Pronosticar quién será el próximo papa es arriesgado. Un viejo dicho italiano advierte en contra de poner fe o dinero en cualquier supuesto favorito antes del cónclave, la reunión a puerta cerrada de cardenales que elige al pontífice.
El dicho reza: "El que entra en un cónclave como papa, sale de él como cardenal". Sin embargo, a continuación detallaremos en orden alfabético algunos de los cardenales considerados como "papables" para suceder a Francisco, fallecido este lunes a los 88 años.
Cardenal Jean-Marc Aveline, arzobispo de Marsella, francés, de 66 años
Según la prensa francesa, es conocido en algunos círculos católicos nacionales como Juan XXIV, en referencia a su parecido con el papa Juan XXIII, de principios de la década de 1960, un papa reformista de rostro redondo.
El papa Francisco alguna vez bromeó diciendo que su sucesor podría adoptar el nombre de Juan XXIV.
Aveline es conocido por su carácter afable y relajado, su disposición para hacer bromas y su proximidad ideológica a Francisco, especialmente en temas como la inmigración y las relaciones con el mundo musulmán. También es un intelectual serio, con un doctorado en teología y un título en filosofía.
Nació en Argelia en una familia de inmigrantes españoles que se trasladaron a Francia después de la independencia argelina, y ha vivido la mayor parte de su vida en Marsella, un puerto que durante siglos ha sido un cruce de culturas y religiones.
En medio de la brutal ofensiva israelí sobre Gaza, el papa Francisco llamó todas las noches a los cristianos de Gaza para consolarlos. Su muerte dejó un vacío profundo en Oriente Medio, donde su voz fue símbolo de esperanza, fe y paz.
Bajo el papado de Francisco, Aveline ha dado grandes pasos en su carrera, convirtiéndose en obispo en 2013, arzobispo en 2019 y cardenal tres años después. Su posición se vio fortalecida en septiembre de 2023, cuando organizó una conferencia internacional de la Iglesia sobre temas del Mediterráneo, evento en el que el papa Francisco fue el principal invitado.
Si llegara a obtener el cargo más alto, Aveline sería el primer papa francés desde el siglo XIV, un período turbulento en el que el papado se trasladó a Aviñón.
También sería el papa más joven desde Juan Pablo II. Si bien entiende italiano, no lo habla, lo que podría ser una desventaja importante para un cargo que también lleva el título de obispo de Roma y requiere un gran conocimiento de los juegos de poder y las intrigas romanas.
Cardenal Peter Erdo, húngaro, de 72 años
Si Erdo resulta elegido, inevitablemente sería visto como una figura de acuerdos: alguien del campo conservador que, sin embargo, ha tendido puentes con el mundo progresista del papa Francisco.
Erdo ya fue considerado un contendiente papal en el último cónclave en 2013, gracias a sus amplias conexiones eclesiásticas en Europa y África. Es considerado pionero de la Nueva Evangelización, un esfuerzo para reavivar la fe católica en naciones secularizadas y avanzadas, una prioridad clave para muchos cardenales.
En materia de teología, se considera un conservador, y en sus discursos por toda Europa subraya las raíces cristianas del continente. Sin embargo, también se le ve como pragmático y nunca chocó abiertamente con Francisco, a diferencia de otros clérigos tradicionalistas.
A pesar de eso, durante la crisis migratoria de 2015 generó una fricción en el Vaticano cuando se opuso al llamado del papa Francisco a que las iglesias acogieran a refugiados. Argumentó que esto equivaldría a tráfico de personas, alineándose aparentemente con el primer ministro nacionalista de Hungría, Viktor Orbán.
Experto en derecho eclesiástico, Erdo ha tenido una carrera acelerada, convirtiéndose en obispo a los 40 años y cardenal en 2003, cuando tenía solo 51 años, lo que lo convirtió en el miembro más joven del Colegio Cardenalicio hasta 2010.
