La crisis humanitaria en Gaza no deja de agravarse mientras militares de Israel admiten haber disparado contra palestinos que buscaban alimentos en el enclave, de acuerdo a un reciente informe del diario israelí Haaretz. El reconocimiento de estos hechos, en los que los soldados sostienen que los civiles atacados nunca representaron un peligro para las fuerzas de Tel Aviv, se da en medio de un bloqueo devastador que limita severamente la entrada de suministros básicos.
En simultáneo, y a pesar de las denuncias por crímenes de guerra y el clamor internacional ante un alto el fuego, Estados Unidos continúa suministrando armamento a Israel. Y ahora el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se prepara para reunirse en Washington con el presidente Donald Trump, quien anticipa una tregua “en algún momento” la próxima semana.
En medio quedan las vidas de los palestinos atrapados en Gaza bajo las bombas, la hambruna, el sufrimiento y la falta de acciones concretas de la comunidad internacional.
La letalidad de los centros de distribución en Gaza
De acuerdo con el informe del periódico Haaretz, los militares israelíes recibieron órdenes explícitas de disparar contra multitudes de palestinos, asediados por el hambre, que se congregaban en torno a los centros de distribución de ayuda. Algunos testimonios señalan que las instrucciones venían desde altos niveles del Comando Sur, cuyo personal reconoció que varios ataques se llevaron a cabo con fuego “impreciso e incontrolado”.
Funcionarios no identificados del Ejército confirmaron que “en el incidente más grave que involucró fuego contra civiles, entre 30 y 40 personas fueron atacadas, algunas muertas, otras heridas en diversos grados”. Las fuentes añadieron que la intención era “mantener el orden” en las zonas de distribución de alimentos.
Esta admisión se produce luego que, desde el 27 de mayo pasado, la Fundación Humanitaria de Gaza, con apoyo de Israel y Estados Unidos, comenzara a funcionar en el enclave para distribuir la ayuda humanitaria a Gaza, sin participación ni supervisión de Naciones Unidas ni de otras agencias internacionales.
En la práctica, sin embargo, las fuerzas israelíes han estado disparando contra palestinos que esperaban en fila para recibir comida, obligando a los civiles a tomar una decisión imposible: morir de hambre o arriesgarse a morir bajo las balas.
Pese al impacto letal de estas acciones, fuentes militares aseguraron que el ejército ha comenzado a aplicar “otros métodos” para controlar las aglomeraciones de civiles en busca de alimento. Sin embargo, las consecuencias de los ataques previos siguen generando consternación dentro y fuera de Israel.
“Un colapso moral”
“Un colapso total de los estándares morales del ejército israelí en Gaza”, así lo describió un soldado israelí consultado por Haaretz sobre las operaciones militares en el enclave palestino. Una frase que resume no solo el castigo colectivo impuesto a la población, sino también la descomposición ética que se vive dentro de las filas militares de Tel Aviv.
Desde el 2 de marzo, Israel mantiene cerrados casi por completo los cruces fronterizos con Gaza. Apenas unas pocas decenas de camiones de ayuda logran entrar a diario, muy por debajo de los 500 que, según organizaciones humanitarias, serían necesarios para cubrir las necesidades básicas de más de dos millones de personas atrapadas bajo asedio.
En lugar de reconocer la emergencia, funcionarios del Comando Sur del Ejército de Israel minimizaron la crisis ante Haaretz, afirmando con total descaro que “no hay hambruna” en Gaza y que “la población en general está satisfecha con el proceso de distribución de alimentos”.
Como si no bastara con el bloqueo, justificaron las fallas en la entrega de la ayuda señalando que “gran parte de los alimentos ha sido saqueada por clanes”, responsabilizando a la falta de control de Hamás sobre ciertas zonas del territorio. Y luego insistieron que el ejército “no actúa contra quienes saquean los convoyes”, porque su única obligación, alegaron, es garantizar la entrada de los cargamentos, no su distribución efectiva a la población.
