El ajedrez geopolítico detrás de la escalada de EE.UU. y Venezuela se extiende a China y Rusia
AMÉRICA LATINA
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El ajedrez geopolítico detrás de la escalada de EE.UU. y Venezuela se extiende a China y RusiaEl petróleo venezolano continúa siendo un activo geoestratégico para EE. UU., que busca recuperar influencia en la región frente a China y Rusia, principales aliados e inversores en Caracas.
Washington ha tomado pasos calculados para mantener su influencia en el mercado energético venezolano. / Reuters
hace 15 horas

No es casualidad que la escalada entre Estados Unidos y Venezuela –reflejada en el despliegue militar de Washington en aguas del Caribe contra “el narcotráfico” en Latinoamérica– suceda justo ahora, destacan expertos consultados por TRT Español. Y apuntan al reciente fortalecimiento de las relaciones de Caracas con China y Rusia, especialmente tras la renovación de la cooperación en recursos estratégicos, en particular en el sector petrolero.

“No es la primera vez que Estados Unidos recurre a este tipo de acciones: basta recordar el caso de Manuel Noriega en Panamá en 1989, el de Saddam Hussein en Iraq en 2003, o su mayor derrota estratégica y militar, la guerra de Vietnam”, explica Lorena Erazo Patiño, docente de Estudios Globales y Cooperación Internacional en la Universidad de La Salle en Colombia, al referirse a los recientes desarrollos entre Washington y Caracas.

Esta analista añade que “es bastante sospechoso que se movilizara la Armada norteamericana luego de la reunión con Putin en Alaska” el pasado 15 de agosto en una cumbre seguida muy de cerca por la comunidad internacional. “Esto puede sugerir unos acuerdos tácitos entre Washington y Moscú frente a la división de las áreas de influencia de cada uno”, completa. 

La importancia de Latinoamérica para EE.UU.



“América Latina es, por naturaleza, el área de influencia de Estados Unidos”, continúa Erazo Patiño. Y, en esta coyuntura, a diferencia del primer mandato del presidente Donald Trump, la región adquiere mayor relevancia. “Ahora, en el marco de la rivalidad con China y Rusia, Estados Unidos ha visto la necesidad de volver a enfocarse en la región”.

De manera similar, Alfonso Insuasty Rodríguez, docente e investigador de la Universidad de San Buenaventura en Medellín, asegura en conversación con TRT Español que “estas acciones no pueden analizarse de manera aislada”. En ese sentido recuerda que Laura Richardson, exjefa del Comando Sur de Estados Unidos, ya había advertido en una conferencia organizada por el Atlantic Council en 2023 que “América Latina es prioritaria por sus recursos estratégicos —litio, agua, tierras raras, cobre, oro y petróleo—, y ante la creciente presencia de Rusia y China en la región, Washington ‘debe intensificar su juego’”.

Los lazos con China y Rusia de Venezuela



Bajo esta lógica, Nexus, un programa de TRT World, analizó la relación cercana entre Moscú, Beijing y Caracas. En mayo pasado, Venezuela y Rusia firmaron un acuerdo estratégico a 10 años, que incluye cooperación en energía, tecnología y defensa para fortalecer sus lazos en esas áreas. Venezuela indicó en ese momento que “el tratado plantea el desarrollo de una infraestructura financiera independiente que facilite el comercio y la inversión, sin depender de inversiones occidentales”, además de “inversiones conjuntas en petróleo, gas y minería; y la apertura de una mayor cantidad de rutas aéreas entre ambas naciones”. 

Y meses antes, en noviembre de 2024, Venezuela y Rusia firmaron memorandos de entendimiento entre las empresas estatales de petróleo PDVSA y Rosneft para colaborar en formación y seguridad energética. Además, PDVSA acordó con empresa TNG Group proyectos de tecnología destinados a la recuperación mejorada de crudo extrapesado en la Faja del Orinoco, región venezolana con amplias reservas. 

Por su parte, China es el principal proveedor militar de Venezuela, y ha otorgado una cantidad significativa de créditos al país por cerca de 60.000 millones de dólares, una cifra mucho mayor que a la de los demás países de América Latina juntos. En abril, la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, se reunió en Beijing con Dai Houliang, presidente de la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC), para evaluar proyectos energéticos y de inversión. El encuentro se dio en el marco de la Asociación Estratégica a Toda Prueba y Todo Tiempo, firmada en 2023 por los presidentes Nicolás Maduro y Xi Jinping. Según el medio Bloomberg, el objetivo fue aumentar las ventas de petróleo venezolano a China.

