CONFLICTO ISRAEL-IRÁN
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Entre Israel e Irán, ¿quién marca el pulso en Oriente Medio tras la guerra?
Expertos evalúan la victoria en tres ejes y califican el alto el fuego como un triunfo estratégico para Irán y un éxito táctico para Israel. Además, señalan que el cambio de régimen en Teherán estaría, por ahora, descartado.
Entre Israel e Irán, ¿quién marca el pulso en Oriente Medio tras la guerra?
Impacto tras el ataque con misiles de Irán contra Israel, en Haifa, Israel, el 20 de junio de 2025. Foto/Florion Goga / Reuters
hace 8 horas

Mientras el Gobierno de Israel, en cabeza del primer ministro Benjamín Netanyahu, buscaba un cambio de régimen en Irán, sus ataques provocaron el efecto contrario y desataron una ola de apoyo al liderazgo de Teherán. Ahora, tras librar una guerra de 12 días, las dos naciones continúan evaluando sus opciones a futuro bajo la impredecible administración de Donald Trump en Estados Unidos.

No cabe duda de que Irán —un país que durante mucho tiempo disuadió las amenazas israelíes a través de aliados como Hezbollah y el antiguo régimen de Assad en Siria— sufrió daños infligidos por su enemigo israelí, con el respaldo de Washington. Irán ha perdido tanto a altos comandantes militares como a científicos nucleares.

Pero el gobierno de línea dura de Netanyahu tampoco puede reclamar una victoria total contra Teherán, a pesar de su habitual retórica. El líder supremo iraní, Alí Jamenei, no ha mostrado ningún retroceso claro en el núcleo de sus posiciones, aunque se ha informado que se ha visto obligado a vivir en un búnker.

Un cambio de régimen en Irán es “muy poco probable”, afirma Charles Parton, alto exdiplomático británico, miembro del Consejo de Geoestrategia y del Royal United Services Institute for Defence Studies (RUSI), dos destacados centros de estudios del Reino Unido.

Los ataques israelíes, inicialmente respaldados por el Gobierno de Trump —aunque luego presionara a Tel Aviv para aceptar un alto el fuego— no desencadenarán un proceso político mediante el cual Teherán “vaya a caer en manos de Occidente”, dice Parton a TRT World, en referencia a las aspiraciones tanto sionistas como occidentales de reemplazar al régimen actual en Irán.

Esto también marca un momento incómodo para la administración de Netanyahu, cuya campaña de décadas para derrocar al régimen posterior a 1979 en Teherán no ha tenido éxito, a pesar de los ataques directos de Tel Aviv y Washington contra objetivos iraníes, incluidas instalaciones nucleares.

Ambos bandos aún se tambalean tras su reciente enfrentamiento violento. A corto plazo, la enérgica respuesta de Trump ante las violaciones del alto el fuego puede haber frenado el conflicto reciente entre los rivales regionales. Pero a largo plazo, el futuro de la disputa entre Teherán y Tel Aviv depende de la manera en que todas las partes naveguen en torno a una paz cada vez más frágil.

Aunque el conflicto entre Israel e Irán es una lucha de largo plazo, el fracaso de Tel Aviv en provocar un cambio de régimen en Teherán refleja los crecientes desafíos del Gobierno de Netanyahu: desde su genocidio en Gaza hasta sus políticas represivas en Cisjordania ocupada, y finalmente, su estrategia inconclusa sobre Irán.

¿Quién ganó realmente la guerra de los 12 días?

Aunque ambas partes sufrieron daños significativos con ganancias limitadas, la guerra de los 12 días no arrojó una victoria clara para ninguno.

En cambio, se convirtió en un escenario para “una lucha evolutiva a largo plazo” entre dos estados con orientaciones ideológicas y políticas profundamente diferentes, según Andreas Krieg, profesor asociado del King’s College London y director de MENA Analytica.

“La victoria operativa va para Israel. La resiliencia estratégica y la disuasión adaptativa, sin embargo, se inclinan hacia Irán. Ninguna de las partes logró un resultado decisivo o total, dejando a la región en un estado de volatilidad no resuelta. Ambos se adjudican la ‘victoria’, pero en realidad siguen enfrascados en una competencia más amplia en la que ninguno ha superado decisivamente al otro,” dice Krieg a TRT World.

