TÜRKİYE
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En un mundo sacudido por la crisis, Türkiye emerge como un actor clave para la estabilidad
Ankara afianza su rol como mediador confiable y reconocido. Desde África hasta Ucrania y los Balcanes, su influencia se expande y fortalece.
En un mundo sacudido por la crisis, Türkiye emerge como un actor clave para la estabilidad
Türkiye ha construido una red de influencia que rara vez ha sido tan extensa, tanto geográfica como temáticamente, en la historia. / Reuters
4 de junio de 2025

En los últimos años, es cada vez más evidente que el orden internacional atraviesa una profunda transformación.

Los roles tradicionales de los Estados, las instituciones internacionales y las alianzas existentes son cada vez más cuestionados, mientras que las reglas y normas que durante décadas moldearon la dinámica de las relaciones globales pierden progresivamente su fuerza.

Los vacíos geopolíticos dejados por la retirada de antiguos centros de poder abren espacio a nuevos actores cuya ascensión no se basa necesariamente en la fuerza, sino en su capacidad de adaptación, coherencia estratégica y arraigo regional.

El regreso de Donald Trump a la escena política global, así como su enfoque impredecible de la política exterior estadounidense, son quizás los síntomas más llamativos de este proceso más amplio.

En un entorno internacional tan fluido y a menudo contradictorio, los Estados que logran proyectar estabilidad, e incluso neutralidad, adquieren un nuevo tipo de relevancia geopolítica.

Durante las semanas de intensos debates sobre la viabilidad y los fundamentos conceptuales de unas eventuales negociaciones de paz entre Ucrania y Rusia, la opinión pública mundial ha sido testigo de los constantes ajustes y cambios en un proceso caracterizado por su extrema sensibilidad.

Aunque el segundo mandato de Trump ha influido significativamente en la dinámica de las conversaciones, el establecimiento de un alto el fuego incondicional y amplio sigue siendo un objetivo difícil de alcanzar a corto plazo.

El acuerdo sobre los puntos esenciales de un posible pacto de paz es aún menos seguro.

En este contexto, la cuestión del lugar donde se llevarían a cabo las negociaciones —como espacio donde al menos las partes en conflicto reconozcan su desacuerdo— surge como uno de los aspectos clave de este complejo proceso.

El silencioso ascenso de Türkiye como mediador confiable

Aunque a primera vista la elección de la sede para unas negociaciones pueda parecer una cuestión técnica, en realidad encierra profundas implicaciones políticas, refleja el contexto geoestratégico global y conlleva un cierto grado de prestigio internacional.

Uno de los países que, aprovechando el foco internacional, intentó proyectar su neutralidad y autoridad moral como base para un eventual papel mediador fue el Vaticano.

La elección de un nuevo líder de la Iglesia católica situó al Estado más pequeño del mundo en el centro de la atención mediática global, y la ceremonia, que se prolongó durante varios días, ofreció al Vaticano la oportunidad de lanzar un mensaje de paz desde los titulares internacionales y presentarse como una plataforma ideal para resolver conflictos de alcance global.

Sin embargo, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, consideró que resultaría “inapropiado” que dos países de tradición ortodoxa discutan sobre Ucrania en una “plataforma católica”, excluyendo así al Vaticano del grupo de posibles anfitriones serios.

Arabia Saudí logró un éxito algo mayor, convirtiéndose simbólicamente en el segundo destino oficial del presidente estadounidense tras su visita al Vaticano.

En marzo de 2025, delegaciones de Rusia y Ucrania mantuvieron encuentros por separado con negociadores estadounidenses en Riad, donde se establecieron los primeros contactos indirectos tras varios meses de estancamiento.

Aunque este fue un logro diplomático relevante para Arabia Saudí, el modelo de comunicación resultó efímero e insuficiente para avanzar hacia negociaciones más estructuradas entre Moscú y Kiev.

No fue sino hasta mayo, más de tres años después de los primeros contactos directos, que Estambul logró consolidarse como la única sede con capacidad real para reunir a las partes enfrentadas en una misma mesa de negociación.

La elección de Estambul, Türkiye, para acoger un evento de tal magnitud no fue una sorpresa, sino más bien un desenlace lógico y esperado.

