CIENCIA Y TECNOLOGÍA
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Por qué la predicción de terremotos sigue siendo una ciencia impredecible
Los expertos afirman que pronosticar un sismo es “extremadamente difícil” debido a la complejidad de las fallas geológicas, puntos donde bloques masivos y desiguales de roca sólida se encuentran bajo la superficie terrestre.
Por qué la predicción de terremotos sigue siendo una ciencia impredecible
Los sismólogos indican que los terremotos no siempre presentan signos de advertencia consistentes. / AA
31 de julio de 2025

Un terremoto de magnitud 8,8 —uno de los diez más fuertes jamás registrados— sacudió la península de Kamchatka, en Rusia, la madrugada de este miércoles, generando una alerta de tsunami en toda la región del Pacífico.

Mientras se reportaron “olas de tsunami” en Japón y Alaska, el pánico se extendió hasta el estado estadounidense de Hawái. Los gobiernos comenzaron a evacuar ciudades costeras ante el riesgo de que olas masivas impactaran zonas urbanas.

A pesar de los grandes avances científicos que han permitido a la humanidad predecir fenómenos climáticos y desastres naturales, como los tsunamis, los terremotos siguen siendo en gran medida impredecibles. No existe un sistema de alerta temprana preciso para los sismos, y cualquier progreso en esa dirección aún es limitado.

Los expertos explican que predecir terremotos es “extremadamente difícil” porque las fallas geológicas, donde se encuentran las placas tectónicas —enormes bloques de roca sólida con forma irregular—, son extremadamente complejas.

Estas placas están en constante movimiento, aunque a un ritmo glacial de apenas unos centímetros al año. Su desplazamiento es impulsado por las corrientes del manto terrestre, una capa ubicada entre el núcleo y la corteza.

“Tratar de identificar una señal clara que indique un cambio catastrófico inminente entre el ruido normal del movimiento terrestre es muy complicado”, explica Kit Yates, profesor de biología matemática en la Universidad de Bath, Reino Unido.

Distinguir las verdaderas señales de actividad sísmica de las generadas por actividades humanas, como obras de construcción, tráfico pesado e incluso conciertos, es prácticamente imposible.

Por ejemplo, un concierto de la cantante estadounidense Taylor Swift, en julio de 2023, generó una actividad sísmica equivalente a un terremoto de magnitud 2,3 en un estadio lleno con 72.000 personas.

Los sismólogos indican que los terremotos no siempre presentan signos de advertencia consistentes. Es decir, una entidad de investigación geológica puede recopilar datos sísmicos de forma rigurosa durante años, y aun así no detectar un gran terremoto simplemente porque no hubo señales previas.

¿Cómo se generan los terremotos?


Los terremotos ocurren principalmente en las zonas de contacto entre placas tectónicas. Hay tres tipos principales de límites de placas: divergentes, convergentes y de transformación.

En los límites divergentes, las placas se separan y se forma nueva corteza. En los convergentes, las placas colisionan, y una suele deslizarse por debajo de la otra.

Los límites de transformación —donde las placas se deslizan lateralmente entre sí— son los que más terremotos generan.

Los sismos se producen cuando la tensión acumulada en estos límites supera la resistencia de las rocas, que se fracturan y liberan energía en forma de ondas sísmicas.

Si la actividad sísmica se produce bajo el lecho marino y cerca de una zona habitada, puede originar un tsunami con olas gigantescas que devastan las zonas costeras.

La magnitud del terremoto, medida en la escala de Richter, refleja la energía que se libera. La intensidad con que se siente en la superficie depende de factores como la profundidad y la distancia del epicentro.

Los sismos pequeños, que ocurren con frecuencia, liberan poca energía y suelen pasar desapercibidos. En cambio, los grandes terremotos pueden liberar una energía equivalente a miles de bombas atómicas, causando daños catastróficos.

Tecnología y prevención

Los avances tecnológicos, como el aprendizaje automático y la vigilancia en tiempo real, han mejorado la capacidad de los sismólogos para detectar patrones y emitir alertas rápidas, pero solo después de que el terremoto ya ha comenzado.

Los sistemas de alerta temprana, como los de Japón y California, utilizan las ondas sísmicas iniciales para alertar a la población segundos o minutos antes de que llegue el movimiento fuerte. Pero estos sistemas detectan terremotos ya en curso, no los predicen antes de que ocurran.

Otro gran obstáculo para lograr predicciones precisas es la escasa frecuencia de los grandes terremotos. Al ser eventos poco comunes, no se cuenta con suficientes datos para entender sus señales precursoras.

Ante la imposibilidad de predecirlos, los expertos señalan que los gobiernos deben implementar medidas de mitigación. Entre ellas se incluyen normas de construcción más estrictas, reforzamiento de infraestructuras y educación pública.

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FUENTE:TRT World
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