¿Qué pasa si EE.UU. llega a atacar Irán? Expertos advierten de una tormenta en Oriente Medio
CONFLICTO ISRAEL-IRÁN
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¿Qué pasa si EE.UU. llega a atacar Irán? Expertos advierten de una tormenta en Oriente MedioAunque las guerras en Iraq y Afganistán suelen citarse como advertencias contra nuevas intervenciones militares de EE.UU., Occidente parece inclinarse hacia otra gran escalada en Oriente Medio.
Después de que Trump exigiera la rendición de Irán, Alí Jamenei prometió que su país no mostraría piedad alguna hacia el liderazgo de Israel. / AFP
hace 8 horas

Los medios estadounidenses están cada vez más repletos de artículos y columnas de opinión que, en medio de los ataques de Israel contra Irán, hacen comparaciones con la caída del Muro de Berlín en 1989, y celebran lo que describen como “una deslumbrante serie de victorias” por parte de Tel Aviv. Estas narrativas suelen presentar a Israel, un pequeño estado, como el autor de ataques “brillantes” contra Irán —una nación de 92 millones de habitantes—, dirigidos a su cúpula política y a sus científicos nucleares.

Además, bajo la sombra de la brutal campaña genocida del Gobierno de Benjamín Netanyahu sobre Gaza, gran parte de los medios occidentales presentan estos ataques israelíes como una demostración valiente en una supuesta lucha justa contra un “régimen maligno” en Teherán.

Sin embargo, a diferencia de otros países de la región, Israel posee armas nucleares, recibe armamento de última generación de Washington y está protegido por sofisticadas defensas aéreas estadounidenses. Si EE.UU. decidiera involucrarse formalmente en esta guerra en curso, las consecuencias podrían ser mucho más desestabilizadoras de lo que muchos anticipan en Occidente.

“Una posible entrada de Estados Unidos en la guerra entre Israel e Irán marcaría un punto de inflexión crucial, no solo para la evolución del conflicto, sino para todo Oriente Medio y el orden internacional”, señala Andreas Krieg, profesor asociado en el King’s College de Londres y director de MENA Analytica.

“Esto alentaría a los actores más radicales de la región y posiblemente fracturaría la incipiente distensión que los países del Golfo han intentado construir con Irán”, dice en una entrevista con TRT World. A la vez, señala que tal escenario que podría forzar a naciones clave —especialmente Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Qatar y Omán— a tomar partido.

Krieg añade que la participación de Washington podría descarrilar los esfuerzos diplomáticos liderados por el Golfo, en particular la iniciativa Qatar-Omán destinada a reactivar las negociaciones nucleares.

En caso de una intervención de Estados Unidos, los aliados regionales debilitados de Irán dentro del Eje de la Resistencia —una coalición de fuerzas chiíes como Hezbollah en Líbano, los hutíes en Yemen y las milicias de Hezbollah en Iraq— podrían reactivarse en un intento desesperado por dispersar la capacidad estadounidense en múltiples frentes.

“Lo que comenzó como una guerra en las sombras está evolucionando hacia un enfrentamiento prolongado y multidominio, sin una salida clara, pero con enormes riesgos de implosión regional”, concluye Krieg.

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Aunque Irán está resistiendo los ataques israelíes, la intervención directa de Estados Unidos podría hacer que Teherán pierda terreno de forma gradual, afirma Sergei Markov, destacado analista político ruso y exasesor del presidente Vladimir Putin. Según el experto, hasta ahora los ataques de Tel Aviv parecen más efectivos que las respuestas iraníes.

Sin embargo, Markov advierte que todavía hay mucha incertidumbre en torno al conflicto, especialmente debido a la improbabilidad de una invasión terrestre de EE.UU. y a la reacción imprevisible de la sociedad de Irán. “Algunos sectores de la población iraní tienen posturas radicales y están dispuestos a luchar”, dijo Markov en una entrevista con TRT World.

¿Estabilidad o más tensión?

Matthew Bryza, exdiplomático estadounidense y alto funcionario durante el Gobierno del expresidente George W. Bush en la guerra de Iraq, duda que el actual mandatario, Donald Trump, ordene una invasión terrestre en Irán a gran escala. En esa línea recuerda que la opinión pública estadounidense tiene poco interés en nuevas intervenciones al extranjero.

En cambio, Bryza prevé una operación más limitada: ataques selectivos contra la planta nuclear de Fordow con bombas penetrantes, combinados con el apoyo logístico continuo a las campañas aéreas israelíes. Trump “espera” que tras estos ataques “la guerra termine”, explica.

