectáculo. "Cuando termina la función y sales al exterior, te encuentras cara a cara con las mismas calles donde nacieron estas historias".
A diferencia de las producciones teatrales tradicionales o las recreaciones históricas, Legends of Istanbul se sitúa en la intersección entre el arte inmersivo y la diplomacia cultural.
Las proyecciones visuales se funden con la arquitectura histórica de la ciudad, mientras los bailarines encarnan recuerdos que cobran vida. A escasos pasos de la Cisterna de Basílica, el espectáculo se desarrolla en medio de siglos de legado imperial, transformando el mito en espacio y al espectador en protagonista.
Cada día a las 16:00, tanto visitantes locales como extranjeros pueden llevar la experiencia un paso más allá en el Centro de Artes Yucel, en el distrito de Fatih: allí tienen la oportunidad de probarse los trajes del espectáculo y adentrarse en la historia, convirtiéndose en parte de la leyenda viva de Estambul.
Lo que hace aún más singular esta propuesta es su origen. Murat Ceylan, ingeniero industrial formado en la Universidad del Bósforo, cambió los sistemas y las hojas de cálculo por las luces y los mitos.
"La ingeniería me enseñó a construir estructuras. Y este espectáculo es un sistema vivo: emocional, histórico, visual", explica. "Pero Estambul necesitaba algo propio. Algo atemporal, pero urgente hoy".
Se trata del primer espectáculo en Türkiye que adopta un formato de narración multisensorial, combinando escenografía digital y diseño espacial para sumergir al público en la leyenda.
¿Por qué estas ocho leyendas?
El alma del espectáculo reside en la selección de ocho relatos fundacionales, elegidos no solo por su notoriedad, sino por su carga emocional y su profundidad histórica.
"No elegimos las leyendas más evidentes solo por el espectáculo", aclara Ceylan. "Buscamos relevancia emocional. Algunas proceden de la era bizantina, otras de la memoria otomana, y otras sobreviven gracias a la tradición oral. Juntas revelan la complejidad de Estambul: sus sombras, su esplendor, su dolor".
Y son tan simbólicas como narrativas: Medusa representa la justicia negada; Hezarfen Ahmed Çelebi, el sueño imposible del vuelo; la Conquista, un punto de inflexión en la historia mundial; y la Torre de la Doncella, el amor que se niega a desaparecer.
El espectáculo comienza sobre la Cisterna Basílica, el mismo lugar donde muchos turistas inician su viaje por Estambul. Pero aquí, el mito de Medusa no es solo un rostro tallado en una columna: cobra vida.
Las luces cambian, y de pronto estamos rodeados por la silueta de la Torre de la Doncella, que se alza como un signo de interrogación en medio del estrecho del Bósforo.
Durante siglos, esta torre ha sido el corazón de innumerables leyendas: desde la historia de una princesa condenada por una profecía hasta la de una solitaria atalaya que guía a los marineros en la oscuridad. Un lugar de misterio, de fronteras, de destino.
La mirada se desplaza entonces hacia la orilla opuesta. Allí, sobre la Torre de Gálata, Hezarfen Ahmed Çelebi desafía al viento, que tira de sus alas. Abajo, el Bósforo se extiende vasto e indómito — una vena plateada cargada de incertidumbre.
La ciudad contiene la respiración. El tiempo se detiene, como si ni la historia supiera lo que está a punto de suceder.
A sus espaldas, un imperio escéptico ante la idea del vuelo; frente a él, los cielos de Üsküdar y la figura eterna de la Torre de la Doncella, esperando.
Con una profunda inhalación, salta — no solo al aire, sino al terreno de la leyenda.
"Esta escena trata de creer en lo imposible", explica Turgay Temiz, director de operaciones del espectáculo. "De soñar algo tan descomunal que se convierte en historia".
Y hay más: desde la gracia espiritual de los derviches giróvagos hasta el genio arquitectónico de Mimar Sinan; del estruendo de la conquista a la danza de los bazares apresurados, el silencio del amor prohibido y los destellos de una profecía olvidada. Cada leyenda se despliega como la propia Estambul: estratificada, impredecible y eternamente viva.
Personajes que trascienden
Cada intérprete encarna múltiples personajes, a menudo con apenas segundos para transformarse entre una identidad y otra.
"Hay muchos personajes que habitar, y el ritmo es muy exigente", cuenta la bailarina Tuğçe Doygunel. "Pero cuando sientes la energía del público, se vuelve emocionante. Te das cuenta de que esto no es solo un espectáculo: es la memoria hecha visible".
El actor Ozan Fakıoğlu, quien da vida tanto a Hezarfen como a Mehmed el Conquistador, lo resume así: "Cuando sales después de la función, ves la ciudad con otros ojos. El horizonte ya no es solo arquitectura. Es relato".
Para muchos espectadores, Legends of Istanbul es su primer encuentro con estas historias — no como hechos, sino como emociones.
"Aprendí cosas que nunca había sabido", dice Elif Barış, una estudiante de secundaria. "Como que Mimar Sinan recibió piedras especiales del sultán para restaurar una mezquita. Las imágenes lo hicieron muy real. Le estoy diciendo a todo el mundo que tienen que verlo".
Su madre, Aygül Barış, profesora en una escuela internacional, también se mostró conmovida: "Fue alegre e informativo. Nos divertimos... y recordamos. Lo recomiendo con fuerza a familias y estudiantes".
Sibel Canavar, otra docente, va más allá y lo ve como una herramienta educativa: "Esto debería formar parte del sistema educativo. Cuando la imagen, el sonido y la historia se unen así, la historia se vuelve inolvidable. Animaré a mis alumnos y a sus padres a que lo vean".
Más allá del espectáculo
Para Murat Ceylan y Turgay Temiz, el espectáculo también funciona como una forma de poder blando: una manera de que Türkiye cuente su propia historia, con su propia voz. "Esto no es solo turismo", afirma Temiz. "Es apropiación cultural. Estamos diciendo: estas son nuestras historias — y estamos orgullosos de ellas".
Ya hay planes en marcha para ampliar el formato a otras regiones del país: desde las chimeneas de hadas de Capadocia hasta las ruinas bañadas por el sol de Antalya, cada rincón podría convertirse en escenario de sus propias leyendas vivas.
"Cada ciudad es su propia epopeya", afirma Ceylan. "Queremos crear un archivo nacional de mitología — uno que se pueda recorrer a pie".
La escena final se apaga, las luces se atenúan. Pero el mito no termina.
Porque cuando se abren las puertas del teatro, el público no regresa al presente. Da un paso directo hacia las leyendas. Hacia Gálata. Hacia el murmullo del estrecho del Bósforo. Hacia el eco de cada palabra que acaba de escuchar.
"Estas historias no son antiguas", susurra Murat Ceylan. "Son nuestras. Están vivas. Y las llevamos con nosotros — cada día, en cada paso".
Y en ese instante, Legends of Istanbul se convierte en lo que siempre quiso ser: no un escenario, sino una ciudad que empieza a recordarse a sí misma.