GENOCIDIO EN GAZA
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Los medios se solidarizan, pero no es suficiente: periodistas de Gaza son silenciados para siempre
Casi 200 medios de 50 países protestaron ante la guerra de Israel contra el periodismo. Para quienes seguimos informando bajo fuego en Gaza, la solidaridad es bienvenida, pero la rendición de cuentas aún sigue ausente.
Los medios se solidarizan, pero no es suficiente: periodistas de Gaza son silenciados para siempre
Los medios se unen para protestar por el asesinato de periodistas a manos de Israel en Gaza y exigen acceso a la prensa internacional. / AP
hace 21 horas

Me despierto cada mañana con el sonido de drones sobrevolando y me pregunto si hoy será el día en que mi nombre se sume a la creciente lista de periodistas palestinos asesinados en Gaza.

Más de 245 de mis colegas han sido asesinados desde octubre de 2023. A algunos les dispararon mientras llevaban chalecos de prensa. Otros quedaron atrapados bajo los escombros de sus casas con sus familias. Conocía a muchos de ellos. No eran solo estadísticas, eran amigos que compartían la misma misión sagrada: mostrarle al mundo lo que está ocurriendo aquí.

El amigo más cercano que perdí fue el periodista Ismail Abu Hatab. Solíamos encontrarnos en el Café Al-Baqa, el lugar donde fue asesinado. Allí reíamos, soñábamos con futuros que ahora parecen imposibles. Apenas dos semanas antes de su asesinato, lo entrevisté sobre su exposición Entre el cielo y la tierra, en la que mostraba al mundo fragmentos de la Gaza devastada, exhibidos en una carpa en Los Ángeles.

Cuando llegó la noticia de su muerte, me quedé sin palabras. Ni siquiera pude llorar. Sentí, en cambio, un vacío inmenso, como si una parte de mí hubiera sido enterrada con él.

Hoy, mientras escribo estas líneas, las redacciones de todo el mundo llevan a cabo algo sin precedentes. Casi 200 medios de 50 países han oscurecido sus portadas, páginas de inicio y transmisiones en señal de solidaridad con nosotros, exigiendo el fin del asesinato de periodistas en Gaza y pidiendo acceso internacional a la prensa.

Reporteros Sin Fronteras, Avaaz y la Federación Internacional de Periodistas coordinaron esta protesta editorial global, la primera de su tipo.

Por un momento, nuestra profesión habla con una sola voz, que dice “basta”.

El mensaje es claro. Como dijo el director de RSF, esto no es solo una guerra contra Gaza, es una guerra contra el periodismo mismo. Sin embargo, desde donde estoy, bajo el bombardeo israelí, no puedo evitar percibir esta solidaridad como algo pasajero. Las portadas negras y los banners duran un día. Pero la guerra y la muerte de mis colegas nunca se detienen.

Y en Gaza, el periodismo se ha convertido en una sentencia de muerte. Israel ha perseguido deliberadamente una política de silenciamiento de los reporteros palestinos, asegurándose de que el mundo vea solo su versión de los hechos.

La última masacre ocurrió en el Hospital Nasser, el 25 de agosto, cuando las fuerzas israelíes atacaron lo que sabían era un centro de medios para periodistas.

Primero llegó el ataque inicial, luego un segundo, el “double-tap”, que mató a quienes corrían a refugiarse o a ayudar a los heridos. Entre los muertos estaban el fotógrafo de Reuters Hussam Al-Masri, la fotógrafa independiente Mariam Abu Daqqa y Mohamed Salama de Al Jazeera.

No fue la primera vez, ni será la última.

En dos años de ofensiva, los nombres son demasiados para contarlos: Aya Khodoura, Ahmed Al-Louh, Anas Al-Sharif, y cientos más. Cada uno llevaba una cámara o un cuaderno, no un arma. Cada uno contaba una historia que Israel quería enterrar.

Respuestas silenciadas y doble rasero


Cuando muere un periodista palestino, las organizaciones internacionales emiten comunicados y luego se hace el silencio.

La reacción de la agencia de noticias Reuters ante la muerte de su propio contratista, Hussam Al-Masri, fue dolorosamente tímida: expresaron su devastación, pero no exigieron responsabilidad.

Compárese esto con Ucrania, donde los asesinatos de periodistas como Viktoria Roshchyna y Tatiana Koliuk provocaron investigaciones internacionales, amplia cobertura en medios occidentales y demandas urgentes de justicia.

La disparidad es evidente. La sangre occidental, al parecer, tiene más peso. Nuestras muertes en Gaza se desvanecen en las páginas secundarias. En Ucrania, cada asesinato resuena en los parlamentos, redacciones y tribunales de derechos humanos. Nos sentimos abandonados, como si a nadie le importara nuestro sufrimiento.

Israel insiste en recalcar que cada periodista palestino que mata es un supuesto “militante” (de Hamás). Hicieron la misma afirmación cuando asesinaron a Shireen Abu Akleh, reconocida periodista de Al Jazeera, en 2022, aunque todo el mundo vio claramente que estaba identificada como prensa. La lógica es simple: borra nuestra legitimidad, y borrarás la verdad que reportamos. 

Casi dos años después del inicio de este genocidio, Israel aún prohíbe la entrada de prensa extranjera a Gaza. Solo quedamos nosotros, los periodistas palestinos, para dar testimonio, que al final acaba por matarnos. Matar al periodista es matar el testimonio.

La verdad que debe ser contada


Sigo en esta profesión no porque me sienta seguro —nunca lo estoy— sino porque la verdad debe ser contada.

Quizás mañana no esté vivo. Quizás esta pieza sea la última que escriba. Pero permanecer en silencio significaría colaborar con mi propia eliminación.

Mis colegas murieron intentando evitar la extinción de nuestra narrativa; así que a ellos les debo el seguir escribiendo, filmando, hablando.

Yo pregunto: si el ejército de Israel es “el más ético del mundo”, ¿por qué teme tanto a los periodistas? ¿Por qué no abrir Gaza a la prensa internacional si no tienen nada que ocultar? En cambio, nos dan caza día a día, como si dar testimonio fuera el arma más peligrosa de todas.

Hoy, los periódicos del mundo oscurecen sus portadas. Pero mañana, la pregunta sigue ahí: ¿actuará el mundo para detener el asesinato de periodistas palestinos? ¿O esta solidaridad se desvanecerá en silencio, como tantas veces ha ocurrido antes?

Sin nosotros, ¿quién documentará la hambruna, los crímenes de guerra, el genocidio? Sin nosotros, ¿quién hablará por los que ya fueron sepultados bajo las ruinas de Gaza? El periodismo es la manera que tiene la humanidad de recordar. Si todos los periodistas de Gaza mueren, no solo morirán nuestras voces, sino que morirá la propia historia.


FUENTE:TRT World
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