Palestinos desesperados, con ollas y cubos de plástico en las manos, se apresuraban este sábado a conseguir arroz en una cocina solidaria de Ciudad de Gaza. La escena se produce apenas un día después de que Naciones Unidas declarara oficialmente la hambruna en el territorio, castigado tras casi dos años de ofensiva israelí.
Mientras, un niño mete sus manos en una olla para raspar los últimos granos pegados en el fondo, mientras una niña, sentada al borde de una tienda, come directamente de una bolsa de plástico en el suelo.
“No tenemos casa, ni comida, ni ingresos… así que nos vemos obligados a recurrir a las cocinas solidarias, pero no sacian nuestro hambre”, lamentó Yousef Hamad, de 58 años, desplazado desde la ciudad norteña de Beit Hanoun.
Más al sur, en Deir Al-Balah, Umm Mohammad, de 34 años, aseguraba que la declaración de hambruna de la ONU había llegado “demasiado tarde”. Sus hijos, contaba, “se tambalean de mareo, incapaces de despertar por la falta de comida y agua”.
El viernes, la ONU culpó a la “obstrucción sistemática” de la ayuda por parte de Israel de la hambruna en Gaza. La Iniciativa de Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria (IPC, por sus siglas en inglés), con sede en Roma, señaló que la crisis afecta ya a 500.000 personas —una quinta parte del territorio palestino, incluida Ciudad de Gaza—.
“Deber moral”
El sábado, el jefe de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos afirmó que era “hora de que el gobierno de Israel deje de negar la hambruna que ha creado en Gaza”.
“Todos los que tienen influencia deben ejercerla con determinación y con un sentido de deber moral”, publicó Philippe Lazzarini, director de UNRWA, en la red social X.
El IPC proyectó que la hambruna se extenderá a Deir Al-Balah y Jan Yunis para finales de septiembre, lo que cubriría alrededor de dos tercios de Gaza.
Mientras tanto, Israel mantiene sus bombardeos sobre el territorio palestino. Imágenes de la agencia de noticias AFP mostraban densas columnas de humo elevándose sobre el barrio de Zeitún, en Ciudad de Gaza, mientras palestinos escarbaban entre los escombros de edificios destruidos.
“Se siente que el final está cerca”
El portavoz de la Defensa Civil de Gaza, Mahmud Bassal, calificó la situación en los barrios de Sabra y Zeitún como “absolutamente catastrófica”, describiendo la “destrucción completa de bloques residenciales enteros”.
“Estamos atrapados aquí, viviendo con miedo, sin ningún lugar a dónde ir. No hay seguridad en ningún sitio de Gaza. Moverse ahora equivale a morir”, dijo Ahmad Jundiyeh, de 35 años, desplazado a las afueras norteñas de Zeitún.
“Escuchamos constantemente el sonido de los bombardeos… oímos aviones de combate, disparos de artillería e incluso explosiones de drones”, agregó.
“Tenemos muchísimo miedo: se siente como si el final estuviera cerca”.
Por su parte, el ministro de Defensa, Israel Katz, prometió el viernes que Israel destruiría Ciudad de Gaza como ha hecho con otras partes del territorio si Hamás no acepta deponer las armas, liberar a todos los rehenes que aún retiene y aceptar las condiciones de Israel.
Residentes de Ciudad de Gaza aseguran que los ataques israelíes en la zona habían sido implacables durante días.
Éxodo acelerado
“Que vengan y vean lo que nos está pasando aquí en el barrio de Zeitún. Nos han arruinado”, dijo Aymen Daloul, de 53 años, residente de Ciudad de Gaza cuya casa quedó destruida.
“Dormiremos en las calles como si fuéramos ganado. Tengan piedad de nosotros”.
Mahmud Abu Saqer, de 24 años, relató que el éxodo de residentes se había acelerado desde que Israel anunció sus planes de tomar Ciudad de Gaza.
“Solo esta mañana se marcharon más de 500 o 600 familias, y ayer miles”, dijo. “Los sonidos de las explosiones desde la mañana están obligando a todos a irse”.
Según el Ministerio de Salud de Gaza, Israel ha matado al menos a 62.622 palestinos desde octubre de 2023, la mayoría de ellos civiles.