Para Irem Oluk, estrella del tenis de mesa paralímpico –juega en silla de ruedas–, su primera gran victoria llegó en 2015, cuando tenía 14 años. Durante el Campeonato de Türkiye se llevó la medalla de bronce, el tercer lugar del podio. Aún así, Irem estaba feliz: presagiaba en esa medalla un camino de éxito. “Aunque era de bronce”, recuerda a TRT Español, “para mí, esa medalla valía oro”. Le colocaron la medalla, e Irem se emocionó hasta las lágrimas.
“Sentí que todo mi esfuerzo no había sido en vano”, evoca.
Nacida sin capacidad de caminar, Irem compite hoy en la Categoría 4, destinada a atletas con discapacidades en las extremidades inferiores.
Criada en Kalecik, en las afueras de la capital, Ankara, ha desafiado todas las adversidades para convertirse en una de las mejores jugadoras de tenis de mesa paralímpico del mundo. Y este apenas es el comienzo.
A pesar de lo que uno pueda pensar, sus mayores retos no fueron físicos. Fueron mentales.“Escuchar a la gente decir 'No puedes', ver lugares inaccesibles o viajar largas distancias sin descanso, esos fueron verdaderos retos”, dice Irem desde su base en Ankara. “Pero solía preguntarme: ‘¿Quiero rendirme o quiero demostrar que están equivocados?”.
Ahora, con 24 años, se prepara para los Juegos Paralímpicos de Los Ángeles 2028, llevando consigo no solo las esperanzas de su país, sino también un mensaje de determinación para las personas con discapacidad.
El origen de su fuerza: familia, amor y valores
Irem atribuye su fuerza y determinación a los valores inculcados por sus padres. “Crecí en una familia amorosa y solidaria. Mi padre era policía y mi madre, ama de casa, dedicaba su tiempo a cuidar de nosotros. Soy melliza, y ese vínculo especial con mi hermano gemelo siempre me ha dado un sentido de pertenencia y compañía desde la infancia”, relata a TRT Español.
Con el apoyo de su madre, Irem nunca consideró su discapacidad como una barrera para alcanzar el éxito. En la escuela, su carácter alegre le ayudó a ganarse el cariño de sus compañeros. Fue entonces cuando conoció el tenis de mesa.
“Un día, durante la clase de Educación Física, mi profesor me hizo una pregunta simple que cambió el rumbo de mi vida: ‘¿Te gustaría probar el tenis de mesa?’. Sentí de inmediato que se me abría una puerta nueva”, rememora Irem. “Acepté sin dudar y me emocioné mucho. No tenía idea de que ese pequeño deporte me llevaría a podios internacionales”.
Ese momento decisivo, cuando tenía apenas 10 años, la encaminó hacia una carrera que hoy la ha llevado a competir —y triunfar— en el escenario mundial.
Una camiseta que representa a todo un país
Además de ganar la medalla de bronce a los 14 años en el Campeonato de Türkiye, un año más tarde logró otro hito en su carrera: se unió al equipo nacional. “Desde entonces, he llevado la camiseta de mi país con orgullo y con el compromiso de representarlo de la mejor manera posible”, relata.
Entre sus logros más destacados figuran una medalla de bronce en el exigente Campeonato Mundial 2022 en España —donde venció a campeonas mundiales— y el tercer puesto en la prueba individual del Campeonato Europeo 2023, organizado por la Federación Internacional de Tenis de Mesa.
Más recientemente, en el ITTF World Para Challenger 2025 en Lasko, Eslovenia, Irem y su compañero Ali Ozturk ganaron la medalla de plata en la categoría de dobles mixtos.
Y así ganó reputación como una de las mejores jugadoras paralímpicas del mundo. Pero a pesar de su éxito temprano, Irem reconoce que el camino no ha sido fácil.
La fórmula de una campeona
“Como persona con discapacidad, al principio enfrenté grandes dificultades económicas: desde conseguir el equipo adecuado hasta poder viajar para entrenar y competir”, admite. “Además, tuve que enfrentar la idea estereotipada de que una chica con discapacidad no puede ser campeona”.
Pero la entrega de Irem nunca flaqueó. Su entrenamiento riguroso se convirtió en el pilar de su trayectoria. Hoy entrena cinco días a la semana mientras estudia en la Facultad de Ciencias del Deporte de la Universidad Gazi, Ankara, donde se especializa en Entrenamiento Deportivo.
Detrás de su estabilidad está Yusuf Kilinckaya, el entrenador del equipo nacional, quien ha sido clave en su desarrollo a lo largo de ocho años, desde que comenzaron a trabajar juntos.
“No es solo un entrenador: es alguien que sinceramente ha sido como una figura paterna”, afirma Irem. “Él siempre me dice: ‘La habilidad está dentro de ti; nosotros solo te ayudamos a mostrarla’”.
También Irem se enfoca en analizar a sus rivales para prepararse mentalmente antes de competir. “Este aspecto mental del juego se ha convertido en una de las cosas que más amo del tenis de mesa”, confiesa.
Superación
Con su éxito internacional, Irem se ha convertido en un modelo a seguir en Türkiye. A menudo recibe mensajes de jóvenes que, inspirados por su historia, se animan a practicar deporte y a perseguir sus sueños. Esto la motiva a seguir trabajando para convertirse en una fuente de inspiración para otros jóvenes que enfrentan desafíos similares al suyo.
“Aspiro a ser entrenadora. Deseo fervientemente inspirar a jóvenes con discapacidad, especialmente a las niñas. Quiero ayudarlos a descubrir su fuerza, como yo descubrí la mía”, admite Irem. “Entrenar no es solo enseñar una técnica; es compartir una historia y yo tengo la mía”.
El deporte cambió su vida: de niña tímida y reservada a alguien que hoy en día habla a menudo en público.
“Hoy me veo como una campeona, no como una niña con discapacidad. El deporte me dio una voz, una plataforma, una identidad y también una familia”, reflexiona Irem.
Más allá del oro
En pocos años, Irem se ha convertido en la voz de los deportes paralímpicos en Türkiye, abordando el panorama general y destacando tanto los logros como los desafíos.
“Tenemos campeones mundiales y la conciencia social está creciendo. Sin embargo, todavía necesitamos más apoyo de los medios, patrocinadores e infraestructura”, explica y quiere seguir impulsando la popularidad del deporte paralímpico en Türkiye. “Hay que integrar estos deportes en los programas escolares, en los medios y en la vida cotidiana. La gente debe entender que los campeones no solo vienen sin discapacidades, sino de todos los orígenes”.
Después de todo, su mensaje es claro: nunca te rindas; descubre tu pasión y déjala florecer.
“Siento que en el tenis de mesa, la paleta es una extensión de mi cuerpo. Me da fuerza y control. Me permite expresarme y alcanzar mis metas”, concluye Irem. “Y el sonido de la pelota golpeando la mesa es como un latido del corazón. Me recuerda que soy capaz y que estoy viva”.
Este artículo fue redactado por Bala Chambers y reportado por Mohammad Bashir Aldaher.
