En una medida calificada por Caracas como “una nueva agresión” a su país, el Gobierno de Estados Unidos anunció este lunes un arancel del 25% contra Venezuela a las naciones que, a partir del 2 de abril, importen directa o indirectamente petróleo venezolano.
La decisión forma parte del lema de la administración de Donald Trump “Estados Unidos primero” y apunta a castigar económicamente a países que mantengan relaciones comerciales energéticas con el gobierno del presidente venezolano Nicolás Maduro.
La medida encierra una llamativa contradicción pues uno de los principales compradores de crudo venezolano es el propio Estados Unidos. En enero, según datos oficiales, importó 8,6 millones de barriles desde Venezuela.
Por otra parte, el mismo lunes, mientras emitía el comunicado imponiendo los nuevos aranceles al gobierno de Maduro, el Departamento del Tesoro extendía la licencia a la petrolera estadounidense Chevron para operar en el país suramericano hasta el 27 de mayo. Es decir, pese a las nuevas restricciones, le otorga permiso para seguir extrayendo petróleo venezolano.
Caracas: “Es una medida ilegal y desesperada”
La imposición arancelaria llegó en un momento impensado, cuando las relaciones entre ambos países parecían haberse encaminado, ya que este mismo domingo Venezuela acordó con la administración de Trump repatriar a 199 deportados de Estados Unidos.
Un episodio que parecía sentar las bases de un nuevo capítulo diplomático, tras la decisión de Washington de deportar a una prisión en El Salvador a más de 200 ciudadanos venezolanos acusados sin pruebas. Un hecho que Caracas había denunciado como un “secuestro”.
La decisión arancelaria de Trump volvió a tensar el vínculo con el Gobierno de Maduro y a reflotar viejos fantasmas del pasado. “Esta medida arbitraria, ilegal y desesperada, lejos de debilitar nuestra determinación, confirma el rotundo fracaso de todas las sanciones impuestas contra nuestro país”, expresó un comunicado oficial de Caracas.
“Podrán sancionar y poner aranceles a lo que les dé la gana”, expresó el presidente Maduro en un acto televisado este lunes, “a lo que no podrán sancionar es al amor y al patriotismo del pueblo venezolano”.
Argumentos migratorios sin pruebas y una relación bilateral con altibajos
El anuncio de los nuevos aranceles estuvo acompañado de acusaciones del presidente Trump, quien alegó, sin presentar pruebas, que Venezuela había enviado de manera deliberada a “decenas de miles de criminales” a EE.UU., mencionando a la banda Tren de Aragua como una supuesta amenaza.
Esta misma narrativa se empleó como justificación para aplicar la Ley de Enemigos Extranjeros en 1798 y ordenar deportaciones sin procesos judiciales, un argumento criticado por organismos de derechos humanos.
Medida polémica y de impacto internacional
El nuevo arancel contra Venezuela, sumado a otras sanciones impuestas previamente, también se aplicará a mercancías provenientes de países que comercien con petróleo venezolano. En otras palabras, China, India, España y Cuba, importadores habituales de crudo venezolano, podrían verse afectadas en sus exportaciones hacia Estados Unidos si mantienen sus vínculos con Petróleos de Venezuela (PDVSA), la empresa estatal de petróleo de Venezuela.
Expertos han advertido que los aranceles podrían obligar a Venezuela a aplicar mayores descuentos a su petróleo para mantenerse competitivos, en una situación que recuerda las sanciones impuestas durante el primer mandato de Trump.
Sin embargo, también se plantea un escenario geopolítico complejo: países como China e India, grandes consumidores de crudo venezolano, podrían redirigir su demanda hacia Rusia, cuyo petróleo pesado compite con el venezolano.
David Goldwyn, presidente de Goldwyn Global Strategies, una consultoría que provee datos sobre el sector energético, señaló que las medidas buscan equilibrar los intereses dentro del propio gobierno estadounidense. “Esto potencialmente ofrece un punto medio favorable para quienes quieren mantener una presencia comercial en Venezuela y quienes desean aislar a Maduro”, explicó.
Un arma económica de doble filo
Venezuela, con una de las mayores reservas de crudo del planeta, sigue siendo un actor energético relevante y un socio comercial indispensable para economías emergentes.
Con esta nueva medida, la administración Trump refuerza su presión sobre Caracas. Pero a costa de aumentar la tensión diplomática y aislarse de otros actores globales que siguen apostando por el multilateralismo y, sobre todo, por el respeto al derecho internacional.