Con perseverancia y determinación se llega lejos, muy lejos. A veces, incluso, más allá de lo que uno, y sobre todo otros, puedan imaginar. Basta con conocer la historia de Oznur Duran, una joven de 19 años nacida en Ankara, Türkiye, sin una mano. Y aún así, se convirtió en la primera mujer en ser portera de fútbol.
Además de demostrarse a sí misma que la tenacidad todo lo puede en materia de sueños, Oznur es una inspiración para otros discapacitados que, como ella, anhelan transformarse en estrellas del fútbol más allá de lo que les dicen sus propios cuerpos, o sus familias o todos los seres que los rodean.
“A través del deporte, pude romper muchos estereotipos y demostrarme a mí misma y a los demás que una discapacidad no significa incapacidad”, expresa Oznur en una entrevista exclusiva con TRT Español. “Esta puede ser una fuerza motriz para lograr la excelencia”.
Como podrás imaginarte, no fue –y no es –nada fácil ser Oznur. Su infancia estuvo plagada de pruebas, sobre todo cuando iba a la escuela. Ella nació y creció en Ankara, donde sigue viviendo junto con sus padres. Hoy, a los 19 años, estudia en la Facultad de Ciencias del Deporte de la Universidad Hacettepe. Pero la motivación de su vida sucede fuera de la universidad, en el campo de juego.
“Nací con una amputación congénita de la mano izquierda, es decir, que no se debió a un accidente”, explica. “Puedo realizar todas las actividades rutinarias, como escribir y comer sin que la ausencia de mi mano izquierda me afecte. Durante mi infancia, sobre todo en primaria y secundaria, sufrí acoso de algunos de mis compañeros. Como era tímida no se lo conté a mi familia. Sin embargo, como todo en la vida, una persona se adapta a las circunstancias. Con el tiempo me acostumbré y dejó de afectarme. Cuando llegué a ese punto, las cosas mejoraron y ahora vivo mi vida con normalidad”.
El día en que apareció una pelota y todo lo cambió
Cuando tenía siete años, en la escuela sucedió algo que cambiaría su vida para siempre. Apareció rodando hacia ella una pelota. Y ella, que era tímida, aún así la pateó. Un grupo de compañeros jugaba fútbol en la escuela y la invitaron a sumarse. Y Oznur lo hizo. Por así decirlo, nunca volvió a salir del campo de juego. “Después de ganar un partido, seguí jugando regularmente en la escuela”, recuerda. “Así empezó mi pasión por el fútbol y mis amistades. A diferencia de la mayoría de las chicas, yo tenía un gran interés por el fútbol y seguí jugándolo como hobby durante mis años de primaria”.
Más tarde, empezó a ver partidos de fútbol de hombres que también jugaban como ella, sin algún miembro del cuerpo. Y aún así se los veía plenos, sonrientes, versátiles en el campo de juego. “Pero no sabía que las mujeres podían participar en este deporte”, explica. “Tras investigar un poco, descubrí que el fútbol femenino para amputados existe en varios países, como Polonia, Ucrania y Estados Unidos”.
En Türkiye no existía un equipo femenino de fútbol para amputados. Como sentía que este deporte la ayudaba a integrarse en la sociedad y la hacía feliz, Oznur siguió jugando y jugando, tanto que se preguntó si un día podría integrar un equipo profesional.
“Cuando le digo a la gente que juego al fútbol suelo recibir reacciones encontradas que van desde la sorpresa y la admiración hasta el cuestionamiento o el escepticismo”, añade ella. “En nuestra sociedad, el fútbol sigue considerándose en gran medida un deporte dominado por los hombres, por lo que la idea de que una chica lo practique resulta desconocida para muchos. Este reto se intensifica cuando existe una discapacidad física”.
Mismo deporte, misma pasión
El fútbol para amputados es un deporte diseñado para personas que han perdido una pierna o un brazo. Cada equipo está formado por siete jugadores: seis jugadores de campo con amputaciones de pierna que utilizan muletas, y un portero con una amputación de brazo. El campo es más pequeño que el normal, y la duración es más corta: dos tiempos de 25 minutos.
“El mayor reto en el fútbol para amputados es mantener el equilibrio, tanto si la amputación es en la pierna como en el brazo. En mi caso, tener una amputación en la mano me dificultaba coger y controlar el balón con una mano”, explica. “Sin embargo, ahora las cosas han mejorado mucho”.
Para Oznur las puertas se abrieron con un vídeo. Su hermano la grabó jugando y envió las imágenes al club Alves Kablo, un equipo de fútbol masculino de amputados. El vídeo les llamó la atención y la convocaron para jugar.
“Quedaron impresionados con mis habilidades y me invitaron a un partido de prueba. Después les gustó mi actuación, pero como era demasiado joven para entrar oficialmente en el equipo, me inscribí en la academia de fútbol a los 16 años”, recuerda. “Después de adquirir experiencia allí, me uní a un equipo de fútbol masculino de amputados y empecé a entrenar con ellos regularmente. Como era la única mujer del equipo, me resultaba difícil seguirles el ritmo en cuanto a estilo de juego e intensidad. Por eso elegí ser portera, ya que me permitía jugar con el equipo masculino de una forma más natural”.
Y así su amor por la portería se hizo cada vez más fuerte.
Otra vez, los obstáculos
Si bien Oznur entrenaba regularmente con el equipo, no era la portera principal. Por más habilidades que tenga, aún el reglamento no le permite jugar profesionalmente junto a los hombres. “La Liga de Fútbol de Amputados de Primera División prohíbe las competiciones mixtas, así que no puedo participar oficialmente en los partidos”, se lamenta. “Sin embargo, juego partidos amistosos como de costumbre”.
A pesar de ello, participar en entrenamientos y en partidos fuera del torneo la ayuda a mejorar su habilidad en la portería y adquiere así más experiencia.
Hoy, Oznur sueña con dar su próximo paso en el fútbol profesional. Para ello, ya sólo su determinación no basta. Necesita la de todo un grupo de mujeres, como ella, para quienes la discapacidad sea sólo un trampolín que les permita hacerse más fuerte en el campo de juego. “Como no hay equipos femeninos de fútbol para amputados, aún no he tenido la oportunidad de jugar con otras mujeres. Pero no pierdo la esperanza”, dice ella. “Sueño con que algún día se cree un equipo femenino de fútbol para amputadas en Türkiye”.
Ese sueño no parece tan lejano. En marzo de 2024, en Bélgica, Oznur fue invitada a participar en el Campamento de Desarrollo de Fútbol Femenino para Amputados, organizado en colaboración con la Asociación Belga de Fútbol y la Federación Europea de Fútbol para Amputados. Allí, contó la situación del fútbol femenino de amputados en Türkiye, y nombraron a Alpaslan Erkoc para trabajar en la creación del primer equipo de fútbol femenino de amputados en Türkiye. Algo que, aún es una hermosa semilla. Y Oznur espera ser la primera en verla florecer muy pronto en el campo de juego.
Este artículo fue redactado por Abdul Wakil Cicco y reportado por Mohammad Bashir Aldaher.