Confesiones de los soldados israelíes
Ahora bien, las alarmas también se han encendido por las prácticas que revelaron soldados israelíes desplegados en Gaza. Uno de ellos describió el enclave como “una zona de matanza”, donde “entre una y cinco personas (palestinas) eran asesinadas cada día”, tratadas automáticamente como fuerzas hostiles.
El mismo soldado confesó haber utilizado armamento pesado —ametralladoras, lanzagranadas y morteros— contra civiles que simplemente buscaban comida. “Disparábamos con fuego real de todas las formas posibles. Una vez que el centro abría, dejábamos de disparar, y la gente sabía que podía acercarse. Nuestra única forma de comunicación eran las balas”, relató.
También reconoció que los disparos comenzaban al amanecer si alguien se atrevía a hacer fila a cientos de metros. “A veces atacábamos a corta distancia. No había ninguna amenaza para las fuerzas israelíes”, afirmó.
La política del hambre, el castigo colectivo y la criminalización de la supervivencia parece haberse convertido en parte estructural de la ofensiva israelí. Las declaraciones de sus propios soldados dejan lugar a pocas dudas.
EE.UU. autoriza venta de kits de bombardeo a Israel
A pesar de las crecientes denuncias de crímenes de guerra por parte de Israel en Gaza, el respaldo de Estados Unidos a su aliado de larga data no muestra signos de debilitamiento. Washington no solo mantiene su apoyo diplomático, sino que continúa suministrando armas y equipamiento militar al gobierno israelí.
En este contexto, el Departamento de Estado anunció la aprobación de una nueva venta de material bélico por un valor de 510 millones de dólares, destinada a reforzar la capacidad de ataque de Israel. La operación incluye 3.845 kits de guiado KMU-558B/B JDAM para bombas BLU-109 y 3.280 kits KMU-572 F/B JDAM para bombas MK 82, además de servicios de apoyo técnico, logístico y de ingeniería, según informó la Agencia de Cooperación en Seguridad de Defensa (DSCA, por sus siglas en inglés).
En su comunicado, la DSCA justificó la venta asegurando que esta “mejorará la capacidad de Israel para enfrentar amenazas actuales y futuras”, permitiéndole “defender sus fronteras, infraestructura vital y centros poblacionales”.
La agencia también subrayó que esta operación se alinea con los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos. “Estamos comprometidos con la seguridad de Israel. Es vital para los intereses estadounidenses ayudar a Israel a desarrollar y mantener una capacidad sólida y preparada de autodefensa”, afirmó la DSCA.
El documento añade que esta venta no “alterará el equilibrio militar básico en la región” y no requerirá el despliegue de personal adicional del gobierno estadounidense ni de contratistas en territorio israelí.
Trump anticipa una posible tregua en Gaza
El anuncio de esta nueva venta de armas se produce mientras el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anticipó este martes que espera que se alcance pronto un alto el fuego en Gaza. "Esperamos que (un alto el fuego) ocurra y estamos buscando que suceda en algún momento de la próxima semana", dijo Trump a la prensa afuera de la Casa Blanca.
También señaló que recibirá a Netanyahu la próxima semana en Washington, y que espera abordar los asuntos de Gaza e Irán. “Él vendrá aquí. Vamos a hablar de muchas cosas. Vamos a hablar del gran éxito que tuvimos en Irán… También vamos a hablar sobre Gaza”, agregó.
Sus declaraciones se dieron después de que Netanyahu confirmara que viajará la próxima semana a EE.UU. para mantener conversaciones con autoridades de ese país, incluido Trump.
El primer ministro israelí indicó que también se reunirá con el vicepresidente JD Vance, el secretario de Estado Marco Rubio, el secretario de Defensa Pete Hegseth, el enviado de Trump para Medio Oriente Steve Witkoff, y el secretario de Comercio Howard Lutnick.
