En la Cisjordania ocupada, Israel ha institucionalizado una controvertida medida que difumina aún más la frontera entre colonos y Estado: colonos armados —considerados ilegales según el derecho internacional— integrarán una fuerza policial oficial. Impulsada por el ultraderechista Itamar Ben-Gvir, esta medida fortalece la militarización de los asentamientos y representa un paso más hacia la anexión efectiva del territorio palestino bajo ocupación, mientras continúan los ataques y la violencia contra la población palestina.
La nueva unidad, bautizada como la “Unidad de Primera Respuesta”, operará bajo la división policial de Cisjordania y estará formada por más de 100 colonos israelíes provenientes de asentamientos ilegales. Así lo anunció la propia policía en un comunicado emitido este jueves.
Según la versión oficial, su misión será “brindar una respuesta de emergencia rápida y eficaz”, mejorar la “seguridad personal” de los residentes de los asentamientos y colaborar en la lucha contra el crimen. La policía justificó su creación apelando a un “pensamiento estratégico”, y subrayó que la medida “confirma el compromiso de la Policía de Israel con el fortalecimiento de la defensa de los asentamientos”.
Ben-Gvir, que ha hecho del empoderamiento de los colonos uno de los ejes de su agenda política, celebró la puesta en marcha de la unidad. Definió a sus integrantes como una “parte inseparable de la sociedad” y los elogió por ofrecer “respuestas rápidas sobre el terreno”. En sus declaraciones, la medida representa mucho más que una estrategia de seguridad: es, dijo, una expresión de “soberanía real y sionismo práctico”, en línea con su visión de una Cisjordania plenamente integrada en el estado israelí.
Por su parte, la policía informó que los miembros de esta fuerza han recibido entrenamiento de combate, poderes policiales especiales y equipamiento avanzado. Pero esta acción no es nueva: en los últimos meses, Ben-Gvir ya había distribuido miles de armas de fuego entre colonos israelíes, invocando la necesidad de proteger a sus comunidades frente a posibles ataques palestinos.
¿Preludio de la anexión definitiva?
El despliegue de colonos armados como fuerza policial llega en un contexto político marcado por una creciente ofensiva institucional sobre los territorios palestinos ocupados. Apenas una semana antes del anuncio de la nueva unidad, 14 ministros del gobierno israelí y el presidente del Parlamento (Knéset), Amir Ohana, firmaron una carta dirigida al primer ministro, Benjamin Netanyahu, en la que exigieron la anexión inmediata de Cisjordania.
Pese a las reiteradas advertencias internacionales, Israel avanza en esa dirección. La ONU considera ilegales todos los asentamientos israelíes en territorios palestinos ocupados, de acuerdo con el derecho internacional, y ha advertido que su expansión mina cualquier posibilidad de una solución de dos Estados. En julio pasado, la Corte Internacional de Justicia emitió una opinión histórica en la que declaró ilegal la ocupación israelí y reclamó la evacuación de todos los asentamientos en Cisjordania y Jerusalén Este ocupada.
Violencia y ataques de colonos ilegales a residentes palestinos
Los ataques de colonos israelíes contra palestinos en Cisjordania ocupada continúan sin tregua. El más reciente episodio dejó al menos ocho heridos en la aldea de Khirbet al-Tawil, al sureste de Nablus. Según reportó la Sociedad de la Media Luna Roja Palestina, tres personas sufrieron heridas de bala en las piernas y cinco más, entre ellos un niño, fueron agredidos físicamente por colonos armados.
En paralelo, el ejército israelí intensificó las redadas en diversas localidades de Cisjordania ocupada, arrestando a numerosos palestinos, entre ellos un hombre de 80 años. Un vídeo difundido muestra cómo las fuerzas israelíes se llevaron a Jamil Harbiyat, de al-Tabaqa, con los ojos vendados. Las operaciones se extendieron a Sinjil, al norte de Ramala; Al-Tabaqa, al sur de Hebrón; así como al campo de refugiados de Balata y la ciudad de Nablus, donde las fuerzas militares registraron viviendas causando daños en su interior.
Además, el martes, varios palestinos resultaron heridos en un ataque de colonos al noreste de Hebrón. “Los colonos instalaron una tienda de campaña y un corral para ovejas en la cima del monte Hamroush, en la localidad de Sa’ir”, explicó Nabil Younes a la agencia Anadolu. Esta zona pertenece a varias familias palestinas, con propiedad respaldada por escrituras otomanas. Younes advirtió que esta acción podría suponer la confiscación de miles de dunums para la expansión de asentamientos israelíes. Los colonos, con respaldo del ejército, atacaron los alrededores con piedras, lo que derivó en enfrentamientos con residentes palestinos. Las fuerzas israelíes respondieron con fuego real y gas lacrimógeno, hiriendo a varios.
Simultáneamente, la organización Al-Baydar para la Defensa de los Beduinos denunció que la policía israelí arrestó a activistas palestinos e internacionales que intentaban frenar ataques de colonos en la comunidad beduina de Al-Auja, en el Valle del Jordán. Colonos irrumpieron con rebaños de ovejas, dañando cultivos y terrenos alrededor de viviendas palestinas. Cuando los activistas intentaron retirar a los animales y detener el ataque, la policía llegó y los arrestó, dejando desprotegidos a los residentes.
De acuerdo con la Comisión de Resistencia al Muro y a la Colonización de la Autoridad Palestina, en la primera mitad del año se registraron 2.153 ataques de colonos, que han causado la muerte de cuatro palestinos.
Desde el inicio de la ofensiva israelí en Gaza, al menos 994 palestinos han sido asesinados y más de 7.000 han resultado heridos en Cisjordania ocupada, según datos del Ministerio de Salud palestino.
Demoliciones de viviendas
Por otro lado, la política de demoliciones de viviendas palestinas sigue su curso a un ritmo alarmante. Solo el pasado miércoles, el ejército israelí junto a colonos ilegales demolieron ocho hogares y dos cobertizos en distintos puntos del territorio ocupado, sumándose a una escalada de destrucción que agrava la crisis humanitaria.
En la localidad de Shuqb, al oeste de Ramala, las fuerzas israelíes arrasaron seis viviendas, una caseta y muros de contención, argumentando la falta de permisos de construcción. Adnan Shalash, jefe del pueblo, describió la demolición de una casa de tres pisos que llevaba 15 años en pie como “una tragedia para la comunidad local”. Además, recordó que en los últimos meses ya se habían demolido cinco viviendas más en la zona.
En paralelo, en Rujeib, al norte de Cisjordania ocupada, testigos presenciaron la demolición de una casa de dos pisos, también bajo el mismo argumento administrativo.
Según datos palestinos, durante la primera mitad de este año las autoridades israelíes destruyeron 588 estructuras palestinas, afectando a 843 personas, entre ellas 411 menores. En ese mismo periodo se emitieron 556 órdenes de demolición, incluyendo 322 contra viviendas habitadas y 151 contra estructuras agrícolas.
Israel suele justificar estas demoliciones apelando a la supuesta falta de permisos de construcción, especialmente en el Área C de Cisjordania ocupada —que representa cerca del 60% del territorio— y que permanece bajo completo control administrativo y militar israelí, según los Acuerdos de Oslo de 1995.
