Una de las escenas más despiadadas e inhumanas de la ofensiva de Israel en Gaza se vivió este martes cuando tanques dispararon contra una multitud que esperaba recibir ayuda humanitaria. Si bien no es la primera vez que el ejército israelí abre fuego en un punto de distribución, esta vez al menos 59 personas fueron asesinadas. Se trata del ataque más letal desde que Israel permitió parcialmente la entrada de asistencia, bajo un sistema que organizaciones internacionales califican como una “trampa mortal”.
Videos compartidos en redes sociales mostraron cuerpos de palestinos en plena calle de la ciudad de Jan Yunis, al sur de Gaza, mientras testigos describieron escenas de horror, que se produjeron mientras miles de palestinos esperaban comida o simplemente harina.
“Todo el mundo estaba, y de repente comenzaron a caer proyectiles de tanque”, denunció Alaa, testigo del ataque. Lo relató desde el Hospital Nasser, donde los heridos fueron atendidos en pasillos abarrotados y suelos manchados de sangre ante la falta de camas.
Musab Barbaj, residente de Gaza de 22 años, relató al diario británico The Guardian que había llegado al cruce de Al-Tahlia pasada la medianoche. “Estaba sentado con un grupo de otros jóvenes hacia las 8:30 de la mañana cuando un proyectil cayó justo en medio de nosotros. No sé cómo salí ileso. Mientras corría, otro impactó contra otro grupo de personas. Luego vino un misil, seguido de disparos aleatorios”, contó.
“La tierra estaba cubierta de muertos y heridos, y charcos de sangre. Los autos explotaban, los cuerpos estaban destrozados… donde miraras, veías trozos de personas descuartizadas, sangre y cadáveres. Sentí que estaba viviendo una película de terror”, agregó el joven.
Por su parte, Abdullah Anshasi, de 30 años y vecino del barrio Al-Amal en Jan Yunis, dijo al diario británico que también estaba esperando la llegada de la ayuda cuando comenzaron las explosiones: “Vimos varios proyectiles de artillería caer cerca. Lo que presenciamos fue espantoso: cuerpos humanos volando por el aire, cientos de personas heridas tiradas en el suelo. Sobrevivimos de milagro”.
Más de 400 palestinos asesinados mientras esperaban ayuda
Los ataques ocurrieron en una carretera de Jan Yunis, donde miles de personas se habían reunido cerca de un camión de la Fundación Humanitaria para Gaza (GHF, por sus siglas en inglés) que se había atascado en su ruta. Decenas de cuerpos fueron trasladados en vehículos particulares, carretas tiradas por burros y mototaxis hacia centros médicos desbordados.
Esta tragedia eleva a más de 400 el número de palestinos muertos en ataques israelíes desde finales de mayo al intentar conseguir alimentos cerca de los centros de distribución de la GHF. En ese mismo periodo, más de 3.000 personas resultaron heridas, muchas con lesiones incapacitantes.
La ONU ha condenado el modelo impuesto por Israel como una violación del principio de imparcialidad humanitaria, y organizaciones de derechos humanos lo describen como un montaje deliberado que expone a la población civil al fuego directo del ejército ocupante.
La Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) advirtió anteriormente que la distribución de ayuda “se ha convertido en una trampa mortal”, según expresó a comienzos de junio su director, Philippe Lazzarini.
Las fuerzas israelíes confirmaron que sus tropas dispararon en la zona y afirmaron estar “investigando los informes”. En un comunicado, justificaron sus acciones alegando que “una multitud se había acercado a un camión de ayuda atascado”, y aseguraron que lamentan “cualquier daño a personas no implicadas”. Sin embargo, testimonios de las víctimas y médicos que atendieron a los heridos desmienten cualquier amenaza real a las tropas israelíes. La gente solo quería comer, repiten los supervivientes.
El Ministerio de Salud de Gaza también reportó que otras 14 personas murieron el martes en ataques aéreos y disparos en distintas partes del enclave, elevando el total de víctimas mortales del martes al menos a 73. Las cifras no dejan de crecer, mientras los disparos a civiles en busca de ayuda ya se han vuelto rutina en un territorio devastado por el asedio.
Una “trampa” mortal: la GHF bajo cuestionamiento
La Fundación Humanitaria para Gaza, respaldada por Israel y Estados Unidos, comenzó a operar a finales de mayo como un sistema limitado de entrega de ayuda alimentaria. Sin embargo, desde su implementación, los puntos de distribución se han convertido en zonas de muerte para cientos de palestinos. Este mismo lunes, cerca de 30 personas murieron cerca de varios centros de la GHF cuando esperaban ayuda.
“Fuimos allí pensando que recibiríamos ayuda para alimentar a nuestros hijos, pero resultó ser una trampa, una matanza”, denunció Ahmed Fayad, testigo de otro ataque reciente, a la agencia de noticias Reuters. Las agencias de la ONU se han negado a colaborar con la GHF, pidieron entregar ayuda por su cuenta, y advierten que este mecanismo solo es insuficiente.
Los medios y métodos de guerra de Israel están infligiendo un sufrimiento horrible e inadmisible a los palestinos de Gaza, dijo Volker Turk, alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, y condenó públicamente el uso de la ayuda alimentaria como arma de guerra y exigió una investigación exhaustiva sobre los ataques.
Los medios y métodos de guerra de Israel están infligiendo un sufrimiento horrible e inadmisible a los palestinos de Gaza, declaró Turk ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Desde octubre de 2023, la ofensiva militar israelí ha dejado casi 55.000 muertos en Gaza y ha desplazado a la inmensa mayoría de sus 2,3 millones de habitantes. El asedio y bloqueo de ayuda de los últimos tres meses provocó una crisis de hambre generalizada, reconocida por la propia ONU.
Autoridades locales y líderes globales reiteran su exigencia a Israel para que abra los cruces fronterizos y permita el ingreso sin restricciones de ayuda masiva. Organismos internacionales piden que los gobiernos presionen a Tel Aviv de forma contundente por un cese al fuego duradero, un corredor humanitario real y rendición de cuentas por las masacres cometidas.
Mientras tanto, en Gaza, buscar harina se ha convertido en un riesgo, y la población palestina sigue pagando el precio más alto por querer sobrevivir.