Tiene un excelente dominio del italiano y también habla alemán, francés, español y ruso, lo que podría ayudar a descongelar las relaciones entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa rusa tras el profundo enfriamiento a causa de la guerra en Ucrania.
Erdo no es un orador carismático. Y aunque antes esto representaba una desventaja clara, ahora podría considerarse todo lo contrario si los cardenales buscan un papado más tranquilo tras la artillería verbal del papado de Francisco.
Cardenal Mario Grech, secretario general del Sínodo de Obispos, maltés, de 68 años
Grech proviene de Gozo, una pequeña isla que forma parte de Malta, el país más pequeño de la Unión Europea.
Sin embargo, desde sus humildes comienzos ha llegado a posiciones de gran relevancia: el papa Francisco lo nombró secretario general del Sínodo de Obispos, una posición de gran peso dentro del Vaticano.
Inicialmente visto como un conservador, Grech se ha convertido durante años en un defensor de las reformas de Francisco dentro de la Iglesia, adaptándose rápidamente a los tiempos actuales.
En 2008, varios ciudadanos homosexuales malteses anunciaron que dejaban la Iglesia en protesta por lo que consideraban la postura anti-LGBT del entonces papa, Benedicto XVI.
Grech mostró poca simpatía en ese momento, pero hablando en el Vaticano en 2014 pidió a la Iglesia ser más tolerante con sus miembros LGBT y ser flexible a la hora de encontrar nuevas formas de abordar las situaciones familiares contemporáneas.
Al día siguiente, el papa Francisco le dio una palmada en el hombro durante el desayuno y lo felicitó por su discurso, marcando su camino hacia un futuro ascenso.
En 2018, Grech habló sobre cómo disfrutaba los desafíos que enfrentaba la Iglesia. "Estamos atravesando un periodo de cambio. Y, para mí, esto es algo muy positivo", declaró en una entrevista con el periódico Malta Today. Advirtió que la Iglesia no seguiría siendo relevante para la sociedad moderna si no dejaba atrás la nostalgia del pasado.
Sus opiniones le han valido algunos enemigos de alto perfil, y el cardenal conservador Gerhard Muller lo atacó en 2022, menospreciando su perfil académico y acusándolo de ir en contra de la doctrina católica.
Los aliados de Grech insisten en que tiene amigos tanto en los campos conservadores como moderados y que, debido a su cargo destacado, lo conocen muchos cardenales, lo que le otorga una clara ventaja en un cónclave donde muchos de sus rivales son relativamente desconocidos entre sí.
Al provenir de un país pequeño, su elección como papa no generaría problemas diplomáticos ni geopolíticos.
Ha enfatizado que siempre busca el consenso antes que la confrontación. Sin embargo, en ocasiones ha provocado controversia. En 2016, lideró una peregrinación para rezar por la lluvia después de reunirse con agricultores preocupados por la sequía. Un periódico local dijo que era "un retroceso a intentos prehistóricos de inducir lluvia", pero pocos días después del evento, efectivamente comenzó a llover.
Cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, español, de 79 años
Omella es un hombre alineado con el corazón del papa Francisco. Modesto y de buen carácter, lleva una vida humilde a pesar de su alto cargo, dedicando su carrera eclesiástica a la atención pastoral, promoviendo la justicia social y personificando una visión compasiva e inclusiva del catolicismo.
"No debemos ver la realidad sólo a través de los ojos de los que tienen más, sino también a través de los ojos de los pobres", declaró en abril de 2022, palabras que reflejan la visión global de Francisco.
Nació en 1946 en el pueblo de Cretas, en el noreste de España. Después de ser ordenado en 1970, trabajó como sacerdote en varias parroquias españolas y también pasó un año como misionero en Zaire, hoy llamado como la República Democrática del Congo.
Para subrayar su dedicación a las causas sociales, entre 1999 y 2015 trabajó estrechamente con la organización benéfica Manos Unidas de España, que lucha contra el hambre, las enfermedades y la pobreza en un mundo en desarrollo.
