Colombia logró un paso contundente para diversificar sus fuentes de financiamiento al ser aceptada oficialmente en el Nuevo Banco de Desarrollo del bloque BRICS, que lleva las siglas de sus miembros fundadores: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
“Esta adhesión abre nuevas oportunidades de financiación para proyectos estratégicos y es un paso clave para diversificar alianzas y fortalecer la economía del país”, informó la Presidencia de Colombia en X.
Por su parte, la ministra de Relaciones Exteriores de Colombia, Laura Sarabia, celebró la noticia en X al señalar que “trasciende lo financiero y amplía nuestro horizonte”. “Seguimos abriendo camino hacia nuevas oportunidades para el país”, completó.
El Nuevo Banco de Desarrollo (NDB, por sus siglas en inglés) fue creado en 2014 con el objetivo de movilizar recursos que financien proyectos de infraestructira y desarrollo sostenible, no solo en los países miembro del grupo, sino también en otras naciones emergentes.
Cada miembro fundador tiene igual poder de voto y las decisiones se aprueban con dos tercios de los votos. La membresía del banco está abierta a otros países de la comunidad internacional, aunque los miembros del BRICS conservan el 55% de las acciones.
Durante esta década, Bangladesh, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, y Argelia se han incorporado a la entidad.
¿Qué implica para Colombia?
La aceptación de Colombia en el NDB abre más oportunidades para el país en cuanto a “acceso a créditos con tasas favorables, enfoque en sostenibilidad y condiciones distintas a las impuestas por entidades financieras tradicionales” como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, indicó la Presidencia del país en un comunicado. En concreto, podrá acceder a recursos y préstamos para proyectos nacionales.
Lo cual a su vez lleva a que el país pueda fortalecer sus capacidades financieras “para enfrentar retos estructurales, como la transición energética, la conectividad regional, la soberanía alimentaria y el cierre de brechas sociales y territoriales”, de acuerdo a la declaración.
No obstante, esto no significa una adhesión de Colombia a los BRICS, que representan cerca del 40% de la población mundial.
Este bloque “está ganando cada vez más relevancia en el escenario económico global. El ingreso de Colombia al NDB es una señal clara del posicionamiento estratégico del país en nuevas dinámicas de cooperación internacional”, completó la presidencia en el comunicado.

La entrada de Colombia al banco se da más de un mes después de que el presidente Gustavo Petro hiciera formalmente la solicitud de adhesión el pasado 16 de mayo, durante una reunión con Dilma Rousseff, presidenta del NDB, en Shanghái, China. En la ocasión, Petro entregó a Roussef una carta del ministro de Hacienda de Colombia, Germán Ávila, en la que señalaba que el país estaba dispuesto a suscribir 5.125 acciones del capital autorizado del NBD, de las cuales 4.100 corresponden a acciones exigibles (que funcionan como garantía) y 1.025 corresponden a acciones pagadas (en efectivo).
Esto equivaldría a un capital suscrito, y con ello, a un compromiso financiero, de 512.500 millones de dólares. Se espera que el primer desembolso se realice en los seis meses posteriores a la firma del acuerdo de membresía.
En esa misma visita Colombia formalizó también su ingreso a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, la estrategia global de China para promover el desarrollo de infraestructura, conectividad e intercambio comercial.
Un distanciamiento con Estados Unidos
Este acercamiento de Colombia a los BRICS también representa una distancia con Estados Unidos, su principal socio comercial y aliado tradicional. Petro ha argumentado que su país debe abrirse al mundo y disminuir su dependencia de Washington. Además, ambos mandatarios han diferido en sus posiciones sobre políticas arancelarias y deportaciones de migrantes.
Por su parte, Donald Trump ya se había mostrado contrario ante ciertas iniciativas del BRICS, como la de sustituir el dólar estadounidense como moneda de reserva. Incluso, en su primer día de mandato, llegó a amenazar con imponer aranceles del 100% si alguna de las naciones BRICS continuase el impulso de desdolarización.
