Washington, D.C. — La detención en Estados Unidos de Mahmud Jalil, Rumeysa Ozturk, Badar Jan Suri y otros, sumada a la reanudación del genocidio en Gaza, marcó para muchos un punto de inflexión para reactivar el movimiento pro-Palestina, mantener viva la causa y enfrentar la implacable represión del presidente Donald Trump contra las voces solidarias con los palestinos.
Así lo expresó una manifestante durante la que probablemente fue la mayor protesta pro-Palestina en Estados Unidos desde el regreso de Trump a la Casa Blanca. La marcha comenzó justo frente al Congreso en la ciudad de Washington y concluyó en las puertas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés).
“Cuando decimos que todos somos palestinos, no lo decimos a la ligera. Cuando atacan a uno de nosotros, nos están atacando a todos”, dijo la manifestante a TRT World, pidiendo el anonimato por razones de seguridad. “Lo mismo pasa con la represión a los estudiantes, y la detención y luego deportación de Mahmud Jalil y Rumeysa. Esto lo que realmente hace es fortalecer el movimiento”, completó.
En ese sentido, la manifestante advirtió que el Gobierno de Trump no se limitará a perseguir el activismo pro-Palestina, sino que también apuntará contra otros sectores del país que no se alineen con su discurso.
Debido a la mano dura de Trump contra el activismo en favor de Palestina, la mayoría de los manifestantes optaron por mantenerse anónimos, como medida de precaución.
“Da un poco de miedo salir a protestar, pero pensé que no es nada comparado con lo que vive cada día la gente en Gaza”, comentó Jessica, otra manifestante, a TRT World.
¿Una estrategia para desviar la atención del genocidio en Gaza?
Otra participante, identificada como L.P., afirmó que la administración de Trump no se detendrá con los palestinos y que todo forma parte de una estrategia para desviar la atención del genocidio en Gaza.
“Ellos (el Gobierno de Trump) no van a parar con los palestinos ni con los inmigrantes. Esto ya lo hemos visto antes”, dijo L.P. a TRT World. “Busca distraernos del genocidio que enfrenta el pueblo de Gaza, y también de cómo nos arrebatan derechos a los inmigrantes en Estados Unidos”, insistió.
L.P. advirtió que la detención de Jalil y de otros estudiantes responde a un patrón que continuará si no se le pone fin.
“Esto ya pasaba antes de Mahmud, y se venía haciendo con otros estudiantes. Creo que van a seguir, y no van a parar hasta que como pueblo logremos reunir la fuerza suficiente para hacerles frente. Hasta que no sientan miedo, no se detendrán”, insistió L.P.
“Cuando empiezan a concedernos pequeñas victorias, sabemos que están asustados. Pero necesitamos victorias reales y concretas”.
Las manifestantes que hablaron con TRT Español fueron parte de las miles de personas que se unieron a la llamada “Marcha por Palestina”, la cual exigió un embargo de armas a Israel, un alto el fuego permanente en Gaza y la liberación de los estudiantes detenidos por criticar a Israel.
Durante la protesta, se colocaron sobre la calle una multitud de zapatos de niños como homenaje a los 17.000 menores asesinados por Israel durante sus brutal ofensiva en Gaza.
Un “mensaje escalofriante contra la libertad de expresión”
La marcha fue respaldada y organizada en conjunto por cerca de 300 grupos de derechos humanos, sindicatos, organizaciones pacifistas, colectivos de mujeres y asociaciones musulmanas.
Uno de los principales promotores, el Consejo de Organizaciones Musulmanas de EE.UU. (USCMO, por sus siglas en inglés), explicó que el objetivo de la marcha era enviar un mensaje claro a Trump y a su administración: no permitirán que los repriman a ellos ni a las voces que apoyan la causa palestina.
“La marcha subraya que la libertad de expresión y la protesta pacífica son derechos y valores fundamentales en Estados Unidos, que deben protegerse y no criminalizarse”, declaró Oussama Yammal, secretario general del USCMO, a TRT World. “También denuncia políticas que se perciben como autoritarias, y deja claro que, mientras estos derechos se vean amenazados, la ciudadanía no se quedará de brazos cruzados”.
Yammal también alertó sobre el riesgo de que esta represión se extienda más allá del activismo pro-Palestina, afectando otras luchas sociales como el cambio climático o los derechos laborales.
“Las detenciones de Mahmud Jalil, Rumeysa Ozturk y Badar Jan Suri parecen tener un efecto amedrentador sobre la libertad de expresión, en especial hacia quienes muestran solidaridad con Palestina. Esto podría sentar un precedente peligroso: que las voces disidentes en temas como el cambio climático, los derechos de los trabajadores o la justicia racial también sean blanco de represión,” señaló.
“Si no se pone freno a esta situación, estas acciones pueden socavar gravemente las libertades democráticas y empujar al país hacia un régimen autoritario”, concluyó Yammal. “La vigilancia ciudadana y los recursos legales serán fundamentales para frenar esta tendencia”.
Otro miembro de una de las organizaciones convocantes, CODEPINK, aseguró a TRT World que las personas conscientes no se dejarán silenciar por los intentos de Trump mientras continúe el genocidio en Gaza.
“A pesar de los esfuerzos por callar las voces pro-Palestina y las que denuncian el genocidio, estudiantes, trabajadores, docentes, artistas, activistas, personal de salud, del ámbito tecnológico y personas con conciencia en todo el mundo no retrocederán frente a la represión ni la intimidación, y seguirán alzando la voz mientras Gaza siga siendo atacada”, declaró Melissa Garriga, encargada de comunicaciones y relaciones con medios de CODEPINK, a TRT World.