Se convirtió en obispo en 1996 y fue promovido a arzobispo de Barcelona en 2015.
Solo un año después, Francisco le otorgó un birrete cardenalicio rojo, un acto visto como un claro respaldo a las tendencias progresistas de Omella, que contrastan con los elementos más conservadores que anteriormente dominaban la Iglesia española.
Omella fue presidente de la conferencia episcopal de España. Tuvo que lidiar con las consecuencias de una comisión independiente que estimó en 2023 que más de 200.000 menores pudieron haber sido abusados sexualmente por el clero español a lo largo de las décadas.
Omella ha pedido perdón repetidamente por la mala gestión de los abusos sexuales, pero ha negado que tantos niños hayan sido abusados, con una investigación interna de la Iglesia que identificó sólo 927 víctimas desde la década de 1940.
"Al final, los números no nos llevan a ningún lado. Lo importante son las personas y hacer enmiendas en la medida de lo posible", declaró. "Echar la culpa no es el camino. El problema no pertenece a la Iglesia, pertenece a la sociedad en su conjunto".
En 2023, Francisco invitó a Omella a unirse a su gabinete de cardenales, compuesto por nueve miembros, para asesorarle en cuestiones de gobernanza.
Si el cónclave decide que la Iglesia necesita un enfoque nuevo, esta proximidad podría ser un factor en contra de Omella.
Cardenal Pietro Parolin, italiano, diplomático del Vaticano, de 70 años
Parolin es visto como un candidato de acuerdos entre progresistas y conservadores. Ha sido diplomático de la Iglesia la mayor parte de su vida y ha ocupado el cargo de secretario de Estado del papa Francisco desde 2013, el año en que el pontífice fue elegido.
El puesto es similar al de primer ministro, y los secretarios de Estado a menudo son llamados "el papa adjunto" porque ocupan el segundo lugar en la jerarquía del Vaticano, justo después del pontífice.
Parolin trabajó previamente como viceministro de Exteriores bajo el papa Benedicto, quien en 2009 lo nombró embajador del Vaticano en Venezuela, donde defendió a la Iglesia contra los intentos de debilitarla por parte del entonces presidente Hugo Chávez.
También fue el principal arquitecto del acercamiento del Vaticano con China y Vietnam. Los conservadores lo han atacado por un acuerdo sobre el nombramiento de obispos en la China comunista.
Él ha defendido el acuerdo, diciendo que, aunque no era perfecto, evitó un cisma y proporcionó una forma de comunicación con Beijing.
Parolin nunca ha sido un activista ruidoso o de primera línea en las llamadas “Guerras culturales de la Iglesia”, que se centraron en cuestiones como el aborto y los derechos de los homosexuales, aunque en una ocasión condenó la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo en muchos países como "una derrota para la humanidad".
Ha defendido el poder del Vaticano sobre los líderes locales de la Iglesia, criticando los intentos en Alemania de permitir que los sacerdotes bendijeran simbólicamente a parejas del mismo sexo.
Dijo que las Iglesias locales no pueden tomar decisiones que terminen afectando a todos los católicos.
De voz suave y modesta, Parolin devolvería el papado a los italianos después de tres pontífices no italianos consecutivos: Juan Pablo II de Polonia, Benedicto de Alemania y Francisco de Argentina.
Ingresó al servicio diplomático del Vaticano solo tres años después de su ordenación sacerdotal en 1980, por lo que su experiencia pastoral es limitada. Sin embargo, un factor a su favor es que habla varios idiomas.
Cardenal Luis Antonio Gokim Tagle, filipino, de 67 años
Tagle es a menudo llamado el "Francisco asiático" debido a su compromiso similar con la justicia social, y si es elegido sería el primer pontífice de Asia.
En teoría, Tagle, quien generalmente prefiere ser llamado por su apodo "Chito", parece tener todos los requisitos para calificar como papa.
