Entre las bombas y las muertes, este campamento educativo es una luz de esperanza en Gaza
GENOCIDIO EN GAZA
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Entre las bombas y las muertes, este campamento educativo es una luz de esperanza en GazaCon más del 90% de las escuelas de Gaza destruidas por ataques israelíes, la tienda Al-Jawad, un campamento educativo impulsado por Hadeel Algharbawi, ofrece a niños desplazados un espacio para aprender y, sobre todo, para sanar heridas psicológicas.
El campamento educativo de Gaza resiste, ofreciendo aprendizaje y fuerza a los niños. Foto: Hadeel Algharbawi / TRT Español
hace 6 horas

La periodista y activista comunitaria palestina Hadeel Alaa Algharbawi ha vivido en carne propia la pérdida más desgarradora: su hija Mira, de cinco años, murió en Jan Yunis, en Gaza. Pero lejos de rendirse, Hadeel convirtió la tragedia en fortaleza.

“Fue motivador para mí cuidar y apoyar a los niños durante operaciones militares israelíes que matan sin piedad a menores inocentes”, relata Hadeel a TRT Español. 

Para los niños palestinos desplazados, que buscan un respiro del genocidio de Israel en Gaza, Hadeel puso en marcha el campamento Al-Jawad el 18 de julio de 2024. Es un espacio dedicado al aprendizaje y a la recuperación emocional, en medio de unas condiciones extremas que han dejado secuelas en miles de menores. El campamento acoge a 60 niños de entre 9 y 11 años, y cada trimestre da la bienvenida a un nuevo grupo.

Junto a otros cuatro docentes, Hadeel imparte las asignaturas básicas —árabe, inglés y matemáticas—, al tiempo que se encarga de la gestión del campamento y de la coordinación de las distintas actividades.

No obstante, más allá de la enseñanza académica, el verdadero reto consiste en abordar las profundas heridas emocionales que arrastran estos pequeños.

Ubada al-Lubban, de ocho años, sentado en un rincón de la tienda, tiene el rostro marcado por la tristeza y una ausencia que le pesa: su padre lleva detenido por las fuerzas israelíes desde que comenzó el genocidio.

“Cuando termina de dibujar, se le llenan los ojos de lágrimas”, cuenta Hadeel desde el campamento Al-Jawad, actualmente instalado en Hay Al-Nasr, en el oeste de Gaza. “La pérdida de su padre le duele mucho”.

Salem Azzam, de siete años y vestido con ropa desgastada, intenta concentrarse en clase mientras carga con la pérdida de su madre, fallecida en los primeros días de la brutal ofensiva israelí.

Hadeel observa que, como tantos otros niños, la tristeza y el hambre se roban su infancia. 

"Estamos trabajando para que tanto Salem como su padre, que también sufre enormemente, empiecen a sentir que pertenecen a este nuevo espacio", explica Hadeel.

En otro rincón, Tolin Abd Alaal, también de siete años, perdió los dedos bajo los escombros de la casa de su abuelo. “A pesar de todo, Tolin muestra mucha alegría. Algo que tiene que ver con el deseo de los niños de volver a una vida normal, y eso es precisamente lo que intentamos conseguir en este campamento”, afirma Hadeel.

Estos tres niños, junto a decenas más de primaria, desde primero hasta sexto curso, han encontrado un motivo para sonreír dentro de esta carpa educativa. A pesar del trauma que arrastran fruto de la ofensiva genocida emprendida por Israel, que desde octubre de 2023 ha acabado con la vida de más de 56.000 palestinos.

De una tienda mínima a un centro educativo

El campamento Al-Jawad nació como una respuesta de Hadeel ante una realidad que la impactó: cada vez veía a más niños haciendo fila para conseguir agua y comida en lugar de estar en clase. Lo que empezó siendo una simple tienda con recursos mínimos se ha convertido en una de las primeras iniciativas educativas en Gaza desde que comenzó la ofensiva.

“Quería ayudarles en todo lo que estuviera en mis manos, darles clases gratuitas y garantizar que pudieran seguir aprendiendo, ya que se les ha negado su derecho a la educación”, explica Hadeel. “También vi necesario apoyarles emocionalmente, porque muchos están en un estado psicológico muy frágil”.

Hadeel describe su relación con los niños como “muy estrecha y basada en el respeto mutuo”. “Me ven como una hermana mayor o una amiga cercana, y me cuentan sus problemas con total confianza. Muchas veces intervengo para mediar con sus familias y darles una mano”, añade.

