De España a Meca a caballo: la travesía de tres jinetes hacia el Hajj
CULTURA
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De España a Meca a caballo: la travesía de tres jinetes hacia el HajjTres hombres viajan a caballo de España a Meca, reviviendo una tradición olvidada durante 500 años. Una lección de fe y perseverancia en una época dominada por la inmediatez.
Estos jinetes eligieron una forma de viajar que exige paciencia, confianza y entendimiento, tanto entre ellos como con sus caballos. Siguen un ritmo más humano y espiritual, que les permite conectar con el camino. / AA
13 de marzo de 2025

Tres hombres avanzan a caballo en las afueras de Estambul. Podría ser un paisaje cualquiera, pero su presencia lo vuelve especial. Y es que estos jinetes están en medio de una travesía histórica: recorrer miles de kilómetros a caballo hasta Meca.

Es mediodía en Ramadán y están ayunando. Aunque cabría esperar rostros más cansados, se los ve de algún modo ligeros, como si cada día que pasa les quitara un peso en vez de sumarlo.

Hace cinco meses, Abdellah (60), Abdelqader (32) y Tarek (27) emprendieron este viaje extraordinario desde España con un propósito: llegar a Arabia Saudí para cumplir con el Hajj, la peregrinación que es uno de los pilares del islam. Millones de personas la realizan cada año, y la mayoría llega en avión. Pero ellos eligieron otro camino.

Tras más de 140 días y casi 4.000 km a caballo, llegaron a Estambul. Han cruzado montañas, bosques, viñedos y llanuras para alcanzar esta ciudad, que une Europa y Asia, completando así más de la mitad de su travesía.

Una largo viaje en tiempos de inmediatez

En un mundo donde todo es rápido, los viajes son exprés y la inmediatez domina cada aspecto de nuestras vidas, Tarek sentía que hacer el Hajj en avión le quitaba parte de su esencia.

“Hacerlo en avión perdía algo de sentido, perdía algo de realidad, entonces yo llevaba tiempo queriendo hacerlo, pero hacerlo por tierra”, cuenta a TRT Español. Había considerado la bicicleta, el coche o incluso el trayecto a pie, pero nunca a caballo. De hecho, ni siquiera sabía montar.

Todo cambió cuando supo de la travesía que Abdellah y Abdelqader estaban por emprender. Sintió la necesidad de unirse, sin importar los obstáculos ni que la partida fuera en solo un mes.

“Yo me tengo que unir a ellos sea como sea”, se dijo a sí mismo. Así fue como contactó con ellos, le prestaron un caballo y juntos comenzaron la travesía en Almonaster la Real, Andalucía, en octubre de 2024. Aprendió a montar sobre la marcha, con dificultades al principio, pero con determinación.

Un sueño, un deber, y un privilegio

Estos jinetes eligieron una forma de viajar que exige paciencia, confianza y entendimiento, tanto entre ellos como con sus caballos. Siguen un ritmo más humano y espiritual, que les permite conectar con el camino. Para Tarek, es una oportunidad para interiorizar la peregrinación, con tiempo y con calma.

Sin embargo, les cuesta encontrar palabras para expresar lo que este viaje significa para ellos.

“Pues… es un…. un verdadero regalo”, titubea Abdelqader, y explica que esta hazaña no se realizaba desde hace 500 años. “Estoy totalmente agradecido a Allah todos los días por la oportunidad. Es como si toda mi vida se hubiese preparado para poder hacerlo”, reflexiona.

“Es un sueño hecho realidad”, se suma Tarek. Si bien subraya que el Hajj es, “ante todo, un deber para todo musulmán”, reconoce que hacerlo a caballo es, además, “un privilegio”. 

“Sí, hay momentos difíciles. Pero lo que me motiva, por supuesto, es cumplir con la peregrinación. Llegar a la Meca es obviamente la principal motivación”, agrega.

Paciencia y fe: los aprendizajes del camino

Por supuesto, una travesía de este calibre no es sencilla. Los jinetes se han encontrado con numerosos obstáculos: clima adverso, cansancio, trabas burocráticas… pero su determinación sigue intacta. 

En cada familia que les abrió las puertas de su hogar y en cada ayuda inesperada encontraron señales que les recordaban que no estaban solos y que en cada kilómetro recorrido los guiaba una voluntad mayor.

“Creo que soy más consciente de la presencia de Allah en todas las cosas. Porque nosotros le pedimos a Allah todos los días, hacemos dua’a (súplica), y vemos que lo que pedimos se hace realidad”, comenta Abdelqader, quien se preparó y entrenó durante cuatro años para el viaje. “El mayor aprendizaje es que no hay nada imposible para Allah. Se necesita para nosotros paciencia, perseverancia, una intención clara y arriesgarlo todo por ello. Y se consigue”.

“Mi fe ya era muy fuerte antes, pero es que nos han pasado tantas cosas, tantos milagros, por así decirlo, que ya es confianza pura”, agrega Tarek, el jinete más joven. “Sabes que todo está escrito, que todo pasa por algo”.

“Una conexión ancestral” con los caballos

Mientras los jinetes conversan, las cinco yeguas que los acompañan –Yazira, Hadira, Paya, Farida y Pashida– pastan tranquilas y se revuelcan en la hierba fresca, disfrutando de su merecido descanso. Ellas no son simples medios de transporte, sino que son sus compañeras, casi su familia. Se conocen, se entienden, y construyeron lazos especiales. Como cuenta Abdelqader: “Nos entendemos, yo sé lo que ella quiere, lo que la asusta. No se aleja de mí”. 

Ambos jinetes comparten una idea muy particular: la existencia de una conexión ancestral con el caballo. Un lazo que no solo los une con el animal, sino también con generaciones de viajeros y peregrinos que, hace más de 500 años, recorrieron estas mismas rutas.

“Estar encima del caballo es como conectar con el pasado”, cuenta Tarek. Y destaca lo especiales que son las yeguas que les acompañan. Abdelqader las describe como animales nobles y serviciales, pero también épicos y heróicos, capaces de transmitir una fortaleza inmensa. 

A pesar del cariño y la conexión que han desarrollado con sus yeguas, al final del camino tendrán que enfrentarse a una dura realidad: no podrán regresar con ellas. Ciertas dificultades burocráticas no se lo permiten. 

“Esa es la parte más triste de todo el viaje, yo creo”, se anticipa Tarek, “se quedarán allí (Arabia Saudí), y seguramente se venderán. Nosotros volveremos en avión”. 

Pero el viaje aún no termina: les queda un largo camino por recorrer, desde Türkiye hasta Arabia Saudí, atravesando Siria y Jordania por las antiguas rutas de peregrinación. Con unos cuatro meses de viaje por delante, esperan llegar a destino justo a tiempo para la época del Hajj, en junio. 

Así, cuando finalmente lleguen a Meca, no solo habrán cumplido con su peregrinación, sino también con una travesía que será un testimonio de fe, perseverancia e inspiración para musulmanes de todo el mundo. Una hazaña que nos recuerda que, aunque el destino es importante, también lo es el camino recorrido.

FUENTE:TRT Español
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