Cuenta con décadas de experiencia pastoral desde su ordenación sacerdotal en 1982. Luego adquirió experiencia administrativa, primero como obispo de Imus y luego como arzobispo de Manila.
El papa Benedicto lo hizo cardenal en 2012.
En un acto visto por algunos como una estrategia de Francisco para darle a Tagle algo de experiencia en el Vaticano, en 2019 el papa lo trasladó de Manila y lo nombró jefe del brazo misionero de la Iglesia, conocido formalmente como el Dicasterio para la Evangelización.
Proviene de lo que algunos llaman "el pulmón católico de Asia", ya que Filipinas tiene la población católica más grande de la región. Su madre era filipina de etnia china. Habla con fluidez italiano e inglés.
Entre 2015 y 2022, fue el máximo líder de Caritas Internationalis, una confederación de más de 160 organizaciones católicas de ayuda, servicios sociales y desarrollo en todo el mundo.
En 2022, el papa Francisco despidió a toda su dirección tras acusaciones de acoso y humillación a empleados, y nombró a un comisionado para dirigirla.
Tagle, que también fue removido de su rol, había sido nominalmente presidente, pero no estaba involucrado en las operaciones diarias, que eran supervisadas por un director general laico.
Al anunciar la dramática decisión del papa, Tagle declaró en una reunión de la confederación que los cambios eran un momento para "enfrentar nuestros fracasos". Queda por ver cómo esta saga afectará las posibilidades de Tagle de llegar al papado.
Cardenal Joseph Tobin, arzobispo de Newark, NJ, estadounidense, de 72 años
Es poco probable que los cardenales del mundo elijan al primer papa estadounidense, pero si estuvieran dispuestos a hacerlo Tobin parecería la opción más probable.
Exlíder global de una gran orden religiosa católica conocida como los Redentoristas, este nativo de Detroit ha pasado tiempo en países de todo el mundo y habla con fluidez italiano, español, francés y portugués. También tiene experiencia en el servicio vaticano y en altos cargos dentro de la iglesia estadounidense.
Tobin ocupó un puesto como segundo al mando de una oficina vaticana entre 2009 y 2012, y luego fue nombrado por el papa Benedicto arzobispo de Indianápolis, Indiana.
Francisco lo hizo cardenal en 2016 y más tarde lo nombró arzobispo de Newark. En este último cargo, Tobin, un hombre corpulento conocido por su régimen de entrenamiento con pesas, ha lidiado con uno de los escándalos católicos más notorios en los últimos años. En 2018, el entonces cardenal Theodore McCarrick, uno de los predecesores de Tobin en Newark, fue retirado del ministerio por acusaciones de mala conducta sexual con seminaristas.
McCarrick negó cualquier delito, renunció como cardenal y más tarde fue declarado culpable por un tribunal vaticano y retirado del sacerdocio. Murió a principios de este mes.
Tobin recibió elogios por su manejo del escándalo, incluida una decisión de hacer públicos los acuerdos confidenciales previamente realizados entre la arquidiócesis y las presuntas víctimas de McCarrick.
Tobin es el mayor de 13 hijos y ha dicho que está en recuperación de alcoholismo. Es conocido por su actitud de apertura hacia las personas LGBT, escribiendo en 2017 que "en demasiadas partes de nuestra iglesia, las personas LGBT han sido hechas sentir no bienvenidas, excluidas e incluso avergonzadas".
Cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, ghanés, funcionario vaticano, de 76 años
Desde sus humildes comienzos en un pequeño pueblo africano, el cardenal Peter Turkson ha alcanzado grandes logros en la Iglesia, lo que lo convierte en un gran candidato para ser el primer papa de África subsahariana.
Combina una amplia experiencia pastoral atendiendo a las congregaciones en Ghana con una experiencia práctica liderando varias oficinas vaticanas, así como sólidas habilidades de comunicación.
El hecho de que provenga de una de las regiones más dinámicas para la Iglesia, que lucha contra las fuerzas del secularismo en los corazones de Europa, también debería fortalecer su posición.
