Creó un emprendimiento de alfombras para que una antigua tradición turca no caiga en el olvido
TÜRKİYE
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Creó un emprendimiento de alfombras para que una antigua tradición turca no caiga en el olvidoDamla Saydam rescata la tradición de las alfombras de Anatolia. Desde Qirqit Studio, crea piezas con tintes naturales, reutiliza materiales descartados y reconecta un legado casi perdido.
Qirqit Studio fusiona tradición y diseño moderno con alfombras hechas a mano y técnicas ancestrales. Créditos: Qirqit Studio. / TRT Español
26 de marzo de 2025

En casa de Damla Saydam, de 39 años, ver a su familia tejer era algo de todos los días. Sus tías tejían. Su abuela materna tejía. Hasta su abuelo había aprendido a tejer en el servicio militar.

“Tengo una conexión personal con el tejido”, reconoce Damla a TRT Español. “Esto es parte de mis genes”.

En la ciudad turca de Bergama, en Izmir, ella se dedica a mantener viva una parte esencial del patrimonio tradicional de Anatolia, una región rica en valores culturales que sirvió como centro para muchas civilizaciones que sentaron las bases de la Türkiye moderna.

Tiempo atrás, desde allí partían las alfombras hacia toda Europa. Además, Anatolia fue el primer lugar en exportar tintes naturales. Sin embargo, con el dominio sucesivo de romanos, bizantinos y otomanos, estos tesoros artesanales comenzaron a declinar. Y junto a ellos, un vasto legado que, de no ser por personas como Damla, estaría prácticamente perdido.

Plasmar la pasión en un emprendimiento propio

Damla ha estado fascinada por el mundo de los textiles hechos a mano desde su infancia, pues creció en una de las regiones de tejido históricamente más importantes. 

En enero de 2024, transformó su pasión en un proyecto tangible: creó “Qirqit Studio”, inspirado en el concepto de “volver a las raíces”. Un emprendimiento que, a pesar de su breve tiempo en actividad, no para de crecer y ya exporta sus modelos de alfombras a Estados Unidos y Europa.

A través de su emprendimiento, Damla enseña y colabora con artesanas de Anatolia. Su objetivo es fortalecer y dar visibilidad a mujeres que mantienen vivas estas antiguas tradiciones y preservan estas artesanías que se enfrentan al riesgo de desaparecer.

También trabaja con tejedoras que quizás sean las últimas representantes de esta cultura. Además, para asegurar la continuidad de este patrimonio, Damla organiza talleres de tejido para niños, para transmitirles la importancia de esta técnica.

“Inspirada por la idea de volver a las raíces, fundé Qirqit Studio como una forma de honrar y preservar esta tradición”, evoca. 

“No se trata solo de mis raíces ahora. Es un homenaje a nuestra herencia cultural como seres humanos. Eso es lo que más me inspira. Siento que se lo debemos a estas personas que transfirieron esta tradición de una generación a otra”, reflexiona.

Cada alfombra que elabora es fiel reflejo de ese patrimonio inmaterial que aún atraviesa las venas y manos de un puñado de mujeres de Anatolia, que resisten a que el tiempo todo lo atraviese y extinga como un reguero de fuego. Lo que no es novedad, dicta el mundo moderno, va al cesto de la basura. 

“Cada alfombra y kilim está tejido a mano por mujeres talentosas, últimas representantes de este rico patrimonio cultural. Su artesanía y dedicación son lo que da vida a Qirqit Studio”, se entusiasma Damla. “Mi esperanza es que cada pieza, tejida con amor y cuidado, permita conectar a la gente con este arte atemporal y apreciar su belleza tanto como lo hacemos nosotros”.

De traductora a vendedora de plantas

Tras graduarse en el Departamento de Traducción e Interpretación de la Universidad de Bogazici, Damla trabajó como traductora y asistente ejecutiva en pequeñas empresas locales. En 2017, impulsada por su amor por las plantas y su anhelo de vivir rodeada de naturaleza, fundó la marca “La Planta”.


En 2021, buscando una vida tranquila en conexión con la naturaleza, decidió mudarse de Estambul a Bergama, un pueblo en la costa turca del mar Egeo. En 2024, mientras continuaba enriqueciendo su interés por las plantas y la naturaleza a través de la formación en permacultura y el cultivo de plantas aromáticas medicinales, descubrió a las tejedoras de alfombras de esa pequeña comunidad, que mantenían vivo el legado de esa tradición histórica. Y, para ayudar a conectar sus productos con un nuevo público, creó su proyecto. 

“Con el lema de «volver a las raíces», mi marca colabora con mujeres artesanas para preservar y transmitir el patrimonio cultural vivo a las generaciones futuras”, explica Damla. “El nombre proviene de kirkit, una herramienta utilizada en el tejido de alfombras y kilims. He tenido una pasión por los kilims durante muchos años, y a medida que profundicé en este oficio, me cautivó aún más. Es un mundo mágico para mí”, cuenta.

El color característico de la marca proviene del teñido natural, que simboliza un retorno a las raíces y es uno de los lemas de su marca. “Qirqit Studio nació como un reflejo de mi propio viaje de autodescubrimiento y sigue evolucionando”, se entusiasma Damla.

Nada se tira, todo se recicla

Para Damla, la sostenibilidad es un aspecto fundamental. Se centra en la fabricación de alfombras a partir de restos textiles y prendas de vestir sobrantes de fábricas, transformando tejidos que, de otro modo, se convertirían en residuos y perjudicarían al medioambiente. Así, los materiales llegan a transformarse en piezas de arte, elaboradas con técnicas de doble anudado, una de las formas más tradicionales de tejido a mano.

 Un proceso largo, artesanal y mágico

“El proceso de tejido es muy largo”, explica. “Primero hay que preparar la urdimbre. Es la etapa más importante, porque si la urdimbre no es correcta, el producto será defectuoso”.

Para ello, los tejedores clavan dos barras de hierro en el suelo. Luego se coloca la urdimbre en el telar y se empieza a tejer. Antiguamente, primero se esquilaba a las ovejas. Luego se lavaba y limpiaba la lana. Después se hilaba y se teñía con tintes naturales hasta que, finalmente, se preparaba la urdimbre y se empezaba a tejer.

“La técnica de tejido no cambia”, destaca Damla. “Estamos tratando de combinar lo tradicional con diseños más modernos. Nuestras alfombras son ejemplos de una antigua técnica de tejido llamada tulu. En el pasado, la gente solía usar estas alfombras como cama. Los tintes naturales forman parte de las tradiciones que han dominado la región de Anatolia. Ya nadie utiliza los naturales. Pero creo que el uso de materiales naturales ayuda a preservar el medioambiente. Además, dan a los tejidos colores únicos y armoniosos, que nos vinculan con esta antigua herencia cultural”. 

Un tesoro que, de no ser por gente como Damla, estaría aún bajo tierra, en la memoria cada vez más remota de su gente.

Este artículo fue redactado por Abdul Wakil Cicco y reportado por Mohammad Bashir Aldaher.


FUENTE:TRT Español
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