Desde el inicio del conflicto en Ucrania, Türkiye se perfiló como el único punto permanente en la lista de posibles sedes que ambas partes estaban dispuestas a considerar —un papel que reafirmó al organizar una segunda ronda de conversaciones a comienzos de junio.

Por lo tanto, este caso no se trató de una jugada oportunista ni de un aprovechamiento coyuntural, sino del resultado de un proceso de reposicionamiento estratégico sostenido a lo largo del tiempo.

Este camino no estuvo exento de desafíos, especialmente considerando que Türkiye se apoya en principios firmemente definidos, que a menudo limitan el margen para una diplomacia clásica más flexible.

Paradójicamente, fue precisamente esa coherencia lo que se convirtió en su principal fuente de credibilidad y en la razón por la cual incluso las partes enfrentadas estuvieran dispuestas a confiar en su intermediación.

Así, la imagen tradicional de Türkiye como heredera pasiva de un legado histórico dio paso a la de un actor moderno, fiable y estratégicamente lúcido, cada vez más reconocido como un mediador relevante en las relaciones internacionales contemporáneas.

Manifestación local de la influencia de Ankara

La narrativa del reposicionamiento estratégico de Türkiye en el escenario global es difícil de comprender en su totalidad sin observar cómo este proceso se materializa a nivel local.

Es a través del ejemplo de los Balcanes, y en especial de Bosnia y Herzegovina, que se revela la lógica de acción que permite a Türkiye construir credibilidad desde dentro hacia fuera, combinando raíces históricas con capacidad de adaptación institucional.

Bosnia y Herzegovina representa una nueva fase del compromiso turco que va más allá de los patrones establecidos de nostalgia cultural y cercanía histórica, y que se concreta cada vez más mediante una presencia institucional, de infraestructura, y simbólica de múltiples capas.

Lejos de limitarse a continuar una política tradicional de poder blando, Türkiye desarrolla una estrategia regional significativamente más sofisticada, donde se complementan elementos culturales, educativos, mediáticos y diplomáticos.

Dentro de esta estrategia de presencia regional, el ámbito mediático ocupa un lugar destacado como una de las áreas más sistemáticamente desarrolladas de la acción turca.

El Foro Mediático Turco-Balcánico celebrado recientemente en Ankara bajo el lema “Construyendo un futuro común en la era de la comunicación” ilustró cómo Türkiye se posiciona como un actor que extrae legitimidad tanto de su herencia histórica como de su capacidad de respuesta ante los retos de la era digital.

La referencia a la Conferencia de Periodistas de los Balcanes de 1936 y a la creación de la Unión de Medios de los Balcanes no fue una mera anécdota histórica en el discurso de Fahrettin Altun, director de la Dirección de Comunicaciones de Türkiye, sino un marco cuidadosamente elegido que señala una continuidad en la construcción de espacios comunes de comunicación.

El principal llamado de este programa fue a construir un espacio mediático como herramienta de estabilización, conexión regional y protección frente a las presiones de la desinformación.

A través de plataformas como TRT Balkan y la Agencia Anadolu —que operan en los idiomas de los países de la región e invierten en formación y apoyo infraestructural a redacciones locales— Türkiye está desarrollando un modelo que, en lugar de imponer su dominio o autoridad incuestionable, transmite la imagen de un socio igualitario, interesado en fortalecer capacidades conjuntas sobre el terreno.

Tras el foro de Ankara, una delegación turca encabezada por el viceministro de Relaciones Exteriores, Mehmet Kemal Bozay, asistió a una conferencia titulada “Mostar 2025: Diálogo para el futuro”, con motivo del vigésimo aniversario de la inclusión del viejo puente de Mostar en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.

El simbolismo del lugar elegido —un cruce geográfico, cultural e histórico— sirvió de contexto para que el compromiso de Türkiye en el ámbito de la diplomacia cultural ganara aún más legitimidad y credibilidad.

El Puente Viejo, construido durante el Imperio Otomano y reconstruido tras su destrucción durante la guerra con una contribución significativa de Türkiye, se ha convertido en un punto concreto de convergencia entre los lazos históricos y los mensajes actuales de política exterior.

