Ciudad de México — Mientras la ofensiva israelí arrasa Gaza y deja una estela de muerte y destrucción, en México, voces de distintos sectores han comenzado a alzarse con fuerza en su contra. Estudiantes, activistas y ciudadanos comprometidos han encontrado en la causa palestina un espejo de otras luchas y, desde este lado del mundo, han decidido no guardar silencio.
Para Mario, quien prefiere no revelar su apellido por temor a represalias, la necesidad de alzar la voz contra la ocupación israelí de Palestina no es algo nuevo. Comenzó a los 12 años influenciado por su familia de orígen libanés y palestino, y se intensificó a los 16 años cuando vio un documental sobre unos jóvenes palestinos asesinados. La imagen de unos individuos tan similares, lo hizo darse cuenta de que podría ser él quien viviera esa situación. "No había manera de no tomarme ese conflicto como algo personal", asegura convencido este joven de 22 años, originario de Nuevo León, en el norte de México.
Fue después de que empezara la más reciente ofensiva israelí en Gaza, en octubre de 2023, que su activismo alcanzó nuevas dimensiones. Mario entonces comenzó a manifestarse contra la ocupación israelí, impulsado por la necesidad de amplificar la voz del pueblo palestino y denunciar la injusticia. No está solo.
Presionando universidades para evitar que sean cómplices del genocidio
Las protestas universitarias que estallaron en 2023 en Estados Unidos y se expandieron en 2024 también llegaron a México. En mayo del año pasado, estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) crearon un campamento, exigiendo un alto al genocidio en Gaza y el corte de relaciones diplomáticas entre México e Israel. La UNAM, en respuesta, expresó su apoyo a la causa palestina, pidió un alto al fuego inmediato y se comprometió a revisar sus acuerdos con universidades israelíes que se opusieran a la paz.

Unas semanas antes, en abril de 2024, en el Instituto Tecnológico de Monterrey, estudiantes, profesores y profesionales se unieron para formar la Comisión de Vinculación de Palestina denominada Tec X Palestina, buscando evitar que su universidad se convirtiera en cómplice del genocidio en Gaza. Sin embargo, la respuesta de la institución no fue la que esperaban.
El colectivo presentó un pliego petitorio exigiendo, entre otras cosas, la ruptura inmediata de convenios con universidades israelíes, la protección de estudiantes y profesores solidarios con la causa palestina, y la cancelación de relaciones comerciales y académicas con empresas que colaboran con Israel. Especialmente apuntaron a Cemex, involucrada en la construcción del muro y las colonias ilegales israelíes en territorios palestinos.
Sara, otra integrante de Tec X Palestina que ha cambiado su nombre por cuestiones de seguridad, explica que después de la entrega del pliego petitorio el 3 de junio de 2024, lo único que la universidad ha mencionado es su disposición para “discutir las condiciones para dialogar”. Para ella, esto es lamentable. “Lo que es necesario es actuar. Después de esa comunicación, no ha habido más que silencio”, afirma la profesionista de Nuevo León.
TRT Español contactó al departamento de relaciones públicas del Tecnológico de Monterrey para preguntar sobre la falta de diálogo con el colectivo estudiantil, que ya reúne más de 2000 firmas que apoyan su causa, pero no obtuvo respuesta.
Además de seguir colaborando con organizaciones propalestinas y participando en manifestaciones para informar sobre la realidad en Gaza, Mario y Sara aseguran que pronto llevarán a cabo nuevas acciones para dar visibilidad a su causa y presionar a la universidad, aunque los detalles son confidenciales. “Estamos comprometidos y vamos a lograr que nuestras voces sean escuchadas”, comenta Mario.
Promoviendo boicot, desinversiones y sanciones contra Israel
Desde que era estudiante, Ana Rosa Moreno sintió el deber de acompañar la lucha del pueblo palestino, especialmente después de descubrir, durante sus estudios de Relaciones Internacionales, que la historia no era la que le habían enseñado. Lejos de ser un enfrentamiento entre actores con igual poder, esta licenciada de 36 años, que reside en Ciudad de México, se dio cuenta de la profunda desigualdad en el terreno y el sufrimiento que enfrentaba Palestina ante los abusos de Israel.