Si Israel y Estados Unidos fueran capaces de destruir las capacidades nucleares de Irán y frenar sus ambiciones futuras, “Oriente Medio podría ser más estable y menos propenso a una catástrofe nuclear”, afirma Bryza a TRT World.

Sin embargo, no todos los expertos comparten ese optimismo. Analistas nucleares advierten que atacar únicamente a la planta de Fordow no retrasaría significativamente el programa nuclear iraní, sino más bien al contrario: miles de científicos podrían seguir avanzando, a pesar de los reveses.

“Una sola acción militar difícilmente será tan definitiva”, escribió James Acton, director del programa de política nuclear en el Carnegie Endowment, en el diario The New York Times.

Si EE.UU. e Israel continúan buscando, a través de la vía militar, un cambio de régimen o una revuelta popular, podrían provocar lo contrario: una guerra larga, caótica y sin garantías de transformación política.

Entonces, ¿qué pasaría si las operaciones militares fracasan en derrocan¿r al liderazgo iraní?

“Salvo una nueva revolución en Irán, veremos una enorme tensión tras posibles ataques de EE.UU. e Israel”, dice Bryza. “Si se mantiene el actual régimen teocrático en Teherán”, este podría bloquear el estratégico estrecho de Ormuz o lanzar ataques híbridos contra objetivos estadounidenses e israelíes en la región.

En caso de que estas escaladas deriven en ataques iraníes contra bases militares estadounidenses, Washington podría verse obligado a profundizar su intervención, una jugada que Bryza califica como “un error enorme” que podría arrastrar a la Casa Blanca a otra guerra a gran escala en Oriente Medio.

El analista Andreas Krieg coincide en que una rendición o un desarme por parte de Irán es altamente improbable. “El núcleo de la identidad de la República Islámica se ha forjado en la resistencia y en la supervivencia bajo asedio”, explica. Si el régimen percibe una amenaza existencial, “podría responder con una escalada drástica: desde ataques asimétricos contra tropas estadounidenses hasta golpes contra la infraestructura energética del Golfo”, advierte.

Krieg añade que el “liderazgo iraní entiende plenamente que un colapso del Estado desataría el caos, y entonces, preferirán intensificar el conflicto antes que someterse”.

A menos que recurran al uso de armas de destrucción masiva, Estados Unidos e Israel no podrán forzar a Irán a una “rendición incondicional”, advierte Bryza.

Repercusiones globales

En un mundo ya sacudido por la guerra en Ucrania y el genocidio en Gaza, un nuevo conflicto en Irán tendría efectos de gran alcance. Krieg advierte que un ataque liderado por Washington podría desatar un choque petrolero global, especialmente si Teherán intenta bloquear el estrecho de Ormuz, por donde transita cerca del 20% del suministro mundial de crudo.

“Los mercados financieros se verían sacudidos por la inestabilidad geopolítica. Una guerra a gran escala podría interrumpir las cadenas de suministro globales y fortalecer a actores revisionistas como Rusia y China en sus respectivas áreas de influencia”, subraya el experto.

En el plano nacional, las ambiciones bélicas de Trump hacia Irán también están generando divisiones dentro de su propia base electoral. Figuras cercanas como Steve Bannon y Tucker Carlson han cuestionado públicamente la lógica de una guerra con Irán, revelando una fractura entre intervencionistas proisraelíes y conservadores aislacionistas.

Más allá de fortalecer a rivales estratégicos como China y Rusia, “un conflicto de este tipo socavaría la visión de ‘Estados Unidos Primero’ de Trump”, sostiene Krieg. “Arrastraría a EE.UU. a otro atolladero en Oriente Medio y debilitaría su posición en la región del Indo-Pacífico.”

Bryza coincide: una guerra con Irán podría desatar un fuerte rechazo político entre los seguidores de Trump, muchos de los cuales se oponen firmemente a nuevas intervenciones militares. Esto, advierte, podría convertirse en un serio problema para el presidente y su partido.

Aun así, Trump podría no dejarse disuadir. Sabiendo que no puede aspirar a un tercer mandato, quizá crea que su base lo seguirá de todos modos. Pero si un misil iraní llegara a matar a más de un centenar de soldados estadounidenses en una base en el extranjero, advierte Markov, el golpe de la opinión pública podría ser devastador. Incluso para él.


FUENTE:TRT World
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