“Lo que alguna vez fue un sueño, hoy está cerca de convertirse en realidad”, así describió el ministro de Energía de Türkiye, Alparslan Bayraktar, la primera central nuclear del país, Akkuyu, que se encuentra en los preparativos finales para entrar en funcionamiento. Con la planta, ubicada en la provincia mediterránea de Mersin, el país se acerca a dar un paso decisivo en la transformación de sus fuentes de energía.
Bayraktar explicó que la entrada en funcionamiento de Akkuyu acerca a Türkiye, como nunca antes, a garantizar su seguridad energética y a consolidar su papel en la estabilidad regional.
Por su parte, Anton Dedusenko, presidente del consejo de administración de la planta de Akkuyu y director general de Rusatom Energy International, socio ruso del proyecto, declaró que “todos los sistemas de la unidad se están sometiendo a una serie de operaciones de control” como parte de la puesta en marcha.
En conversación con el medio RIA Novosti el martes, durante la Exposición y Cumbre de Centrales Nucleares en Estambul, Dedusenko explicó “la entrada en servicio de una unidad de una central nuclear es una operación de varias etapas. Actualmente nos encontramos en una de las etapas finales de preparación para el inicio de la operación de la Unidad 1”.
“Todos los sistemas y elementos de la unidad se están poniendo en estado de disponibilidad operativa y se está verificando su cumplimiento con los criterios de seguridad nuclear”, completó.
En marzo, finalizaron las obras de construcción e instalación de la primera unidad. El viceprimer ministro ruso, Alexander Novak, declaró el mes pasado que se espera la puesta en marcha de la Unidad 1 dentro de un año.
Cubrir el 10% de la demanda eléctrica
Akkuyu será la primera central nuclear de Türkiye y la primera en el mundo construida bajo el modelo “Build-Own-Operate” (BOO), en el que el proveedor, en este caso Rusia, es responsable de la construcción, operación y propiedad del proyecto. Contará con cuatro reactores que, se prevé, comiencen a funcionar con un año de diferencia.
Cuando la planta opere con los cuatro reactores, podrá cubrir cerca del 10 % de la demanda eléctrica nacional, que crece junto con el desarrollo industrial del país.
Se estima que Akkuyu funcionará durante al menos 60 años, con posibilidad de extender su vida útil otros 20. Además de fortalecer la seguridad energética, se espera que contribuya a reducir significativamente las emisiones de carbono y la dependencia de combustibles fósiles importados.
Sin embargo, Akkuyu es solo el primer paso. El Gobierno de Türkiye planea construir nuevas plantas nucleares en Sinop, al norte, y en Tracia noroccidental, cerca de las fronteras con Grecia y Bulgaria. El objetivo es alcanzar una capacidad nuclear instalada de 20.000 megavatios para 2050, un avance clave en la estrategia energética nacional.