Miles de personas tomaron este jueves las calles de São Paulo para manifestar su rechazo a los nuevos aranceles del 50 % impuestos por Estados Unidos, en una protesta que también reflejó el descontento por lo que consideran una injerencia inaceptable de Donald Trump en la política brasileña. Mientras las avenidas se llenaban de manifestantes, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva advertía sobre las posibles consecuencias de estas medidas y abría la puerta al diálogo para buscar soluciones que protejan la economía nacional.
“Brasil es de los brasileños. Trump no puede seguir interfiriendo en Brasil, saliendo en defensa de Bolsonaro. Eso es absurdo. Nos está faltando el respeto”, declaró Damaris Silva, de 58 años, mientras sostenía un cartel con la frase “Respeto a Brasil”. Al igual que ella, miles expresaron su indignación no solo por la decisión de Washington, que afecta a sectores clave de la economía brasileña, sino también por las recientes declaraciones de Trump sobre el expresidente Jair Bolsonaro, acusado de intentar un golpe de Estado.
La tensión se desató cuando el mandatario estadounidense calificó el proceso judicial contra Bolsonaro como una “caza de brujas” y exigió que la “persecución” termine “de inmediato”. Esta intervención fue percibida por muchos en Brasil como un intento directo de presionar al sistema judicial del país. Durante la protesta, no faltaron pancartas que pedían la prisión del exmandatario ultraderechista, a quien responsabilizan por haber erosionado las instituciones democráticas durante su gobierno.
Lula advierte y abre diálogo con EE.UU.
Con un tono firme pero abierto al entendimiento, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva respondió públicamente a la escalada con Estados Unidos. En una entrevista televisiva con el Jornal Nacional de TV Globo, el mandatario apostó por el diálogo como primera vía para desactivar el conflicto. Anunció la creación de una comisión conjunta entre el Gobierno y empresarios para evaluar el impacto de los aranceles y buscar alternativas comerciales. “Vamos a ver quiénes se ven afectados, cómo se verán afectados y cómo podemos buscar nuevos mercados. Y yo mismo voy a buscar nuevos mercados para los productos brasileños”, afirmó.
Aunque se mostró dispuesto a negociar, Lula dejó clara su postura frente a la medida tomada por Donald Trump: si no hay acuerdo, Brasil responderá. “Queremos negociar, pero si Trump sigue jugando con los impuestos, estos serán interminables. Lo que Brasil no acepta es la injerencia en sus asuntos internos”, advirtió. De no llegar a una solución pactada antes del 1 de agosto —cuando los aranceles estadounidenses entrarían en vigor—, el Gobierno brasileño aplicará la ley de reciprocidad e impondrá sus propios aranceles como respuesta.
El presidente también cuestionó el impacto que estas decisiones podrían tener para la economía estadounidense. “Esto no es un impuesto solo a Brasil. Ha estado gravando a todos los países del mundo desde que asumió el cargo. Es su derecho, pero también es el derecho de los países reaccionar”, subrayó.
Más allá del fondo, Lula mostró su indignación por las formas: aseguró que se enteró de la medida a través de la página web del expresidente estadounidense y que no recibió ningún aviso formal. “Podría haber llamado a Brasil para decir lo que iba a hacer. No nos envió una carta. No recibimos ninguna comunicación. Lo publicó en su página web, en una total falta de respeto, que es su comportamiento con todo el mundo. Y no estoy obligado a aceptar este comportamiento irrespetuoso entre jefes de Estado”, concluyó.
Bolsonaro y el juicio por golpismo
Lula también rechazó la vinculación directa que hizo Trump entre los aranceles y el proceso judicial contra Bolsonaro. En el primer párrafo de la carta en la que anunció las sanciones, el mandatario estadounidense calificó el juicio contra el expresidente brasileño como una “caza de brujas” y exigió que la “persecución” finalice de inmediato.
“Es importante considerar que no se puede tolerar la interferencia de un país en la soberanía de otro, ni la interferencia de un presidente en el Poder Judicial de mi país”, respondió Lula, quien recordó que Bolsonaro tiene derecho a la “presunción de inocencia”.
Finalmente, el presidente brasileño descartó una llamada telefónica con Trump y afirmó que el comercio bilateral representa “apenas el 1,7 % del PIB” de Brasil, minimizando el impacto potencial. Además, indicó que su gobierno evalúa llevar el caso ante la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Por su parte, Bolsonaro defendió la medida adoptada por Estados Unidos, calificándola como resultado del supuesto “alejamiento de Brasil de sus compromisos con la libertad y el Estado de derecho”.