La guerra comercial entre Estados Unidos y China dio un giro significativo este lunes, tras el anuncio de una suspensión temporal de las hostilidades arancelarias, resultado de dos jornadas de negociaciones en Ginebra. Washington y Beijing acordaron reducir los gravámenes mutuos, en lo que el presidente estadounidense, Donald Trump, describió como un “reseteo total” en las relaciones bilaterales. Esta decisión representa una tregua en la escalada que había sacudido a los mercados globales.
El conflicto comercial se intensificó con la llegada de Trump a la Casa Blanca, quien a principios de abril lanzó una ofensiva arancelaria centrada en el gigante asiático. En respuesta, China adoptó medidas de represalia similares.
El mes pasado, Estados Unidos impuso aranceles del 145% sobre las importaciones chinas, en contraste con el 10% aplicado a otros países, como parte de su estrategia comercial global. China respondió con tarifas del 125% sobre productos estadounidenses.
Sin embargo, tras dos días de diálogo en Ginebra, ambas potencias anunciaron una suspensión temporal de la escalada, que entrará en vigor antes del 14 de mayo. El acuerdo contempla una reducción de 115 puntos porcentuales en los respectivos aranceles, dejando los de EE.UU. en el 30% y los de China en el 10%.
Reseteo total
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, calificó la suspensión de la guerra comercial con China como “un reseteo total” y afirmó este lunes: “Ayer logramos un reseteo total con China tras unas conversaciones productivas en Ginebra”. Destacó además el buen clima bilateral al declarar: “La relación es muy, muy buena” y adelantó que podría mantener una conversación con su homólogo chino, Xi Jinping, “quizá al final de la semana”.
En una declaración conjunta, ambos países coincidieron en “establecer un mecanismo para continuar las discusiones sobre las relaciones económicas y comerciales”. China celebró el “progreso sustancial” alcanzado y calificó el paso dado como “de interés común para ambos países y para el mundo entero”, según el Ministerio de Comercio, que pidió a Washington colaborar para “corregir la práctica errónea de aumentar aranceles de manera unilateral”.
Por su parte, el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, calificó las conversaciones mantenidas con el viceprimer ministro chino, He Lifeng, y el representante de comercio internacional, Li Chenggang, como “productivas” y “sólidas”. En declaraciones a CNBC, adelantó una nueva ronda de reuniones “en las próximas semanas para trabajar en un acuerdo más sustancial”. También subrayó su intención de abordar las llamadas barreras no arancelarias, como licencias o cuotas de importación, que —según dijo— impiden prosperar a las empresas estadounidenses en China. “En realidad, China tiene aranceles bajos. Son estas barreras no arancelarias más insidiosas las que perjudican a las empresas estadounidenses que quieren hacer negocios allí”, señaló.
El impacto del acuerdo se reflejó inmediatamente en los mercados financieros. El dólar, que había caído desde el inicio de la ofensiva arancelaria en abril, repuntó junto con los principales índices bursátiles. Wall Street cerró con fuertes subidas: el Dow Jones ganó 2,81%, el Nasdaq 4,35% y el S&P 500 3,26%. También los mercados europeos y asiáticos reaccionaron con alzas. La disputa entre Washington y Pekín había generado turbulencias globales, alimentando temores de inflación y de una desaceleración económica mundial.
Un paso adelante
La directora general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Ngozi Okonjo-Iweala, describió las negociaciones del domingo como un “avance significativo” que “augura un futuro prometedor”. A su juicio, el entendimiento entre Washington y Pekín no solo tiene repercusiones bilaterales, sino globales. “En medio de las actuales tensiones globales, este progreso es importante no sólo para EE.UU. y China, sino también para el resto del mundo, incluidas las economías más vulnerables”, señaló.
El encuentro se llevó a cabo en la residencia del embajador suizo ante la ONU en Ginebra, en un contexto de expectación internacional. Días antes, Trump había insinuado en redes sociales una posible reducción arancelaria, lanzando un mensaje provocador: “¡Un arancel del 80% a China parece justo!”. Sin embargo, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, matizó después que Estados Unidos no aplicaría recortes de forma unilateral y que China también tendría que hacer concesiones.
La reunión en Ginebra tuvo lugar pocos días después de que Trump anunciara un acuerdo comercial con el Reino Unido, el primero desde que iniciara su ofensiva arancelaria a nivel global. Aunque se trata de un documento breve y no vinculante, el pacto fue interpretado como un gesto de apertura hacia acuerdos sectoriales específicos. Aun así, el mandatario estadounidense mantuvo un arancel del 10% sobre la mayoría de los productos británicos, advirtiendo que ese nivel podría convertirse en la “tasa base” para futuros socios comerciales.
Reacciones globales positivas
La decisión de reducir los aranceles —al 30% para los productos chinos y al 10% para los estadounidenses— fue bien recibida por analistas internacionales, que la ven como un paso significativo hacia la desescalada del conflicto.
Kenneth Broux, analista de Société Générale en Londres, opinó que representa una señal clara de respaldo del mercado a los activos de mayor riesgo: “Es un paso en la dirección correcta y una noticia positiva para los activos y la economía de EE.UU”. En cuanto al comportamiento del dólar, añadió: “El dólar había quedado rezagado en comparación con otros mercados desde las caídas de abril. Las acciones y los bonos habían recuperado sus niveles del 2 de abril, pero el dólar no. Ahora las condiciones están dadas para una recuperación más profunda de la divisa”.
Desde Hong Kong, el economista jefe de Pinpoint Asset Management, Zhiwei Zhang, también celebró el resultado. “Esto supera mis expectativas. Pensé que los aranceles se reducirían hasta alrededor del 50%, pero ha sido mucho más bajo. Sin duda, es una noticia muy positiva para ambas economías y para la economía global, ya que reduce las preocupaciones sobre el impacto en las cadenas de suministro en el corto plazo”. No obstante, lanzó una advertencia: “Esto es solo una reducción temporal de tres meses. Es apenas el inicio de un proceso largo. Las dos partes necesitarán meses para lograr una resolución definitiva, pero es un excelente punto de partida”.
Arne Petimezas, analista del grupo AFS en Ámsterdam, calificó de sorpresivo el giro de Washington: “Parece que los aranceles a China caerán a niveles manejables, aunque sea de forma temporal. Los mercados deberían reaccionar positivamente ante esto”. Cuestionó además la viabilidad de una futura marcha atrás: “¿Cómo podrá Trump justificar un nuevo aumento cuando termine la pausa de 90 días? Ha suavizado su postura más rápido de lo que muchos esperaban. El 2 de abril quedará pronto en el olvido. Eso sí, él mismo dijo que compráramos en la caída”.
William Xin, presidente del fondo de cobertura Spring Mountain Pu Jiang Investment, con sede en Shanghái, también celebró el acuerdo. “El resultado supera ampliamente las expectativas del mercado. Antes, solo se esperaba que las partes se sentaran a dialogar, pero ahora hay más certidumbre. Las acciones chinas y el yuan tendrán una tendencia alcista durante un tiempo”, aseguró.