“He convivido con la ocupación desde que tengo memoria”, comenta a TRT Español la agrónoma palestina Razan Zuayter, desde su casa en el exilio en Jordania. “Mi padre huyó de los británicos y vivió un tiempo en Türkiye. Mi abuelo, que fue alcalde de Nablus, fue expulsado por oponerse al dominio británico. Toda mi familia estuvo profundamente implicada en la política y en la historia de la región”, relata.
El padre de Razan fue un referente en la lucha contra la injusticia, sembrando en ella un fuerte sentido de resistencia. La vida en Palestina le abrió los ojos desde joven, marcando el inicio de su trayectoria como activista. “Yo elegí mi propio camino para resistir la injusticia”, concluye: “La agricultura”.
Ese compromiso se afianzó años más tarde en su propio hogar. Un día, su hija veía en las noticias cómo las fuerzas israelíes destruían olivares centenarios, emblemas vivos del arraigo de los palestinos a su tierra. “No pueden amar esta tierra si arrancan los árboles”, comentó la niña. Madre e hija, juntas, rompieron a llorar. Pero más allá de la tristeza, la escena encendió una chispa de acción. Zuayter se sintió impulsada a actuar y lanzó una iniciativa de apoyo directo a los agricultores palestinos.
Durante los últimos 25 años, ha trabajado codo con codo con comunidades palestinas golpeadas por la ocupación israelí. Su misión: ayudarles a producir sus propios alimentos y proporcionar lo que muchas organizaciones de ayuda no ofrecen (semillas básicas y herramientas agrícolas) con el fin de alcanzar la autosuficiencia alimentaria.
Cuatro millones de árboles de resistencia
La misión de Zuayter ha cobrado una nueva urgencia, ya que toda la población de Gaza se enfrenta a la hambruna en medio del devastador bloqueo israelí a la entrada de alimentos y demás ayuda humanitaria.
Fundado en 2003, el Grupo Árabe para la Protección de la Naturaleza (APN), una red por la soberanía alimentaria que lidera Zuayter, ha colaborado durante el último año con más de 500 agricultores en Gaza, proporcionándoles cinco millones de kilogramos de hortalizas y reconstruyendo pozos de agua esenciales para su subsistencia.
Hasta la fecha, la organización ha respaldado a cerca de 35.000 agricultores y ha plantado más de cuatro millones de árboles en Cisjordania ocupada y Gaza.
Agricultura bajo ocupación
La APN ha brindado apoyo a agricultores que enfrentan desafíos extremos para conservar su vínculo con la tierra.
Antes de la creación del estado de Israel, una antigua ley, aún aplicada por las autoridades israelíes, permite la confiscación de terrenos que no estén cultivados. Para muchos palestinos, esta normativa convierte el simple acto de plantar un árbol en una forma de resistencia legal.
En los últimos años, los colonos israelíes han intensificado la presión para afianzar su control sobre estas zonas usando tecnología de vigilancia para monitorear las actividades agrícolas palestinas.
Zuayter explica que los palestinos hacen todo lo posible por resistir la confiscación de sus tierras. Oum Isshak, por ejemplo, luego de que las autoridades israelíes le prohibieran construir una vivienda en su propia propiedad, vivió junto a su esposo en una cueva durante 60 años. La organización de Zuayter le proporcionó árboles y herramientas agrícolas, y finalmente la ayudó a trasladarse a una caravana móvil, una solución que sorteó las restricciones, ya que las estructuras temporales no se consideran construcciones ilegales.
Abdul Rahman Kasem, agricultor, se negó a vender sus tierras situadas cerca de un asentamiento israelí ilegal, a pesar de las presiones. Por ello, pagó un precio devastador. “Mi hijo fue martirizado en esta misma tierra”, comentó. Luego respondió a los colonos, según relata Zuayter. “¿Venderían ustedes la tierra que su hijo regó con su sangre?”.
Alimentando familias bajo el bloqueo israelí
Desde octubre de 2023, la urgencia del trabajo de Zuayter se ha intensificado. Tras años dedicados a la plantación de árboles, su equipo ha redirigido esfuerzos hacia nuevas formas de apoyo: distribución de redes de pesca, rehabilitación de infraestructuras hídricas e impulso de proyectos avícolas y apícolas, con el objetivo de sostener a las familias palestinas que viven bajo el asedio israelí.
“Uno de los momentos que más me conmovió fue cuando un pescador recibió una de nuestras redes. Fue directamente al mar, pescó ese mismo día y nos envió una foto de lo que había capturado, con sus hijos a su lado”, recuerda Zuayter. “Fue una inmensa alegría”.
“Nuestros árboles estarán aquí esperándonos a nuestro regreso”
Nacida en Nablus, Razan Zuayter conserva vívidos recuerdos de su infancia: barrios con ventanas que se miraban entre sí, calles bordeadas de olivos y niños jugando libremente en el corazón del vecindario. En aquellos primeros años, su padre, el reconocido historiador Akram Zuayter, ya destacaba como una figura clave en la revuelta palestina de 1936 contra el dominio colonial británico y el respaldo al sionismo.
La guerra de 1967 y el inicio de la ocupación israelí obligaron a su familia al exilio, emprendiendo un largo periplo por Siria, Irán, Jordania y Líbano, hasta establecerse finalmente en Amán.
Zuayter soñaba con construir una vida en el Líbano, pero ese proyecto se desmoronó en 1982, cuando Israel invadió el país. “El día que regresé de mi luna de miel, Israel atacó el Líbano y se desató el infierno”, recuerda. “La moneda libanesa se desplomó, nuestros ahorros desaparecieron. Nos mudamos a Jordania con solo nuestro pequeño coche y nuestra esperanza”.
Tres décadas después de aquel exilio forzoso, Zuayter pudo volver a Palestina gracias a una visa de voluntariado de la ONU. El reencuentro tuvo lugar, por una conmovedora coincidencia, en la misma casa de Nablus donde creció. “Palestina estaba en mi mente y en mi corazón”, afirmó. “Ahora también está en mis ojos”.
Esperanza
Mientras miles de niños en Gaza sufren desnutrición aguda, Zuayter continúa ampliando la producción de alimentos de emergencia mientras construye infraestructura agrícola a más largo plazo.
Los artistas donan las ganancias de las exposiciones, los teatros realizan actuaciones benéficas y los voluntarios organizan proyecciones de películas en 40 países para apoyar Revive Gaza’s Farmland, un proyecto que tiene como objetivo rehabilitar el sector agrícola de Gaza y restaurar los sistemas alimentarios locales.
En su regreso a Cisjordania ocupada, Zuayter se reunió con agricultores y contempló los árboles que su organización había ayudado a plantar. Al igual que el inquebrantable espíritu palestino, su optimismo y resiliencia permanecen firmes, una esperanza que trasciende las dificultades presentes.
“Cuando finalmente tengamos la oportunidad de vivir en una Palestina libre y visitar nuestras ciudades”, afirma. “Estos árboles seguirán ahí, esperándonos”.