La orden de Donald Trump de movilizar al ejército de EE.UU. para combatir a los carteles del narcotráfico en el extranjero amenaza con alterar, todavía más, las relaciones de la Casa Blanca con varios países de Latinoamérica.
En lo que llama su lucha contra el crimen trasnacional, el Gobierno de Trump aumentó la presión sobre el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. Lo vinculó, sin revelar pruebas hasta el momento, con el cartel de Sinaloa, y aumentó a 50 millones de dólares la recompensa por información que lleve a su arresto.
Ahora, la orden de Trump al Pentágono para emprender operaciones militares en territorios extranjeros contra carteles también ha encendido las alarmas en México y Colombia.
La presidenta de mexicana Claudia Sheinbaum, niega tajantemente cualquier posibilidad de intervención militar por parte de Washington, mientras que el presidente Gustavo Petro ha declarado en X que “cualquier operación militar que no tenga aprobación de los países hermanos, es una agresión contra Latinoamérica y el Caribe”.