“¡Muérete, hijo de p***!”, le gritó un grupo de israelíes a Ahmad Manasra, de 13 años, en 2015, mientras él yacía en el suelo, golpeado brutalmente, atropellado por un conductor israelí, con el cráneo fracturado y un sangrado interno.
Poco después del ataque, Manasra fue arrestado. Tras casi una década en prisión, lo liberarion el 10 de abril de 2025. Hoy tiene 23 años.
El mundo recuerda su caso por un video que se volvió viral: mostraba a Ahmad sangrando en el suelo, y poco después siendo interrogado aún siendo menor. Las imágenes circularon ampliamente en redes sociales.
“La ocupación ataca a los niños. Todo nuestro pueblo sufre bajo ocupación: sean niños, mujeres, refugiados, prisioneros o familias”, declaró el ministro de Relaciones Exteriores palestino Mohammed Mustafa en entrevista exclusiva con TRT World durante el Foro Diplomático de Antalya.
Aunque ya está en libertad, Ahmad sufre esquizofrenia y otros trastornos de salud mental, según un informe de Médicos Sin Fronteras de 2021. El aislamiento prolongado al que fue sometido en prisión habría agravado su condición.
“La impactante maltrato a Ahmad Manasra, así como la crueldad que exhibieron las autoridades penitenciarias y el sistema judicial israelíes revela un patrón más amplio de abuso hacia los prisioneros palestinos, especialmente menores”, señaló Heba Morayef, directora regional de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África.
“La etapa actual es la más difícil en la historia del movimiento de prisioneros palestinos. Lo que gobierno israelí realiza –a través de restricciones, hostigamientos y violaciones de todas las normas humanitarias– ha hecho que la realidad sea absolutamente difícil para los prisioneros palestinos, ya sean niños o adultos. Lo que están sufriendo son crímenes bajo cualquier perspectiva”, afirmó Faed Mustafa, embajador palestino en Ankara, también en una entrevista con TRT World en el Foro Diplómatico de Antalya.
El día de su liberación, su abogado, Khaled Zabarqa, denunció que las autoridades penitenciarias israelíes lo dejaron “lejos de la prisión de Nafha para impedir que su familia lo recibiera, abandonándolo en un área desierta”. Fue encontrado por un peatón en Beersheba, en el sur de la zona desértica de Néguev, quien contactó a su familia.
Durante casi una década, Ahmad no pudo abrazar, besar ni tocar a sus familiares. Solo una vez logró tocar brevemente la mano de su madre a través de un hueco en la pared de la sala del tribunal. Recién ahora, tras 9 años y medio, pudo abrazarla por primera vez.
Detenido, acusado y condenado siendo menor de edad, el caso de Ahmad se ha convertido en símbolo del maltrato de Israel a los niños palestinos, en un patrón que, según organizaciones de derechos humanos, viola el derecho internacional.
¿Qué pasó en 2015?
Ahmad Manasra fue acusado de intento de asesinato en un caso polémico, a pesar de que no apuñaló a nadie. Una acusación que, según defensores de derechos humanos, demuestra el maltrato israelí a los menores palestinos.
Luego del incidente, a Ahmad lo dejaron desangrándose en el suelo sin atención médica inmediata, junto al cuerpo sin vida de su primo Hassan, de 15 años. En un video explícito, se ve a Ahmad con sangre la cabeza mientras era insultado por israelíes. Las imágenes se viralizaron y acumularon millones de reproducciones.
En 2015, Hassan, primo de Ahmad, supuestamente apuñaló a dos israelíes cerca del asentamiento ilegal de Pisgat Ze’ev, en Jerusalén Este. Hassan fue asesinado en el acto y Ahmad fue golpeado salvajemente y luego acusado de “colaborar con el enemigo en tiempos de guerra”.
El video del interrogatorio de Ahmad, que se conoció ese mismo año, también causó indignación. En él se ve cómo lo tratan con dureza y sin abogado ni tutor legal presente.
El niño, de entonces solo 13 años, lloraba y suplicaba: “No recuerdo nada. No sé qué me está pasando. Solo me vi en el video y lo creí. Llévenme al médico”.
Otro video, que fue filtrado, mostraba a agentes israelíes gritándole e insultándolo mientras el niño se encontraba visiblemente angustiado.
Inicialmente sentenciado a 12 años de prisión, su condena fue reducida a 9 años y medio. En ese tiempo, Ahmad desarrolló problemas graves de salud mental, como paranoia, delirios y privación extrema del sueño.
Su familia y abogados atribuyen su deterioro psicológico al maltrato recibido, incluyendo encierros prolongados en celdas pequeñas, aislamiento de 23 horas al día y cambios frecuentes de prisión. Ahmad incluso intentó hacerse daño, según reveló su abogado. Fue transferido repetidamente al sector psiquiátrico donde le administraban inyecciones para estabilizarlo.
¿Dónde estuvieron los organismos internacionales?
Organizaciones de derechos humanos han seguido el caso de Ahmad de cerca. En diciembre de 2021, un médico externo de la organización Médicos Sin Fronteras pudo visitarlo por primera vez desde su detención y le diagnosticó esquizofrenia.
Numerosos organismos, incluidos la Unión Europea y las Naciones Unidas, exigieron su liberación. Sin embargo, la Corte Suprema de Israel rechazó sistemáticamente las apelaciones, alegando que, por estar condenado por “terrorismo”, no podía beneficiarse de una liberación anticipada.
Entre su condena y sentencia, Israel modificó su legislación para permitir que niños de 12 años fueran juzgados en tribunales civiles por “delitos terroristas”, algo que ha sido ampliamente criticado internacionalmente.
Anualmente, entre 500 y 700 niños palestinos, en su mayoría varones de entre 12 y 17 años, son arrestados y juzgados en tribunales militares israelíes. Allí se les considera legalmente responsables, en contra de lo que dice la ley internacional que considera niños sin esa carga legal a los menores de 18 años.
Morayef condenó la prolongada reclusión en aislamiento de Ahmad, afirmando que pasó mucho más de los 15 días permitidos por normas internacionales, lo que se considera tortura. “Y esto ha agravado su situación”, advirtió. “El confinamiento solitarios por más de 15 días viola las prohibiciones de torturas”.
Un patrón sistemático de Israel
Desde 1967, los niños palestinos en Cisjordania ocupada están sujetos a la ley militar israelí, siendo los únicos menores del mundo juzgados sistemáticamente por tribunales militares.
La organización Defense for Children International - Palestine (DCIP), que documenta estos casos desde 1991, estima que unos 13.000 niños palestinos han sido arrestados y procesados en el sistema militar israelí durante las últimas dos décadas.
Según DCIP, tres de cada cuatro niños sufrieron algún tipo de violencia física tras su arresto. En el 97% de los casos no había un padre presente durante el interrogatorio y dos tercios no fueron informados de sus derechos. Además, el 80% fue sometido a registros corporales, el 42% fue privado de alimentos y agua, y el 31% no tuvo acceso a un baño.
Estos abusos violan el artículo 5 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que prohíbe la tortura y el trato cruel, inhumano o degradante.
Los niños detenidos también reportan abusos desde el momento del arresto hasta la liberación, incluyendo vendajes, golpes, insultos, amenazas e intimidación.
Finalmente, Walid Ahmad, un joven de 17 años del norte de Cisjordania ocupada, tras pasar seis meses detenido, colapsó y murió en prisión. Su autopsia reveló señales de inanición, abuso y negligencia médica extrema.