Sangre y muerte. Más de 100 palestinos asesinados por el Ejército de Israel cuando acudieron, acechados por el hambre, a buscar la única ayuda humanitaria disponible en Gaza. Ese podría ser el devastador resumen de lo que ha ocurrido en la primera semana de la Fundación Humanitaria de Gaza, una cuestionada iniciativa que, con el respaldo de Israel y Estados Unidos, empezó a distribuir asistencia en el enclave.
A pesar de que múltiples organizaciones internacionales a nivel mundial –incluida la ONU, la UNRWA y Médicos Sin Fronteras– encendieron las alarmas por la manera en que se iba a distribuir la ayuda humanitaria, el plan de la fundación se hizo realidad. Y desde el primer día de operaciones surgieron acusaciones de que esta iniciativa le permitía a Tel Aviv convertir el hambre en método de control y sometimiento contra los palestinos.
Luego se desató algo peor. Los centros de distribución de alimentos terminaron por convertirse en una emboscada mortal para los palestinos. En ocho días de entrega de alimentos por parte de la fundación, el ejército israelí asesinó a por lo menos 102 palestinos, e hirió a más de 490, según informó este martes el grupo de resistencia palestino Hamás.
Sólo en la madrugada de ese día, al menos 27 palestinos fueron asesinados y decenas resultaron heridas mientras esperaban comida en Al-Alam, Rafah, en el sur de Gaza, según autoridades locales. Una cifra, no obstante, preliminar, pues muchos de los heridos se encuentran en estado crítico, de acuerdo al Ministerio de Salud de Gaza del enclave.
De hecho, el secretario general de la ONU, António Guterres, calificó de “inaceptable” las masacres de palestinos mientras buscaban ayuda humanitaria. “Estoy horrorizado por los informes sobre palestinos asesinados y heridos mientras buscaban ayuda en Gaza ayer”, señaló. “Es inaceptable que los palestinos arriesguen sus vidas por comida". En ese sentido, exigió una investigación “inmediata” e “independiente” sobre los hechos, y pidió que los responsables rindan cuentas.
De manera similar, Sam Rose, subdirector de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) en Gaza, denunció que “los métodos actuales de distribución no satisfacen las necesidades humanitarias urgentes”.
Y el Consejo de Relaciones Islámico-Estadounidenses (CAIR), se sumó a las acusaciones al describir los centros de distribución de la Fundación Humanitaria de Gaza como “zonas de matanza”.
Señaló que en “estos sitios de concentración 'ayuda'” son “en realidad zonas de matanza para la maquinaria de muerte y destrucción” de Israel. También sostuvo que en esos lugares “se entrega una ración de hambre a un puñado de personas desesperadas como una cruel maniobra publicitaria para desviar la atención de la campaña de hambruna forzada” de Tel Aviv.
Buscar ayuda equivale una “actividad mortal”
La peregrinación por algo de comida en Gaza, definido como "el lugar con más hambre del mundo" por la ONU, es aún más humillante que la falta de alimentos. En la última semana, miles de palestinos fueron obligados a recorrer distancias extenuantes para obtener paquetes de comida en Rafah. Lo que se encontraron al llegar, sin embargo, no fue el ansiado alimento. Los aguardaba el ejército israelí listo para disparar a quemarropa.
En lugar de llevar los registros de las personas alimentadas por la Fundación Humanitaria de Gaza, las organizaciones terminaron acumulando cifras sombrías y fatídicas: las masacres contra palestinos desarmados que sólo buscaban algo con qué alimentar a su familia.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), registró en su hospital de campaña en Rafah el ingreso de 179 víctimas, la mayoría con heridas de bala o metralla, provenientes de estos centros de ayuda. "Todos los pacientes dijeron que habían intentado llegar a un lugar de distribución de ayuda. Se trata del mayor número de heridos por arma de fuego en un solo incidente desde la creación del hospital de campaña hace más de un año", declaró la Cruz Roja el martes.
"Hay mártires y heridos. Muchos heridos. Aconsejo que nadie vaya a los puntos de entrega de ayuda", indicó por su parte, Abu Tareq, médico en el Hospital Nasser de la cercana ciudad de Jan Younis.
“Recoger ayuda en los centros de distribución respaldados por Estados Unidos e Israel se ha convertido en una actividad mortal para los palestinos”, se sumó la organización Médicos Din Fronteras (MSF) en un comunicado de este martes.
“Este nuevo sistema de entrega de ayuda es deshumanizante, peligroso y sumamente ineficaz. Ha causado muertes y lesiones a civiles que podrían haberse evitado”, declaró Claire Manera, coordinadora de emergencias de MSF.
Sobreviviente: “Fue un caos, la gente entró en pánico”
Desde el primer día de actividad de la Fundación Humanitaria de Gaza, los sentimientos de miedo y desesperación se intensificaron entre los palestinos, que ya llevan, además, más de año y medio bajo las bombas israelíes.
“Por mucho que quiera ir porque tengo hambre y mis hijos también, me da miedo”, reconoció Abu Ahmed, de 55 años, padre de siete, a la agencia de noticias Reuters el pasado 27 de mayo, cuando la fundación empezó a operar. “Tengo mucho miedo porque han dicho que la empresa pertenece a Israel y es mercenaria, y también porque la resistencia (Hamás) ha dicho que no vayamos”.
Este padre recordó con tristeza su vida antes de la ofensiva: “Mi heladera estaba llena de carne, pollo, leche, refrescos, de todo, y ahora estoy mendigando un trozo de pan”.
Sobre los ataques del ejército israelí que se perpetraron ese primer día, el testigo Saleh Abu Najjar declaró haber escuchado ”un tanque disparando desde la distancia. La situación era muy peligrosa. La gente estaba asustada”.
Además, otro testigo, Ahmed Abu Taha relató a la agencia de noticias AP cómo una multitud irrumpió en uno de los centros de distribución: “Rompieron las vallas, escuché disparos, había aviones militares israelíes sobrevolando. Fue un caos. La gente estaba en pánico”.
Una ofensiva que no se detiene
Mientras tanto, los bombardeos israelíes continúan en toda Gaza. En Jan Yunis, al sur de Gaza, seis palestinos —entre ellos dos niños— murieron en tres ataques contra viviendas y carpas de desplazados, según informó la agencia oficial palestina Wafa.
En el norte de Gaza, en el campamento de refugiados de Yabalia, un dron israelí atacó a un grupo de civiles en la zona de Al-Faluja y provocó la muerte de cuatro personas, señaló la agencia de noticias local WAFA.
Otro dron israelí acabó con la vida de un niño de 13 años llamado Mohammad Allam Abu Assi cerca de la rotonda Al-Dahdouh, en el suroeste de la Ciudad de Gaza. Y otro más alcanzó un vehículo municipal perteneciente al municipio de Al-Bureij, en el centro del enclave, matando a otras tres personas.
Pese a los llamados internacionales por un alto el fuego, Israel mantiene desde octubre de 2023 su ofensiva devastadora sobre el enclave, con un saldo de casi 54.500 palestinos muertos, en su mayoría mujeres y niños. Las agencias humanitarias han advertido sobre el riesgo de hambruna entre los más de 2 millones de habitantes del enclave.
En noviembre pasado, la Corte Penal Internacional emitió órdenes de arresto contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y su exministro de Defensa Yoav Gallant, por crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad en Gaza.
Israel también enfrenta un caso por genocidio ante la Corte Internacional de Justicia por los crímenes cometidos contra civiles en el enclave.