Esa confianza se hace palpable cuando los niños le abren su corazón: comparten el dolor por la pérdida de sus familiares, la angustia de ver sus casas destruidas y las dificultades cotidianas de vivir en una tienda de campaña.

Hadeel cuenta cómo, a pesar de todo, los pequeños le repiten una y otra vez su deseo de aferrarse a este pequeño refugio de esperanza: “Queremos que la escuela siga y poder quedarnos en ella”, le cuentan. 

Lecciones que dan consuelo 

Antes de octubre de 2023, la vida de Hadeel en Saftawi, en el norte de Gaza, estaba llena de calidez, seguridad y estabilidad.


“Salía una vez por semana y pasaba un día estupendo en un restaurante o en la playa de Gaza. Teníamos agua potable, comida sana y el transporte era fácil”, recuerda. Ahora, sin embargo, moverse por la ciudad es complicado: el transporte se hace en carretas tiradas por animales. “Toda la ciudad está destruida y no hay nada agradable a la vista”.

Aun así, en medio de la destrucción, ha conseguido crear algo hermoso: un espacio donde los niños pueden “aprender, sanar y recuperar la esperanza”.

Para ella, las materias académicas tradicionales no bastaban para atender el sufrimiento que arrastran los niños. Por eso, amplió el programa para incluir actividades como dibujo, coloreado, apoyo psicológico y deportes como carreras o yoga.

Hadeel es consciente de que sus alumnos no solo enfrentan un trauma emocional profundo, sino uno que requiere programas especializados. Aun así, considera que lo que están haciendo es un primer paso fundamental.

“Lo que más me alegra es verles llegar contentos”, dice Hadeel con una sonrisa. “Esperan con ilusión las clases y el apoyo psicológico que les ofrecemos”.

Israel destruyó el 95,4% de las escuelas en Gaza

La carpa educativa funciona en un entorno devastado, donde las fuerzas israelíes han destruido casi todas las escuelas, y la mayoría de las que aún quedan en pie se han convertido en refugios para personas desplazadas.

La magnitud de esta destrucción se refleja claramente en el ataque a la escuela Fahmi al-Jarjawi, a finales de mayo. Un bombardeo israelí contra estas instalaciones, que servían de refugio a varias familias, causó la muerte de al menos 36 personas, entre ellas 18 niños y seis mujeres, e hirió a otras 55.

Este incidente representa sólo un ejemplo de lo que las organizaciones humanitarias han denominado “escolasticidio”, la destrucción sistemática de la educación mediante el asesinato o la detención selectivos de profesores, estudiantes y personal educativo, combinado con la destrucción deliberada de la infraestructura educativa.

Según el Servicio de Satélites de las Naciones Unidas (UNOSAT) el 95,4% de las escuelas de Gaza han sufrido daños desde el comienzo del genocidio. De las 564 escuelas del enclave, 501 necesitarán una reconstrucción completa o importantes obras de rehabilitación para volver a funcionar.

Esperanza, cuando todo lo demás parece perdido

Los obstáculos a los que se enfrenta Hadeel son enormes. Tiene que lidiar con el elevado costo y la escasez tanto de materiales educativos como de bienes básicos, además del precio desorbitado de las impresiones y la creciente propagación del hambre y la desnutrición infantil.

El desplazamiento constante, y la falta de estabilidad y seguridad añaden aún más dificultades.

El campamento ha tenido que trasladarse 20 veces debido a los bombardeos y ataques israelíes en Gaza. Comenzó en la aldea de Zawayda, en el centro del enclave, luego pasó por Deir al-Balah y finalmente regresó a la Ciudad de Gaza ante la continuidad de las masacres.

Aunque Hadeel ha recibido apoyo y donaciones del exterior, no es suficiente. Sigue buscando colaboración con instituciones que puedan ofrecer la ayuda necesaria mediante coordinación internacional.

"Pero lo más importante es que la guerra cese cuanto antes. Después hay que centrarse en el tratamiento del trauma psicológico de los niños, la reconstrucción de sus hogares y escuelas, y la garantía de su futuro", cuenta ella. "Hasta entonces, el campamento de Al-Jawad continúa ofreciendo lo que puede: un espacio seguro, educación gratuita y el don irremplazable de la esperanza en medio de una adversidad inimaginable".

FUENTE:TRT Español
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