“No nos hacemos ilusiones de que Trump vaya a escucharnos; pero creemos en el poder de no guardar silencio”, añadió Garriga. “Al salir a las calles masivamente, demostramos que no nos dejaremos silenciar ni tenemos miedo. Es una señal clara de que las tácticas represivas de esta administración no funcionarán. No pueden deportar ni difamar hasta hacer desaparecer el movimiento pro-Palestina. Este movimiento llegó para quedarse”.
Garriga también advirtió, al igual que Yammal, que la represión impulsada por Trump ya afecta a quienes no comulgan con sus políticas.
“Vemos cómo deportan a personas a El Salvador simplemente por llevar un tatuaje. La semana pasada, un profesor titular chino-estadounidense de la Universidad de Indiana fue deportado sin causa ni vínculo alguno con el activismo pro-Palestina”, denunció.
“El reciente fallo judicial contra la organización ecologista Greenpeace, a favor del proyecto Dakota Access, no solo buscaba aplastarlos con una multa injusta de 660 millones de dólares, sino también enviar un mensaje contundente a todas las organizaciones: si no piensan como nosotros, vamos a ir por ustedes”, alertó Garriga. “Todo esto representa una disolución total de la democracia y la libertad de expresión, algo que pone en riesgo a toda la sociedad”, completó.
Ashik Siddique, copresidente de Socialistas Democráticos de Estados Unidos—también uno de los organizadores de la marcha— dijo a TRT World que la detención de Jalil, Ozturk, Suri demuestra que el Gobierno de Trump está dispuesto a violar derechos constitucionales con tal de castigar a sus opositores.
“Esto representa un paso preocupante hacia el autoritarismo y una violación directa de la democracia en Estados Unidos,” afirmó Siddique a TRT World.
También subrayó que las autoridades actúan con un nivel de abuso inaceptable, utilizando como chivos expiatorios a inmigrantes, especialmente palestinos y musulmanes, para distraer de sus verdaderos objetivos: desmantelar el gasto público y reducir la plantilla del gobierno federal.
Genocidio en Gaza, represión en EE.UU.
La marcha tuvo lugar en un contexto de fuerte represión por parte de Gobierno de Trump hacia las voces pro-Palestina que protestan contra el genocidio de Israel en Gaza.
El pasado 8 de marzo, las autoridades arrestaron a Mahmud Jalil, quien había liderado las protestas pro-Palestina en la Universidad de Columbia durante la primavera del año pasado. Trump celebró su arresto y declaró que era “el primero de muchos”.
Sin presentar pruebas, Trump lo acusó de apoyar al grupo de resistencia palestino Hamás. Sin embargo, Jalil ha negado rotundamente cualquier vínculo.
Pocos días después fue detenido otro estudiante pro-Palestina: Badar Jan Suri, investigador indio en la Universidad de Georgetown. Según su abogado, la detención estuvo motivada por la identidad palestina de su esposa.
Tras la detención de Suri, las autoridades fueron tras otro estudiante pro-Palestina, Momodou Taal, a quien le exigieron que se entregara voluntariamente.
El 25 de marzo, Yunseo Chung, estudiante de Columbia, anunció que demandó a la administración Trump para frenar su deportación de Estados Unidos, motivada por su participación en una protesta pro-Palestina el año anterior.
Ese mismo día, Rumeysa Ozturk, estudiante turca de doctorado en la Universidad de Tufts, fue secuestrada a plena luz del día por agentes estadounidenses por haber criticado públicamente el genocidio israelí en Gaza.
Trump también dirigió sus ataques hacia las universidades estadounidenses que han permitido protestas pro-Palestina en sus campus.
Comenzó con Columbia, lo que desencadenó una oleada de manifestaciones en centros universitarios de todo el país. Como represalia, canceló 400 millones de dólares en fondos federales destinados a la universidad. Finalmente, Columbia cedió ante la presión y anunció una reforma completa de sus políticas sobre protestas estudiantiles.
Luego fue el turno de Harvard, donde el gobierno federal lanzó una investigación por presunto antisemitismo y amenazó con retirar 9.000 millones de dólares en financiamiento público.
En un intento por distanciarse de las voces pro-Palestina y acusaciones de parcialidad, la universidad reaccionó despidiendo a los directores del Centro de Estudios de Oriente Medio.
Mientras tanto, según informes, en la sitiada Gaza, las fuerzas israelíes han asesinado a unos 50.600 palestinos –aunque la cifra podría ascender a 62.000– en su mayoría mujeres y niños, desde el 7 de octubre de 2023 que inició su ofensiva genocida.
Durante esta masacre, Israel ha desplazado a casi toda la población del enclave y lo ha mantenido bajo un cerco total, impidiendo la entrada de productos esenciales como alimentos, agua, medicinas y ayuda humanitaria de emergencia.
Aferrarse a la esperanza
Aunque la mayoría de los manifestantes en EE.UU. se mostraron indignados y expresaron su rechazo ante la reanudación del genocidio israelí en Gaza, otros insistieron en la importancia de no bajar los brazos.
“Es fundamental que la gente mantenga la esperanza”, dijo a TRT World una manifestante que se identificó como V. “Tenemos que volcar todo lo que podamos en nuestras comunidades y en las personas que amamos. Necesitamos abrazarnos fuerte los unos a los otros”, añadió. “Es la única forma en la que vamos a superar esto y lograr un cambio verdadero”.
L.P. consideró que la lucha del pueblo palestino y la lucha afroestadounidense están “entrelazadas”. Y recordó cómo los palestinos apoyaron a la comunidad afroestadounidense durante su propia resistencia.
“No se trata de una causa aislada o de una comunidad específica”, dijo L.P con lágrimas en los ojos. “Se trata de lograr la liberación de todos nosotros”.