Siempre con una sonrisa radiante y un espíritu inquebrantable, Yaqeen Hammad, de solo 11 años, era mucho más que una niña en Gaza: era una activista, voluntaria y voz de esperanza en medio de la destrucción.
El 23 de mayo, un bombardeo israelí en Deir al-Balah puso fin a su corta vida. Murió junto a su hermano mientras repartían ayuda a familias desplazadas. También era influencer, parte de una organización humanitaria local, y símbolo de una generación que resiste incluso en medio del genocidio.Yaqeen no fue la única.
En solo 48 horas, al menos una docena de niños —algunos de apenas siete meses— fueron asesinados en ataques israelíes. Mientras tanto, la ONU advierte que 70.000 menores enfrentan desnutrición aguda, y más de 31% de los muertos confirmados en Gaza son niños.Yaqeen tenía sueños. Su historia —como la de miles más— merece ser contada.