Tras la muerte del papa Francisco a los 88 años, se abre un período excepcional en el Vaticano. Mientras millones de fieles en todo el mundo despiden al primer pontífice latinoamericano y primer jesuita en ocupar el trono de San Pedro, la Iglesia católica entra en "sede vacante", una etapa marcada por ritos solemnes, como el funeral del papa, que culminarán con un antiguo y ceremonioso proceso para elegir a su sucesor: el cónclave.
El primer paso será el rito de constatación de la muerte, que tendrá lugar en su residencia de la Casa Santa Marta, en cuya capilla será velado, conforme a su voluntad. Francisco simplificó los rituales funerarios el año pasado y, entre otras disposiciones, estableció que su cuerpo no fuera trasladado al Palacio Apostólico —donde decidió no vivir desde su elección en 2013—, y que fuera expuesto a los fieles en un ataúd abierto, en lugar de sobre un catafalco en la basílica.
Mientras tanto, hasta que se anuncie al próximo pontífice, la administración de los asuntos vaticanos quedará temporalmente en manos del cardenal camarlengo. Este es el responsable de constatar y comunicar la muerte del papa, además de actuar como una suerte de "papa interino", con funciones limitadas, hasta la elección del sucesor. El irlandés Kevin Farrell, de 77 años, fue designado para este cargo en febrero de 2019.
Lo primero que hará el camarlengo será convocar a todos los cardenales a Roma para las exequias y la organización de la sucesión. Entre sus tareas se encuentra fijar la fecha y hora de la exposición de los restos, el día del entierro —que debe realizarse entre el cuarto y el sexto día tras el fallecimiento— y coordinar los nueve días de ceremonias de duelo.
También le corresponde definir la fecha de inicio del cónclave, el cual debe comenzar no antes del día 15 ni después del día 20 tras la muerte del sumo pontífice. Del latín "cum clave" (bajo llave), el cónclave es una reunión a puerta cerrada en la que los cardenales menores de 80 años se encierran en la Capilla Sixtina para elegir al nuevo papa, no podrán salir y no volverán a la "libertad" hasta completar su misión.
El cónclave, en aislamiento total
El cónclave se celebra en completo aislamiento para favorecer el consenso y evitar cualquier tipo de influencia externa. Esta práctica se remonta a 1270, cuando los habitantes de Viterbo —entonces sede papal—, cansados de años de indecisión, decidieron encerrar a los príncipes de la Iglesia hasta que eligieran a un nuevo papa.
Así, en la fecha elegida, se encerrarán en la Capilla Sixtina para debatir el nombre del futuro papa, aunque solo podrán votar o ser elegidos los menores de 80 años.
Esta jornada histórica comenzará con la misa 'Pro eligendo papa' en la basílica de San Pedro y después los electores procesionarán hasta la Sixtina cantando el "Veni creator".
Una vez dentro, jurarán y, acto seguido, el maestro de ceremonias expulsará a todos los no autorizados con la tradicional fórmula "Extra omnes" ("fuera todos") y se cerrarán las puertas para garantizar la máxima privacidad, utilizando incluso inhibidores de frecuencia.
¿Quiénes y cómo votan?
Los cardenales son los que votarán por el nuevo papa. Los electores son 138 (a fecha de febrero de 2025). La mayoría de Europa (54), seguidos por los asiáticos (24), los sudamericanos (18), norteamericanos (16), africanos (18), centroamericanos (4) y de Oceanía (4).
Durante su pontificado, el papa argentino ha rediseñado la geopolítica eclesial: aunque los europeos siguen siendo mayoría, su número se ha reducido en favor de otras regiones, como Asia, que cuenta con 25 cardenales (el 18% del total), y África, que también ha crecido. América Latina suma 24 electores.
La elección se hará por escrutinio secreto. Para que sea válida, se requieren dos tercios de los votos. El primer día se lleva a cabo una única votación; en los días siguientes, habrá dos votaciones por la mañana y dos por la tarde si no se alcanza un consenso.
La famosa fumata
Después de cada votación, las papeletas se queman en una estufa instalada en la Capilla Sixtina. El color del humo que sale por la chimenea indica el resultado: si es negro, no hay acuerdo; si es blanco, se ha elegido al nuevo papa.
Una vez elegido, el nuevo pontífice es llevado a la sacristía de la Capilla Sixtina, conocida como la 'sala de las lágrimas', donde habrán preparados tres trajes pontificios de varios tamaños (dado que es imposible saber de antemano quién será el elegido).
Finalmente, llega el momento de anunciar la elección al mundo. "Habemus Papam" (tenemos papa) serán las palabras que exclamará el protodiácono desde el balcón de la basílica vaticana. Entonces, el nuevo pontífice se presentará al mundo e impartirá su primera bendición, así como hizo el papa Francisco aquel histórico 13 de marzo de 2013.
El Vaticano anunció que el papa Francisco falleció en la mañana de este lunes 21 de abril. El argentino lideró la Iglesia Católica por 12 años.