“Recuerdo cuando Israel arrojaba bombas sobre nuestra ciudad. Escuchar las explosiones era aterrador. A veces cerraban los gimnasios o no podíamos viajar”, cuenta Malak Malaeb, kickboxer libanesa de 14 años y cinturón negro, en exclusiva con TRT Español. “Pero el kickboxing me mantuvo firme. Me dio fuerza y esperanza”.
Pese a su corta edad, Malak es una luchadora experimentada. Compite en la categoría juvenil de 48 kg y se ha consolidado como una de las promesas más sólidas del kickboxing internacional. A los 14 se convirtió en la atleta más joven en conseguir el cinturón negro de segundo grado y, en poco tiempo, su ascenso ha inspirado a toda una generación de jóvenes libaneses.
Originaria de Baissour —un pueblo rodeado de colinas, conocido por su producción de aceite de oliva y abundantes huertos frutales— su recorrido hasta la medalla de oro en el Campeonato Mundial de Kickboxing de 2022, en Gales, es una historia de dedicación, talento y perseverancia que merece ser contada.
Tradición familiar de campeones
La historia de Malak con el kickboxing comenzó a los cuatro años cuando su padre, Ramzi Malaeb —ex campeón mundial en el mismo deporte en cuatro ocasiones— la introdujo a las artes marciales.
“Al principio no me gustaba mucho. Pensaba que las artes marciales eran solo para varones, especialmente porque la mayoría en el gimnasio eran hombres”, cuenta Malak. “Para mí, parecía solo pelea, y no veía cómo una niña como yo podía pertenecer a ese ambiente”.
Sin embargo, pasar tiempo en el gimnasio con su padre cambió gradualmente su perspectiva. Y, lo que empezó como resistencia, pronto se convirtió en pasión.
“Poco a poco, empecé a disfrutarlo, y luego me enamoré de este deporte", admite Malak.
A los diez años ya entrenaba en serio para competencias y, poco a poco, ganaba reconocimiento a nivel local y regional. La gente de Baissour, su gente, fue un apoyo fundamental. “Siempre me alentaron y celebraron mis logros”, narra. “Es un pueblo muy unido, que se siente como una familia.”
A pesar del apoyo, el camino de Malak no estuvo exento de obstáculos. “Ser niña en un campo dominado por hombres presentó desafíos. Al principio enfrenté escepticismo de atletas masculinos que me subestimaban, y algunas personas no creían que una chica podía subirse al ring,” explica. “Una vez, durante el entrenamiento, un chico mayor me dio una patada fuerte en la cara. Me dolió y pensé en dejarlo, pero a la noche ya había decidido seguir. El dolor no me detiene”.
Padre, figura y entrenador
Detrás de su crecimiento y éxito aparece también la figura de su entrenador: el coronel Ramzi Malaeb, su padre.
“La introduje a las artes marciales cuando era pequeña, transmitiéndole mi pasión y conocimiento”, cuenta Ramzi en conversación con TRT Español. “Hoy, siempre estoy ahí para apoyarla y animarla a alcanzar todo su potencial, tanto en el deporte como en la vida”.
Ramzi, con un récord de 61 victorias en 65 peleas y 19 nocauts, cree que su hija Malak se distingue por su disciplina y su fortaleza mental.
“Crecer en un hogar militar le dio una ventaja única”, cuenta Ramzi. “Ella entiende el valor del entrenamiento, el respeto y el sacrificio. A diferencia de muchos, no entrena solo para ganar medallas. Entrena para dominarse a sí misma”.
Entre el colegio y el ring
Equilibrar escuela y entrenamiento no es tarea fácil. “Mi rutina diaria es exigente,” explica Malak. “Empiezo el día corriendo antes de ir a la escuela para construir resistencia. Después de clase voy directo al gimnasio para sesiones intensas. Estudio hasta medianoche. Hay tiempo para todo, como mi mamá, que logró terminar su maestría y doctorado. Yo también aprendí a organizar mi tiempo”.
La joven entrena principalmente en la Academia LAKMA, un gimnasio de artes marciales que su padre fundó bajo su casa, y ocasionalmente perfecciona sus habilidades con las Artes Marciales de las Fuerzas Armadas Libanesas.
Campeona a nivel nacional de 2021 a 2023, Malak fue nombrada en 2022 la tercera niña más atlética del mundo árabe. En 2024, se convirtió en la atleta más joven en obtener el cinturón negro segundo grado (dan) en kickboxing. Este hito marcó otro paso en su carrera en rápido ascenso.
Quizás su logro más destacado fue en el Campeonato Mundial WKU 2022 en el Reino Unido. Tras una final difícil contra una rival alemana, Malak obtuvo la victoria.
“El sentimiento que tuve en ese momento fue indescriptible. Me invadió la alegría cuando levanté la bandera libanesa y subí al podio. Escuchar el himno nacional de mi país en ese lugar fue muy emotivo,” rememora Malak.
Al volver a casa, fue recibida con aplausos y regalos de sus compañeros, además del reconocimiento oficial de su escuela y del Ministerio de Juventud y Deportes del Líbano. “En el aeropuerto nos recibieron en el salón VIP. Toda mi familia me esperaba ahí. Ese momento me dio mucha confianza y me hizo sentir verdaderamente orgullosa”.
A pesar de sus logros, cree que el apoyo financiero sigue siendo escaso. “Lamentablemente, no recibo apoyo regular de las organizaciones deportivas en el Líbano. El costo del entrenamiento y los viajes recae principalmente en mi familia, lo que representa un gran desafío. Realmente necesitamos un patrocinador que crea en mí y me apoye, porque este deporte es caro y requiere viajar constantemente al extranjero”, afirma.
Malak insiste en la importancia de la participación femenina en los deportes de combate, enfatizando sus beneficios más amplios.
“Las artes marciales no son solo para chicos, también son para chicas. Los deportes de combate construyen confianza, disciplina y te ayudan a mantenerte fuerte en todos los aspectos de la vida. También mejoran tu concentración en la escuela y te enseñan a protegerte. Yo les digo a otras chicas: crean en ustedes mismas, trabajen duro y nunca dejen que nadie les diga que sus sueños son demasiado grandes”.
Camino al campeonato mundial
Ahora mismo, Malak ya entrena para el Campeonato Mundial WAKO 2026 en Italia. Con la posible inclusión del kickboxing en futuros Juegos Olímpicos, apunta a estar a la vanguardia representando al Líbano en el escenario mundial y a competir profesionalmente con las principales organizaciones de lucha global como Glory y ONE Championship.
“Sin duda, Malak tiene el potencial, la mentalidad y el corazón para llegar a esos niveles”, reconoce el padre. “Creo en ella al 100%”.
Así, en poco tiempo, Malak está inspirando a una nueva generación de niñas libanesas a soñar en grande y a luchar con fuerza, tanto dentro como fuera del ring. “El kickboxing es la forma en que me expreso y supero mis límites. Cada vez que entro al ring, siento una mezcla poderosa de concentración, emoción y determinación. Me siento viva,” concluye Malak. “No se trata solo de ganar peleas. Se trata de crecer como persona y ser un ejemplo para las demás”.
Este artículo fue redactado por Bala Chambers y reportado por Mohammad Bashir Aldaher.