En Gaza, drones israelíes sobrevuelan y lanzan panfletos ordenando evacuar ciertas zonas residenciales que ya han sido desplazadas varias veces.
“Debíamos salir de la zona… y no sé a dónde voy a ir”, relata un palestino mientras las bombas caen. Tras 22 meses de ataques incesantes, la población vive un desplazamiento eterno. Cada ofensiva obliga a huir, pero ya no queda un lugar seguro al que llegar.Israel continúa destruyendo viviendas, escuelas y hospitales, dejando a millones atrapados entre las ruinas, sin refugio, comida ni atención médica.
“Esto no será temporal”, advierten quienes han perdido su hogar más de una vez. Es un ciclo de expulsión sin fin, donde la pregunta ya no es dónde refugiarse, sino si se sobrevivirá al próximo ataque.