En medio de estas alianzas, Washington ha tomado pasos calculados para mantener su influencia en el mercado energético venezolano. Tras instrucciones de Maduro en 2017, PDVSA y el Ministerio de Petróleo ampliaron la participación de empresas chinas y rusas como respuesta a las sanciones de Trump en su primer mandato, las cuales restringieron las ventas de petróleo venezolano a mercados internacionales y a EE.UU.

Aún así, desde 2022, Washington le ha permitido a Chevron, una de las mayores corporaciones energéticas multinacionales estadounidenses, funcionar de forma limitada en Venezuela y con operaciones fuertemente restringidas para evitar que el Gobierno de Maduro acceda directamente a los ingresos. La decisión forma parte de una estrategia más amplia de la Casa Blanca para estabilizar el mercado energético global y presionar por reformas políticas en Caracas. Algo que el mismo presidente venezolano denunció el pasado 1 de septiembre al señalar que su país enfrenta la “mayor amenaza que ha visto el continente en los últimos 100 años” por el despliegue de EE.UU., a cuyos funcionarios señaló de buscar “un cambio de régimen”. 

Volviendo a la relación con China, este aliado clave de Maduro compra actualmente más del 90% de las exportaciones de petróleo venezolano. La estatal china CNPC fue uno de los mayores inversores en el sector antes de que EE.UU. impusiera sanciones energéticas a partir de 2017. En mayo de 2024, la empresa China Concord Resources Corp (CCRC) firmó un contrato de producción compartida por 20 años con Venezuela.

En agosto de 2025, analistas destacaron que la alianza estratégica entre Beijing y Caracas refleja el interés de China en continuar sus inversiones en la región. En esa línea indicaron que el petróleo en el Esequibo —un territorio rico en crudo que Guyana y Venezuela han disputado desde hace más de un siglo— es un factor clave, ya que “el petróleo no solamente está siendo explotado por parte de Estados Unidos, sino que también hay empresas chinas en esta región”. 

Como contexto, la disputa por el área escaló de manera importante en 2015, cuando la multinacional estadounidense ExxonMobil descubrió yacimientos de petróleo. En 2023, Georgetown entregó licencias petroleras que elevaron las tensiones con Caracas. El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y el presidente de Guyana, Irfaan Ali, sostuvieron un encuentro a finales de ese año en medio de temores regionales por una escalada del conflicto. En abril de 2024, Guyana concedió un nuevo contrato a ExxonMobil que volvió a desatar las tensiones y que Caracas terminó por tachar de "ilegal".

Las mayores reservas petroleras del mundo



Venezuela, país con las mayores reservas petroleras del mundo y miembro fundador de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), fue durante décadas una potencia en la industria. El petróleo se descubrió a principios del siglo XX. La producción empezó en 1914 con el primer pozo comercial en el lago de Maracaibo. A partir de la década de 1920, Venezuela se convirtió en un proveedor clave para el mercado estadounidense. Esta relación se fortaleció durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el petróleo venezolano impulsó gran parte del esfuerzo militar de EE.UU

Tras el fin de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, que duró de 1950 a 1958, se firmó el pacto de Punto Fijo, un acuerdo entre tres partidos políticos para establecer una alianza que buscaba darle "estabilidad a la democracia en Venezuela y promover reformas estructurales".Durante los 15 años finales de este pacto, el deterioro institucional permitió que los ejecutivos de PDVSA “se independizaran del control estatal”. 

Décadas después, bajo la presidencia de Hugo Chávez –quien asumió el cargo en 1999 y falleció en 2013– se reafirmó el control estatal sobre la empresa y se estableció un régimen fiscal que generó grandes beneficios económicos, aunque algunos medios occidentales lo culpan por el desplome en la producción y exportaciones tras la reestructuración de PDVSA.

El Gobierno de Chávez buscó reducir la dependencia de Washington, implementar un modelo económico y político soberano, y destinó ingresos petroleros a salud, educación y programas sociales, beneficiando a millones de venezolanos.

En 2002, un golpe de Estado apoyado por Estados Unidos intentó destituir a Chávez, pero fracasó. Ocho años después, en su primera visita a Venezuela, el primer ministro ruso Vladímir Putin firmó con Chávez 31 acuerdos destinados a “hacer que el mundo sea multipolar”. Entre ellos destacó un pacto energético valorado en 20.000 millones de dólares para la explotación por 40 años del campo Junín 6, en la Faja del Orinoco.

