Estados Unidos anunció por primera vez sanciones contra el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, por la gestión de su administración ante las protestas antigubernamentales que sacudieron la isla hace cuatro años.
El secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio anunció este viernes en su cuenta de X que la entidad empezó a restringir “las visas" del presidente Díaz-Canel y otros altos funcionarios del gobierno.
Además del mandatario, fueron sancionados el ministro de Defensa, Álvaro López Miera, y el ministro del Interior, Lázaro Alberto Álvarez Casas.
El Departamento de Estado también añadió la "Torre K" —un hotel de 42 pisos en La Habana— a su lista restringida de entidades "para evitar que dólares estadounidenses financien la represión del régimen cubano". "Mientras el pueblo cubano sufre escasez de alimentos, agua, medicinas y electricidad, el régimen derrocha dinero entre sus allegados", declaró Rubio, quien también es ascendencia cubana.
“Defensor del genocidio”
El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, criticó duramente la medida de Washington. En un mensaje de X, señaló que EE.UU. “es capaz de imponer sanciones migratorias contra dirigentes revolucionarios y de mantener una guerra económica prolongada y despiadada contra Cuba, pero no tiene la capacidad de doblegar la voluntad de este pueblo ni de sus dirigentes”.
En la misma línea, Johana Tablada, subdirectora del departamento de Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, arremetió contra Rubio, calificándolo de "defensor del genocidio, las cárceles y las deportaciones masivas".
Esta es la primera vez que el presidente de Cuba recibe sanciones del Gobierno del presidente Donald Trump, quien presentó el 30 de junio un memorándum para poner fin "a las prácticas económicas que benefician desproporcionadamente al gobierno, las fuerzas armadas, las agencias de inteligencia o de seguridad cubanas a expensas del pueblo".
Las inusuales protestas de 2021 en la isla se produjeron tras repetidos apagones en La Habana y otras ciudades. En aquel momento, el gobierno afirmó que eran resultado de una campaña mediática estadounidense y décadas de sanciones a manos de la Casa Blanca.