La relación entre Brasil y Estados Unidos atraviesa uno de sus momentos más delicados en años, en medio de una escalada política y comercial impulsada por la advertencia del presidente estadounidense, Donald Trump, de imponer aranceles del 50% sobre todos los productos brasileños a partir de agosto.
En medio de esta tensión, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, calificó este jueves la amenaza arancelaria de Trump como un "chantaje inaceptable". Horas antes, el mandatario estadounidense había insistido en que el gobierno de Lula debe "cambiar de rumbo" y "dejar de atacar" al expresidente brasileño, Jair Bolsonaro.
Justamente, la medida anunciada por Trump se enmarca en un supuesto "trato injusto" hacia Bolsonaro, actualmente juzgado por un presunto intento de golpe de Estado tras perder las elecciones de 2022, así como por su participación en supuestas prácticas comerciales desleales.
Para manifestar su respaldo a Bolsonaro, Trump envió una carta al exmandatario y la compartió en su plataforma Truth Social. En esta, calificó de "horrible" el trato que recibe el brasileño y pidió que el juicio en su contra termine "de inmediato", junto con el fin del "ridículo régimen de censura" que, según él, impone el actual gobierno brasileño.
"He visto el trato horrible que estás recibiendo en manos de un injusto sistema volcado contra ti. ¡Este juicio debería acabar inmediatamente! No me sorprende que encabeces las encuestas: fuiste un líder fuerte y muy respetado que serviste bien a tu país", afirmó Trump.
"He expresado firmemente mi desaprobación, tanto públicamente como a través de nuestra política arancelaria", agregó.
Mientras tanto, el juicio contra Bolsonaro avanza hacia su etapa final, con la atención centrada en la sentencia que se conocerá entre septiembre y octubre. Bolsonaro afirmó este jueves que afrontará su juicio porque no tiene alternativa, aunque, según él, no existe "nada que lo vincule" a los actos de los que se le acusa.
No es la primera vez que Bolsonaro, quien insiste en ser candidato para las presidenciales de 2026 pese a estar inhabilitado hasta 2030, recibe el respaldo público de Trump. Además, la familia del exmandatario mantiene una fuerte influencia en Washington, con la presencia allí de su hijo, el diputado Eduardo Bolsonaro.
Lula: "No es un 'gringo' quien va a dar órdenes a este presidente"
Por su parte, Lula respondió calificando la amenaza arancelaria como un "chantaje inaceptable", basado en informaciones falsas y un "grave atentado a la soberanía nacional".
En un pronunciamiento en cadena nacional, el mandatario defendió la independencia del Poder Judicial brasileño y aseguró que Brasil es "un país de paz y sin enemigos", comprometido con el multilateralismo y la cooperación internacional.
"No es un 'gringo' quien va a dar órdenes a este presidente", afirmó, criticando a políticos brasileños que apoyan las sanciones anunciadas por Trump, asegurando que no les importa "la economía del país ni los daños causados al pueblo brasileño".
Además, Lula desmintió varios de los argumentos de Trump para justificar los aranceles, entre ellos el supuesto superávit brasileño en el comercio bilateral y las acusaciones sobre la deforestación.
"Son falsos los alegatos sobre prácticas comerciales desleales brasileñas. Estados Unidos acumula, en los últimos 15 años, un robusto superávit comercial de 410 millones de dólares en su comercio con Brasil", señaló.
Lula reafirmó que seguirá "apostando a las buenas relaciones comerciales y diplomáticas". No obstante, advirtió que "Brasil tiene un único dueño: el pueblo brasileño".
Resolver el conflicto de manera pacífica
Más allá de sus declaraciones, que algunos consideraron controvertidas y otros aplaudieron, Lula reafirmó la disposición de su gobierno para negociar y resolver la cuestión de los aranceles de manera pacífica. Su gobierno envió esta semana una carta al secretario estadounidense de Comercio, Howard Lutnick, y al representante comercial Jamieson Greer, en la que dice estar "listo para dialogar (...) y negociar una solución mutuamente aceptable".
Además, según indicó, representantes brasileños han mantenido ya 10 reuniones con sus contrapartes estadounidenses y entregaron una propuesta de negociación el pasado 16 de mayo, sin haber recibido respuesta hasta la fecha.
Al mismo tiempo, Lula destacó que Brasil no depende exclusivamente del mercado estadounidense. En este sentido, anunció que Brasil está abriendo nuevos mercados comerciales con la Unión Europea, países de Latinoamérica, Asia y África, y que en dos años ha logrado ingresar a 379 mercados nuevos.
Sin embargo, en respuesta a la presión estadounidense, Lula advirtió que Brasil usará todos los instrumentos legales para defender su economía, incluyendo posibles recursos ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) y la aplicación de la ley de reciprocidad.
Así continúa una disputa que ya no es solo comercial, sino también política y simbólica, marcando un nuevo punto de tensión entre dos grandes economías del continente americano.