Mientras en Mostar se articulaba el simbolismo de una herencia cultural compartida, ese mismo día se celebraba en Sarajevo un foro empresarial que transmitía mensajes similares sobre la orientación a largo plazo de la presencia turca en la región.

En el Foro Empresarial de Sarajevo, donde Türkiye estuvo representada por el viceministro de Comercio Mahmut Gurcan, se subrayó la continuidad de la cooperación económica y la importancia que Türkiye otorga a plataformas con capacidad para moldear flujos de inversión y relaciones económicas regionales a largo plazo.

Gurcan recordó que el propio presidente Recep Tayyip Erdoğan asistió en persona a la primera edición del foro hace quince años.

Los datos oficiales que muestran un comercio bilateral superior a los mil millones de dólares, un flujo turístico intenso y la ampliación del acuerdo de libre comercio al sector agrícola son testimonio de los esfuerzos de Ankara por construir una red económica estable y mutuamente beneficiosa con sus socios regionales.

En este contexto, la infraestructura institucional —como las 35 sucursales del Banco Ziraat en Bosnia y Herzegovina— fue destacada como un pilar concreto de esta política.

En consonancia con este enfoque ampliado que también incluye la salud como área estratégica de cooperación, se dio un paso significativo con la apertura de facultades de medicina y odontología en Sarajevo, en colaboración con la Universidad Internacional de Sarajevo (IUS) y la Universidad de Ciencias de la Salud (SBU) de Türkiye.

Se trata de un programa de estudios conjunto dentro de la recién creada Facultad de Ciencias Médicas del IUS, que ofrece a estudiantes de Bosnia y Herzegovina, de la región, de Türkiye y de otros países la oportunidad de obtener una doble titulación: una expedida en Sarajevo y otra en Estambul.

La estabilidad como moneda política

Gracias a una amplia gama de instrumentos de política exterior, Türkiye ha logrado construir una red de presencia e influencia pocas veces tan extensa —geográfica y temáticamente— en su historia.

Con un total de 252 misiones diplomáticas, Türkiye posee hoy la tercera red diplomática más grande del mundo. Solo en África, desde 2002 el número de embajadas turcas se ha más que triplicado: de 12 a 44.

En los últimos años, Ankara también se ha consolidado como mediador creíble en crisis políticas, como la que enfrenta a Etiopía y Somalia.

Este compromiso exterior se ve reforzado por sólidas exportaciones culturales, en las que destacan especialmente las series de televisión turcas, con un reconocimiento global creciente.

La presencia de cuatro altos representantes del gobierno turco en Bosnia y Herzegovina en cuestión de días no debe interpretarse como un momento diplomático aislado, sino como una síntesis elocuente de una práctica exterior más amplia y cuidadosamente articulada.

A través de una serie de actividades paralelas e interconectadas, se hace visible el modelo de acción que Türkiye aplica en todo su horizonte de política exterior.

Bosnia y Herzegovina no es una excepción, sino un reflejo de un patrón más amplio en el que Ankara invierte simultáneamente en infraestructura, educación, cultura y economía, transformando gestos diplomáticos en mecanismos concretos de influencia y cooperación.

Una dimensión adicional de este enfoque se revela en la cooperación plurianual con el Centro Memorial de Srebrenica, que alcanzará un hito con la inauguración del Museo del Genocidio el próximo 11 de julio.

Este proyecto no sólo da cuenta de un compromiso sostenido en el tiempo, sino también de una sensibilidad esencial hacia el contexto local, al confiar en que la comunidad puede articular su propio relato sin imposiciones externas.

Ese enfoque —en el que no se apropia la narrativa local, sino que se la respalda— es una ilustración de la estrategia más amplia de Türkiye para construir un sentido de pertenencia común a través del reconocimiento de las especificidades existentes y de motivos concretos.

Y en tiempos de incertidumbre y circunstancias inestables, la constancia se convierte en la moneda política más valiosa y más codiciada, ya sea en forma de cooperación institucional profunda en los Balcanes o en las mesas de negociación de las mayores crisis internacionales.


FUENTE:TRT Español
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