Deslizándose con cuidado sobre el hielo que cubre el suelo, en una fría tarde de diciembre, numerosos grupos de turistas llegaron al Pueblo de Papá Noel, un parque temático invernal situado en el borde del Círculo Polar Ártico.
Allí disfrutan jugando entre la nieve, paseando en trineos tirados por renos o incluso conociendo al mismísimo Papá Noel en Rovaniemi, la capital de la región finlandesa de Laponia, que orgullosamente se autodenomina la “ciudad natal oficial de Papá Noel”.
Este parque temático, que atrae a más de 600.000 personas al año, es especialmente popular durante la temporada navideña.
“Es como si mi sueño se hubiera hecho realidad”, expresó emocionada la visitante polaca Elzbieta Nazaruk. “Estoy muy emocionada de estar aquí”.
El turismo florece en Rovaniemi durante esta época, lo que alegra a los propietarios de hoteles y restaurantes, así como a las autoridades locales, ya que genera importantes ingresos para la ciudad. Sin embargo, no todos están contentos con la avalancha de visitantes, que todos los años para Navidad es 10 veces mayor que la población del lugar.
“Nos preocupa el crecimiento descontrolado del turismo. Ha aumentado tan rápido que ya no está bajo control”, comentó Antti Pakkanen, un fotógrafo de 43 años y miembro de una red de vivienda que en septiembre organizó una manifestación por las calles de la ciudad.
Este sentimiento también se ha manifestado en otros destinos turísticos populares de Europa, como Barcelona, Ámsterdam, Málaga y Florencia.
En todo el continente, los residentes han protestado contra el “sobreturismo”, un término que describe el punto en el que los visitantes y su dinero dejan de beneficiar a los locales y comienzan a causar daños, degradando sitios históricos, saturando infraestructuras y complicando la vida de los habitantes.
“Las reglas deben aplicarse mejor”
Ahora parece que este fenómeno se ha extendido hacia el norte, hasta los confines del Círculo Polar Ártico.
En 2023, Rovaniemi registró un récord de 1,2 millones de visitantes que pasaron al menos una noche en la ciudad, un crecimiento de casi el 30% respecto a 2022, tras recuperarse de las suspensiones de viajes por la pandemia.
“Los países nórdicos están de moda”, comentó Sanna Karkkainen, directora ejecutiva de Visit Rovaniemi, mientras se encontraba en un restaurante de hielo, donde escultores de nieve trabajaban a pocos metros.
“La gente quiere viajar a países fríos para ver la nieve, las auroras boreales y, por supuesto, a Papá Noel”, añadió.
Este año se abrieron 13 nuevas rutas de vuelo al aeropuerto de Rovaniemi, trayendo pasajeros desde Ginebra, Berlín, Burdeos y más. La mayoría de los turistas provienen de países europeos como Francia, Alemania y el Reino Unido, pero el atractivo de Rovaniemi también ha llegado más lejos.
La disponibilidad de hoteles es escasa este invierno, y Tiina Määttä, gerente general del Original Sokos Hotel con 159 habitaciones, espera que 2024 rompa aún más récords.
Los residentes que critican el turismo masivo señalan que muchos edificios de apartamentos en el centro de Rovaniemi también se utilizan como alojamientos durante la temporada alta y, por lo tanto, ya no están disponibles para uso residencial.
En esa línea destacan que la proliferación de alquileres a corto plazo ha disparado los precios, desplazado a los residentes y convertido el centro de la ciudad en un “espacio transitorio para turistas”.
La ley finlandesa prohíbe los servicios de alojamiento profesional en edificios destinados a uso residencial, por lo que los activistas piden a las autoridades que actúen.
“Las reglas deben aplicarse mejor”, dijo Pakkanen.
No todos están de acuerdo. La alcaldesa Ulla-Kirsikka Vainio señala que algunos obtienen “buen dinero” con los alquileres a corto plazo.
De cualquier manera, es poco probable que se implementen regulaciones más estrictas a tiempo para esta temporada de invierno, y a pesar de la inquietud expresada por los locales, el turismo masivo en Rovaniemi probablemente seguirá creciendo en 2025, pues los visitantes desean experimentar la atmósfera única del norte, especialmente durante la temporada navideña.
“Es Navidad y nos encantaría ver las auroras boreales”, dice Joy, una visitante de Bangkok. “Rovaniemi parece ser un buen lugar.”