“Llevamos cinco meses muriendo de hambre”, relata Tariq Ahmed, voluntario en una cocina móvil de un campamento de refugiados en el sur de Gaza. Pero no se trata de una metáfora, sino de una realidad devastadora: más de 300 palestinos han muerto por desnutrición a causa de la hambruna impuesta por el bloqueo de Israel en el enclave. Y otros dos millones de personas permanecen al borde de sufrir el mismo destino.
Ahmed, de 45 años, trabajaba como profesor antes del comienzo de la ofensiva israelí. Ahora, pasa cada día varias horas en fila en un punto de distribución de comida para conseguir una olla de arroz. Al regresar a su refugio improvisado, divide lo poco que logra conseguir entre sus seis hijos, pero la ración apenas cubre un tercio de lo que necesitan.
“La poca comida que logramos conseguir llega de manera irregular, en cantidades mínimas, de las cocinas comunitarias. Algunos días no recibimos nada. Entonces mis hijos se acuestan con hambre y yo trato de calmarlos con los restos que logro pedir a los vecinos”, explicó.
Así, mientras la ayuda humanitaria sigue siendo casi inexistente, la situación se vuelve cada vez más crítica. Este domingo, once personas murieron por desnutrición, informó el Ministerio de Salud de Gaza. Lo que elevó a 300 el total de fallecidos, entre ellos 117 niños, por esta causa en el territorio palestino desde que comenzó la ofensiva israelí en octubre de 2023.
“Estamos en una situación peor que la hambruna”
A pesar de los anuncios de Israel sobre la apertura de corredores humanitarios, las organizaciones internacionales y locales de asistencia informan que no han podido recibir ni distribuir cantidades significativas de ayuda.
Tawfiq Al-Najeeli, que supervisa un campamento de refugiados en Al-Mawasi, declaró que sólo ha podido distribuir cuatro ollas de arroz entre más de 18 familias en las últimas tres semanas.
La situación, según explica, es desesperante. “Estamos en una situación peor que la hambruna. La distribución de ayuda se detuvo a principios de marzo, y la gente —casi el 90%— está desempleada y no puede comprar nada porque simplemente no tiene dinero y los precios son muy altos”, declaró a TRT World.
“La gente piensa que puedo ayudarlos, pero no tengo nada. Las familias vienen con sus hijos, suplicando. Los veo acostarse con hambre y despertarse con hambre. Lloro por ellos, pero no puedo hacer nada”.
La gravedad de la situación se refleja también en los informes de la Media Luna Roja Palestina, que confirma que, a pesar de los anuncios de Israel, no ha entrado ayuda alimentaria significativa. “Hemos recibido algunos medicamentos, sí, pero no comida”, explicó Raed al-Nims, portavoz de la organización.

“El informe del IPC llega demasiado tarde”
El pasado viernes, la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria (IPC, por sus siglas en inglés), respaldada por la ONU, confirmó que la Ciudad de Gaza enfrenta una hambruna “catastrófica”, la primera de este tipo en Oriente Medio, y advirtió que es probable que la crisis siga extendiéndose.
Ahmed señaló que el informe del IPC, que describe las condiciones de hambruna en Gaza, llega demasiado tarde.
“Llevamos cinco meses muriendo de hambre. El mundo, sus gobiernos, sus instituciones, incluso la ONU, que dice defender la libertad y los derechos humanos, nos ha abandonado a la muerte”, afirmó Ahmed.
Describe el hambre como una fuerza omnipresente: “Todos los que conozco han perdido peso. La gente reduce sus comidas a una vez al día. Los alimentos más básicos simplemente han desaparecido”.
“Sin ayuda, mi familia morirá”, sentencia.
Israel niega la hambruna
Por su parte, Israel rechazó el anuncio de la hambruna, lo calificó de “mentira descarada” y subrayó sus recientes esfuerzos para permitir la entrada de más alimentos tras flexibilizar un bloqueo total de dos meses y medio en mayo.
Además, acusó a Hamás de desviar la ayuda —acusaciones que Naciones Unidas rebate y a las que agrega que las restricciones israelíes y el deterioro del orden público hacen que sea extremadamente difícil entregar alimentos a los más vulnerables.