Cuarto hijo en una familia de 10 hermanos, Turkson nació en Wassaw Nsuta, en lo que entonces se conocía como la Costa de Oro en el Imperio Británico. Su padre trabajaba en una mina cercana y, además, era carpintero, mientras su madre vendía verduras en el mercado.
Estudió en seminarios en Ghana y Nueva York. Fue ordenado en 1975, y luego enseñó en su antiguo seminario ghanés y realizó estudios bíblicos avanzados en Roma.
El papa Juan Pablo II lo nombró arzobispo de Cape Coast en 1992 y, 11 años después, lo convirtió en el primer cardenal en la historia del estado de África Occidental.
Las promociones continuaron bajo el sucesor de Juan Pablo, Benedicto, quien lo trajo al Vaticano en 2009 y lo nombró jefe del Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz, el organismo encargado de promover la justicia social, los derechos humanos y la paz mundial.
En ese rol, fue uno de los asesores más cercanos del papa en temas como la crisis climática, y atrajo mucha atención al asistir a conferencias como el Foro Económico de Davos.
Francisco fusionó el departamento de Turkson en 2016 con otras tres oficinas, algo que llevó a que algunos lo vieran como una lucha de poder entre él y otro cardenal.
Turkson renunció a ese cargo en 2021 y fue nombrado para encabezar dos academias pontificias sobre ciencias y ciencias sociales.
En 2023, le dijo a la BBC que rezaba "en contra" de la posibilidad de ser elegido papa, pero algunos de sus detractores afirmaron que, dadas sus apariciones mediáticas, parecía estar haciendo campaña para el puesto.
Cardenal Matteo Maria Zuppi, italiano, arzobispo de Bolonia, de 69 años
Cuando Zuppi recibió un ascenso en 2015 y se convirtió en arzobispo de Bolonia, los medios nacionales lo llamaron el "Bergoglio italiano", debido a su afinidad con Francisco, cuyo nombre era Jorge Mario Bergoglio.
Zuppi sería el primer papa italiano desde 1978.
Al igual que el papa Francisco cuando vivía en Buenos Aires, Zuppi es conocido como un "sacerdote de la calle" que se enfoca en los migrantes y los pobres, y se preocupa muy poco por el lujo y el protocolo. Se hace llamar "Padre Matteo", y en Bolonia, a veces en lugar de coche oficial, usa una bicicleta.
En una ciudad que adora la carne, causó revuelo cuando le sirvieron tortellini sin cerdo, como opción, para la festividad del santo patrón de Bolonia.
Zuppi calificó esta decisión amigable con los musulmanes —pues en el islam la carne de cerdo está prohibida— como un gesto normal de respeto y cortesía.
Si fuera elegido papa, los conservadores probablemente lo verían con sospecha. Las víctimas de abusos sexuales dentro de la Iglesia también podrían objetar su elección, ya que la Iglesia católica italiana, que él dirige desde 2022, ha sido lenta en investigar y confrontar este problema.
El cardenal italiano está estrechamente vinculado a la Comunidad de Sant'Egidio, un grupo católico global de paz y justicia con sede en el histórico barrio romano de Trastevere, donde pasó la mayor parte de su vida como sacerdote.
Sant'Egidio, a veces llamado "las Naciones Unidas de Trastevere", facilitó un acuerdo de paz en 1992 que puso fin a una guerra civil de 17 años en Mozambique, con la ayuda de Zuppi como uno de los mediadores.
Recientemente ha participado más en la diplomacia como enviado papal para el conflicto entre Rusia y Ucrania, centrando sus esfuerzos en la repatriación de niños que Ucrania afirma han sido deportados a Rusia o a territorios controlados por este país.
Zuppi es un romano de nacimiento con un marcado acento regional y profundas raíces familiares católicas.
Su padre, Enrico, fue editor del suplemento dominical del periódico vaticano L'Osservatore Romano, mientras que su tío materno, Carlo Confalonieri, también fue cardenal.

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