Lo que realmente la motivó a involucrarse de lleno fue la conexión con México. "Nuestro país también fue colonizado, vivió una limpieza étnica y enfrenta una represión social al igual que Palestina", explica Ana, destacando las similitudes entre las violaciones a los derechos humanos en ambos contextos.
También identificó cómo empresas que financian la ocupación israelí están involucradas en la explotación de recursos naturales en México, como el agua. Incluso, se percató de que las armas israelíes encuentran siempre su camino a manos de actores violentos dentro de México. "La liberación del pueblo palestino supone la liberación de otros pueblos en el mundo. Nuestras luchas están profundamente interconectadas", manifesta.
Desde 2014, Ana Rosa y una decena de estudiantes fundaron la representación del movimiento internacional Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) en México, tras reconocer la necesidad de buscar formas más efectivas de apoyar a Palestina. Esta iniciativa, que establece alianzas con otros movimientos sociales, tiene como objetivos el fin de la ocupación israelí, el desmantelamiento del muro, el respeto al derecho al retorno de los palestinos y el fin del genocidio en Gaza.
Para lograrlo, BDS México elabora y difunde listas que apoyan el régimen israelí para promover boicots en su contra y exigir desinversiones y sanciones para las mismas. Entre esas empresas figuran Booking, Google, McDonald's, Expedia, Airbnb y Amazon.
Además, organizan actividades como la venta de mercancía solidaria y la realización de talleres y conversatorios para visibilizar la situación en Gaza y generar empatía. También brindan apoyo legal y económico a familias palestinas afectadas por la ocupación.
Con un equipo pequeño pero sólido, BDS México fortalece su mensaje a través de redes sociales y alianzas con otros movimientos de lucha. "El régimen de ocupación sigue vigente mientras exista el muro, mientras haya ocupación, y mientras se le siga negando el derecho al retorno de los palestinos. Mientras esto persista, seguiremos luchando", asevera Ana Rosa.
Difundiendo la realidad del pueblo palestino
La ocupación de Palestina ha marcado profundamente a Mar Mendoza, creadora de contenido que reside en la Ciudad de México. Ella ve allí un claro patrón de opresión que se repite en otras partes del mundo. Este vínculo le despertó una profunda indignación y un firme compromiso: utilizar su voz y sus redes sociales para denunciar lo que ocurre en Gaza.
Tras los acontecimientos del 7 de octubre de 2023, Mar comenzó a documentar lo que sucedía en Palestina, enfrentando una ola de desinformación, discursos islamófobos y acusaciones infundadas contra el pueblo palestino.
“Había opiniones muy divididas. Gente diciendo sin argumentos que los palestinos eran terroristas y que ellos se lo buscaron”, recuerda molesta la activista de 34 años. En los primeros tres meses perdió cerca de 30.000 seguidores y experimentó bloqueos constantes en Instagram por su discurso, pero no se detuvo.
Con el paso del tiempo su activismo se transformó y comenzó a realizar otras actividades para apoyar al pueblo palestino. Rifó una cámara para recaudar fondos, organizó un evento para llevar agua a Gaza y promovió campañas de donación como la de la familia Abed, que logró salir de Gaza para vivir en México como refugiados tras una larga odisea legal.
Para Mar, las tibias respuestas políticas ante la masacre en Palestina son inaceptables. “Es necesario entender que la resistencia palestina representa también la de todos los pueblos del mundo que defienden la vida frente a la ocupación y el despojo”, afirma. “El pensamiento individualista debe quedar atrás”.
Según la activista mexicana, ya no se puede seguir pensando que lo que ocurre lejos no afecta, pues en situaciones de opresión como la de Gaza, todos estamos conectados. “La clave está en transformar ese dolor en una motivación para luchar y actuar en solidaridad”, reflexiona. “Ninguna acción es pequeña, en todas hay esperanza, y la mayor revolución es sostener esa esperanza aún cuando todo atenta para que la perdamos”.