Intereses corporativos 



Estos intereses energéticos se entrelazan con dinámicas comerciales y estratégicas más amplias, especialmente en un contexto en el que EE.UU. ha reforzado su interés en América Latina, según expertos.

Para Insuasty Rodríguez, la política exterior de Trump representa una agudización del patrón histórico de intervención estadounidense en América Latina, bajo la “narrativa de la ‘guerra contra las drogas’” para justificar injerencias, amenazas militares y campañas de desestabilización.

Figuras como el secretario de Estado Marco Rubio, a quien Maduro ha calificado como “señor de la guerra”, encarnan esta línea dura que busca legitimar intervenciones bajo el falso discurso de la “defensa de la democracia”, cuando en realidad lo que se  protege son intereses corporativos y geopolíticos, agrega.

El experto colombiano considera que, en el trasfondo de las maniobras militares y mediáticas, está “el control geopolítico de los bienes comunes de la región, considerados esenciales para sostener la hegemonía estadounidense en un escenario global de competencia multipolar”.

Este año, Washington aplicó una estrategia económica directa y aranceles para proteger su posición global y a trabajadores estadounidenses, medidas consideradas agresivas por varios países de la región. La postura se reforzó con visitas de Marco Rubio a América Latina, advirtiendo sobre consecuencias para quienes no sigan la línea de EE.UU.

“La señal es clara: los países que cooperen, como Ecuador, Perú o Argentina, que ya han declarado terrorista a (la banda criminal) el Tren de Aragua, podrán contar con respaldo político, financiero y de seguridad; mientras que aquellos que no lo hagan, como Venezuela o, en cierta medida, Colombia bajo el Gobierno de (Gustavo) Petro, se arriesgan a quedar aislados, señalados o incluso a enfrentar acciones unilaterales”, explicó Erazo Patiño.

El renacer de la Doctrina Monroe



El medio The Washington Post destacó que, apenas un mes después de que Trump regresara al poder, su enfoque reavivó recuerdos de la Doctrina Monroe del siglo XIX, que definía al hemisferio como “esfera de influencia exclusiva de EE.UU.”, y del Destino Manifiesto, que promovía un “derecho divino a la expansión territorial estadounidense”.

Este enfoque sigue una lógica antigua de la política exterior de EE.UU., según Insuasty Rodríguez, quien señala que la estrategia en América Latina obedece a "un patrón histórico de mentira, militarización y control."

“Desde la invasión a República Dominicana en 1965, pasando por Panamá en 1989, hasta el Plan Colombia en 2000 —presentado como una política antidrogas, pero operado como una arquitectura contrainsurgente—, Washington ha utilizado narrativas justificatorias para intervenir, imponer gobiernos afines y asegurar el acceso a recursos estratégicos”, afirma.

Un giro multipolar



En los últimos días, Moscú expresó su apoyo a Caracas. “La actuación de Occidente respecto a naciones que desean aplicar una política propia es absolutamente inadmisible; contra Venezuela se está ejerciendo abiertamente presión en todos los frentes”, declaró María Zajárova, portavoz del Ministerio de Exteriores de Rusia.

Por su parte, Beijing —que también es el principal socio comercial de varias economías como Brasil, Chile y Perú— observa con atención este giro, según la analista Erazo Patiño.

El embajador chino en Venezuela, Lan Hu, reafirmó el respaldo de Beijing y Caracas a los países en desarrollo frente a las sanciones unilaterales de EE.UU., y abogó por un orden mundial “multipolar” basado en el respeto mutuo. Maduro destacó avances en cooperación bilateral, con énfasis en economía, ciencia, tecnología e inteligencia artificial.

Erazo Patiño explica que el hecho de que ahora Estados Unidos recurra a un enfoque militar contrasta con de China, que privilegia la penetración económica, tecnológica y de infraestructura a través de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, con posibles implicaciones para el futuro en la región.

“Los gobiernos incómodos con el unilateralismo de Washington podrían profundizar sus vínculos con Beijing como contrapeso económico y político”, concluye Erazo Patiño. “Lo que convierte a América Latina en un campo de competencia estratégica donde Estados Unidos endurece el control securitario y económico, mientras China consolida influencia con inversiones y créditos”. 


FUENTE:TRT Español
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