Aimen Jamil, experta en asuntos iraníes con sede en Islamabad, hace una evaluación similar, afirmando que “el conflicto no dejó un vencedor claro”.

Aunque los ataques israelíes y estadounidenses contra instalaciones nucleares iraníes parecieron retrasar el programa de enriquecimiento de uranio, no “lograron objetivos más amplios como la desestabilización del régimen”, dice Jamil a TRT World. Por otro lado, Irán logró preservar “su liderazgo central”, aunque a un alto costo económico y militar, añade.

Durante la guerra de los 12 días, Israel demostró su capacidad para ejecutar ataques selectivos contra Irán, al igual que lo ha hecho contra otros enemigos regionales, desde Hezbollah hasta los hutíes, cuyos activos también han sido atacados por el Gobierno de Netanyahu.

Estas operaciones selectivas permitieron a Israel salir del conflicto con una ventaja militar, mientras “sufría pérdidas limitadas”, afirma Jamil.

Sin embargo, también llama la atención la realidad sobre el terreno: las ventajas militares de Tel Aviv no han resuelto los problemas políticos y de seguridad con Irán. Esto sugiere que “el resultado estratégico del conflicto sigue sin definirse”.

Evaluar la victoria en tres ejes

Un análisis detallado de la guerra de los 12 días “depende de cómo se evalúe el conflicto a lo largo de tres ejes de victoria: logro, contundencia y éxito”, explica Krieg, también analista de defensa.

En términos de logros, Israel logró la ventaja con la eliminación de varios generales iraníes de alto rango, la degradación de la infraestructura nuclear de Teherán —incluida la altamente fortificada instalación subterránea de Fordow— y la interrupción de redes de liderazgo, según Krieg.

“Tácticamente, esto fue una ‘victoria’ para Israel, aunque con altos costos financieros y alteraciones internas”, afirma.

Sin embarho, en la dimensión estratégica, el panorama es “mucho más turbio,” añade. “La balanza se inclina hacia la resiliencia de Irán y quizás su triunfo. A pesar de los graves daños, el régimen iraní resistió un ataque directo de EE.UU. e Israel, demostrando su capacidad para absorber golpes, mantener la cohesión interna y preservar su influencia regional mediante actores no estatales”.

Krieg también resalta el carácter “tolerante al riesgo” de la diplomacia de Teherán, que respondió disparando contra Israel y atacando una base militar estadounidense en el Golfo, con sede en Qatar. “Irán señaló que aún conserva herramientas de escalada, puede imponer costos y no teme asumir riesgos para redefinir la disuasión bajo una nueva generación de liderazgo del CGRI (Gurdia Revolucionaria de Irán)”.

A medida que evoluciona el conflicto activo entre Irán e Israel, expertos como Krieg advierten sobre la mentalidad radical y arriesgada de la joven generación del CGRI, la poderosa rama de las fuerzas armadas de Irán, fundada tras 1979 para proteger el sistema del país.

En términos estratégicos, Teherán demostró su capacidad de “disuasión” y “resistencia”, reformulando un rol “no solo como objetivo pasivo, sino como actor reactivo y tolerante al riesgo”, según la evaluación de Krieg.

Mientras que la ventaja operativa de Israel “atenuó” la dominancia estratégica iraní, los logros del Gobierno de Netanyahu “pueden describirse como significativos pero inconclusos; causaron daños en Irán, pero no alteraron decisivamente su postura regional ni sus ambiciones nucleares”, añade.

En cuanto al eje de la contundencia, el análisis de Krieg sugiere que la guerra de los 12 días podría presagiar “una inestabilidad agravada” en la política regional, sin un camino genuino hacia la resolución del conflicto o la paz sostenible. 

Si Irán logra reconstruir su base de poder y sus aliados en la región, esto podría provocar “un deterioro parcial del statu quo”.

“El alto el fuego temporal negociado por los estados del Golfo es frágil. Por lo tanto, la contundencia sigue siendo baja en ambos bandos”, señala.

Finalmente, en términos de éxito, el conflicto reciente sugiere “un empate, con Israel logrando más en el plano táctico e Irán manteniéndose firme en el plano estratégico”, según Krieg. “Israel no perdió, pero tampoco puede reivindicar una victoria clara. Irán evitó la derrota y preservó sus opciones estratégicas, por lo que puede reclamar un resultado de ‘no pérdida’”.


FUENTE:TRT Español y agencias
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