Palizas, privación constante del sueño, hacinamiento extremo, desnutrición, amenazas y otras formas de tortura sufrió el migrante Kilmar Ábrego García durante su reclusión en la megacárcel de El Salvador, conocida como el Cecot, a donde llegó tras ser deportado erróneamente por el Gobierno de Estados Unidos. Así lo reveló un documento presentado por sus abogados ante un tribunal de Maryland.
Esta es la primera vez que Ábrego García da detalles de su experiencia en el Centro de Confinamiento del Terrorismo, la cárcel que el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, construyó e inauguró en 2023 para encarcelar a miembros de pandillas. Sin embargo, a ese lugar también llegó Ábrego, junto a más de 200 migrantes deportados en marzo pasado como parte de la dura política de inmigración del presidente de EE.UU., Donald Trump.
Según la denuncia, Ábrego "fue sometido a torturas físicas y psicológicas, incluyendo palizas, privación del sueño, hacinamiento extremo, mala alimentación, amenazas y exposición constante a luces brillantes”. Él y otros migrantes "fueron obligados a permanecer de rodillas" durante varias horas durante la noche y los guardias golpeaban a cualquiera que caía por el cansancio.
Los detenidos, sostiene el documento judicial, estaban confinados en una celda con luces prendidas las 24 horas del día y se amontonaban en literas metálicas sin colchones. También “se le negó el acceso al baño, obligándolo a ensuciarse, y fue sometido a humillaciones y amenazas constantes por parte de los guardias”.
Debido a la mala e insuficiente alimentación, Ábrego García perdió 14 kilos durante las dos semanas en las que estuvo recluido en el Cecot, indicaron los abogados, antes de ser enviado a otra prisión salvadoreña en medio de la fuerte presión mediática que su caso generó en Estados Unidos.
Una deportación errónea
La deportación de este salvadoreño desató una batalla judicial en Estados Unidos. Ábrego García era residente legal en EE.UU., con un permiso de trabajo válido, y vivía en Maryland junto a su esposa ciudadana estadounidense, Jennifer Vásquez, al momento de su arresto. Desde 2019, tenía un estatus legal protegido, tras un fallo judicial que determinó que no debía ser deportado a El Salvador, pues corría riesgos en su país de origen.
El caso llegó hasta la Corte Suprema, que a principios de abril le ordenó al Gobierno de Trump "facilitar" el regreso de Ábrego García, luego de que fuera deportado por un “error administrativo” en marzo. También y “asegurarse de que su caso se maneje como lo habría hecho si no hubiera sido enviado inapropiadamente a El Salvador". Sin embargo, la administración de Trump y la de Bukele se negaron durante meses a cumplir esa directriz, alegando, sin pruebas, que Ábrego García supuestamente es un peligroso miembro de la Mara Salvatrucha (MS-13).
¿Dónde está ahora Kilmar?
Su regreso a Estados Unidos se logró finalmente el 6 de junio, pero inmediatamente fue detenido por cargos de tráfico de migrantes hacia el país, informaron en ese momento las autoridades. La secretaria de Justicia, Pam Bondi, señaló en una rueda de prensa ese día que "Ábrego García aterrizó en Estados Unidos para enfrentar la justicia".
Por su parte, la subsecretaria de prensa de la Casa Blanca, Abigail Jackson, afirmó que el regreso de Ábrego García "no tiene nada que ver con su deportación original". "No hubo ningún error", añadió Jackson en X.
Actualmente permanece detenido en una prisión de Nashville. Se ha declarado inocente y su defensa sostiene que es víctima de una persecución por parte del Gobierno de Trump, que intenta justificar la deportación errónea que lo envió a El Salvador.
Aunque una jueza ordenó su liberación mientras avanza el proceso judicial, sus abogados solicitaron que continúe bajo custodia federal. Temen que, al quedar en libertad, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) lo detenga nuevamente y lo deporte a un tercer país.