Sin embargo, Mohammed Adeel Khaleel, un médico oriundo de Estados Unidos quien viajó a Gaza como voluntario independiente a través de la Organización Mundial de la Salud (OMS), dijo a la agencia de noticias AP que mucho antes del reconocimiento del IPC la evidencia de la desnutrición masiva ya era evidente. Destacó “el grado de pérdida de peso, las complicaciones postoperatorias y el hambre que vemos.
“El nivel de hambre es lo que es realmente desgarrador. Vimos casos de desnutrición antes, en noviembre, cuando ya empezaba a aparecer. Pero ahora el nivel es simplemente inimaginable”, agregó.
Y varios médicos también relataron a AP que la escasez de alimentos y cualquier tipo de fuente de nutrientes es igualmente grave fuera del hospital. “No hay fuentes de proteínas, sólo proteína vegetal procedente de legumbres. No hay carne ni pollo disponibles. No hay productos lácteos y las frutas tampoco están disponibles”, sostuvo Kuheil, el médico a cargo de nutrición en el Hospital Al-Shifa.
“Nos morimos de hambre. Comemos una vez al día. ¿Tendremos más hambre que la que tenemos ahora? No queda nada”, manifestó por su parte, Dalia Shamali, cuya familia ha sido desplazada repetidamente de su hogar.
Añadió que gastaron la mayor parte de su dinero durante los últimos dos años al mudarse de una parte de Gaza a otra, cuando el ejército israelí emitía órdenes de evacuación. Con el reciente aumento del ingreso de alimentos por parte de Israel, el precio de la harina y otros alimentos ha bajado, pero la familia todavía no puede permitírselos, mantuvo Shamali.

La hambruna amenaza con empeorar
El reporte de la IPC también advirtió que es probable que la hambruna registrada en Ciudad de Gaza se extienda por todo el territorio sin un alto al fuego y una cantidad realmente enorme de ayuda humanitaria.
La situación es especialmente crítica entre los niños. Según MedGlobal, organización estadounidense sin fines de lucro, uno de cada seis niños menores de cinco años en Gaza padece desnutrición aguda, con base en observaciones de su personal en el enclave.
El grupo advirtió que todos los niños pequeños en Gaza corren riesgo de morir de hambre si no se interviene de inmediato.
Khaleel, el médico de EE.UU., reconoció que dejará a expertos la tarea de determinar con precisión qué constituye oficialmente una hambruna, pero subrayó que lo que presenció durante tres semanas atendiendo pacientes en Gaza habla por sí mismo.
La mayor parte de su tiempo lo pasó en el hospital de Ciudad de Gaza, donde observó cómo el personal médico cortaba la ropa de los pacientes para tratar sus heridas y descubría una pérdida severa de músculo y grasa: la piel estirada sobre huesos prominentes, evidencia clara de hambre prolongada.
“Estos pacientes, varios de los que estamos viendo, tienen las costillas expuestas y extremidades demasiado delgadas”, relató. “Y uno sabe que simplemente no están ingiriendo calorías”.
La cifra asciende a 63.000
Mientras Gaza se desangra por la hambruna, el ejército israelí continúa sus mortales ataques sobre el enclave. Este martes, al menos 32 palestinos fueron asesinados y decenas resultaron heridas en bombardeos contra viviendas y tiendas que albergaban a desplazados, según reportaron médicos.
Desde octubre de 2023, aproximadamente 63.000 palestinos palestinos han muerto en la ofensiva genocida de Israel contra Gaza.
El bloqueo total impuesto por Israel desde principios de marzo ha provocado condiciones catastróficas para los 2,4 millones de habitantes del territorio, generando hambruna, enfermedades generalizadas y el colapso de servicios esenciales.
En noviembre pasado, la Corte Penal Internacional emitió órdenes de arresto contra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el exministro de Defensa Yoav Gallant, por crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad en Gaza. Además, Israel enfrenta un caso por genocidio en la Corte Internacional de Justicia debido a su ofensiva en el enclave.