“Tenemos varios asuntos que cerrar antes para alcanzar el acuerdo comercial y otros temas adicionales; reuniones con líderes del Congreso y del Senado, y reuniones de seguridad, que no detallaré aquí”, concluyó Netanyahu.
Este será el tercer viaje de Netanyahu a EE.UU. desde que el presidente republicano volvió al poder en enero.
“El incumplimiento de las resoluciones de la ONU permite crímenes de guerra de Israel”
“El precio de no hacer que quienes incumplen las resoluciones de este consejo rindan cuentas es la perpetuación de crímenes y acciones ilegales”, advirtió Majid Bamya, representante permanente adjunto de Palestina ante las Naciones Unidas este lunes, durante una sesión del Consejo de Seguridad sobre la situación en Oriente Medio.
Bamya responsabilizó al Consejo de Seguridad por permitir que Israel continúe cometiendo crímenes en Gaza. En ese sentido denunció que la falta de consecuencias por violar sistemáticamente las resoluciones que emite ese foro mantienen la impunidad en los territorios palestinos ocupados.
“Hoy es el día 632 y la masacre (en Gaza) continúa. No hay nada que justifique un genocidio. Una nación lucha por su supervivencia, enfrentando una amenaza existencial”, subrayó Bamya.
Condenó también la repetida celebración de reuniones del Consejo mientras persiste el genocidio, señalando que ya no se puede postergar la exigencia de responsabilidades a los perpetradores, el cese de la violencia y el acceso digno a la ayuda humanitaria en Gaza.
“Hay algo insoportable y, sinceramente, un poco humillante en tener que proclamar una y otra vez que somos parte de la humanidad y que debemos ser tratados como seres humanos”, expresó.
El diplomático recordó que la condena internacional contra los asentamientos israelíes, vigente desde hace décadas, no ha frenado su expansión debido a la falta de responsabilidad y acción efectiva.
Y añadió que los palestinos “no nacieron para vivir bajo ocupación extranjera ni para soportar, una y otra vez, la muerte y la destrucción, el desplazamiento y el despojo”.
“Debería haber consenso contra estas opciones criminales”, lamentó, “pero cuando se trata del pueblo palestino... tenemos la experiencia de ver cómo, en nuestro caso, hay quienes justifican lo injustificable”.
Finalmente, Bamya abogó por una solución política basada en un Estado palestino independiente y soberano, con Jerusalén Este como su capital, que conviva en paz y seguridad junto a Israel.
Pidió que la ayuda humanitaria se entregue con dignidad y no se utilice como “un medio para desplazar por la fuerza, arrinconar, desesperar y humillar aún más” a la población palestina.
“Pedimos ser tratados como seres humanos. No es demasiado pedir”, concluyó.
Israel continúa sus ataques en el enclave de Gaza
La ofensiva brutal del ejército israelí, que incluye ataques contra los civiles que buscan ayuda humanitaria en el territorio palestino, continúa sin detenerse.
Desde primeras horas de este martes, al menos 38 palestinos han muerto y decenas han resultado heridos en una serie de ataques aéreos y bombardeos de artillería israelíes contra múltiples zonas de Gaza, según informaron fuentes médicas.
Además, las fuentes reportaron una destrucción generalizada de edificios residenciales y viviendas, mientras los equipos de emergencia continuaban sus esfuerzos por rescatar a las víctimas y prestar asistencia médica en condiciones humanitarias cada vez más graves.
Rechazando los llamados internacionales a un alto el fuego, el ejército israelí ha mantenido una ofensiva brutal contra Gaza desde el 7 de octubre de 2023, matando más de 56.000 palestinos, en su mayoría mujeres y niños.
En noviembre pasado, la Corte Penal Internacional emitió órdenes de arresto contra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y su exministro de Defensa Yoav Gallant, por crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad en Gaza.
Israel también enfrenta un caso por genocidio ante la Corte Internacional de Justicia por su ofensiva en el enclave.