"El mapa mundial no cambiará si toda la gente de Gaza desaparece. Nadie sentirá vuestra ausencia y nadie preguntará por vosotros".
Este escalofriante mensaje cayó en Gaza en forma de panfletos lanzados por un dron israelí, mientras los ataques mortales en el norte empujaban a miles de palestinos hacia el sur, donde la seguridad está lejos de estar garantizada.
En la parte superior de la página, aparecen imágenes de Netanyahu y un Trump con el dedo en alto, como si estuviera leyendo en voz alta la amenazante advertencia que sigue debajo.
"Os han dejado solos para enfrentar vuestro destino inevitable," dice el panfleto.
"Ni América ni Europa se preocupan por Gaza, ni siquiera los países árabes, que ahora son nuestros aliados, nos proporcionan dinero, petróleo y armas mientras os envían solo mortajas para vuestros muertos".
El panfleto, aunque negado por Israel, sigue la línea de mensajes similares enviados anteriormente, al menos desde febrero, el mes en que Trump reveló su controvertido plan para que Estados Unidos "se haga cargo" y "posea" el enclave palestino.
Incluye un último llamado a quienes estén dispuestos a colaborar con el gobierno israelí a medida que el plan de Trump para desplazar a la población de Gaza avanza: "lo que os impondrá un desplazamiento forzado, lo aceptéis o no."
"A cambio, debéis aceptar cooperar con nosotros, y no dudaremos ni un momento en brindar ayuda".
"Salida voluntaria" de una ofensiva genocida
Las amenazas de “cooperar o morir”, ya sea a través de panfletos o de bombardeos letales, coinciden con el anuncio de una nueva y sospechosa agencia por parte de las autoridades israelíes.
El 22 de marzo de 2025, el Gabinete de Seguridad de Israel aprobó la creación de una dirección dentro del Ministerio de Defensa para facilitar lo que denominaron la "salida voluntaria" de palestinos de Gaza hacia terceros países.
Esta dirección afirma que atenderá a quienes "expresen interés" en salir voluntariamente, prometiendo preparar su "paso seguro y controlado".
El anuncio llega en medio del bloqueo a la ayuda humanitaria, continuos bombardeos y un empeoramiento de las condiciones en el enclave asediado, donde el número de muertos ha superado los 50.000 desde el 7 de octubre de 2023. La violación israelí de una frágil tregua solo ha agravado la situación.
La medida ha generado una fuerte condena, con Jordania describiéndola como "el desplazamiento forzado de palestinos de su tierra ocupada", Egipto desestimándola como "infundada", y organizaciones de derechos humanos expresando su firme oposición.
"La decisión de establecer una administración para facilitar la ‘salida voluntaria’ de palestinos de Gaza es una mancha imborrable para Israel", escribió en X el grupo israelí Peace Now.
"Cuando la vida en un lugar se vuelve imposible debido a los bombardeos y el asedio, no hay nada de ‘voluntario’ en la partida de las personas".
Una estrategia no tan nueva
No es la primera vez que Israel intenta legitimar el desplazamiento forzado de palestinos mediante la manipulación del lenguaje legal.
De hecho, esta estrategia tiene sus raíces en 1948, cuando se creó Israel, y los palestinos también fueron bombardeados con panfletos amenazantes para forzar su expulsión.
En aquel entonces, en lo que se conoce como la Nakba, 750.000 palestinos fueron expulsados de sus hogares, dejando atrás la tierra donde constituían casi dos tercios de la población.
Posteriores marcos legales, como la Ley de Propiedad de Ausentes de 1950, redefinieron a estos refugiados como "ausentes" que, supuestamente, habían elegido irse, privándolos así de su derecho al retorno.
Israel presentó esto como una respuesta legal a la guerra y al abandono, argumentando que los ausentes perdieron sus derechos al marcharse.
Los 750.000 palestinos expulsados durante la Nakba se convirtieron en refugiados apátridas, formando la base de la actual crisis de refugiados palestinos, con millones viviendo hoy en campos de la UNRWA en todo Oriente Medio.