El pleito diplomático que envuelve a Brasil y Estados Unidos estrenó un nuevo episodio este miércoles con la entrada en vigor de los aranceles del 50% que impuso Washington a los productos del país sudamericano. Y ese mismo día el Gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva acudió a la Organización Mundial del Comercio (OMC) para denunciar la medida. En medio, el expresidente brasileño Jair Bolsonaro –cuyo juicio histórico por un intento de golpe dio origen a la desavenencia bilateral– apeló la decisión del Supremo Tribunal de Justicia de imponerle arresto domiciliario mientras continúa el proceso.
Los aranceles, que el presidente de EE.UU., Donald Trump, firmó la semana pasada, afecta al 36% de las importaciones procedentes de Brasil y se aplica a una variedad de productos que van desde la carne de res al café. Ahora bien, Trump dejó fuera del arancel del 50% a una lista de casi 700 productos que representan el 45% de las importaciones procedentes de Brasil y a las que se les seguirá aplicando el gravamen mínimo del 10% que Washington había anunciado en abril para la mayoría de países.
En respuesta a la medida arancelaria, Brasil presentó un pedido de consultas ante la misión de Estados Unidos de la OMC. Según el Ministerio de Relaciones Exteriores, los aranceles “violan de forma flagrante compromisos centrales asumidos por EE.UU. en la organización", como los topes arancelarios negociados en el marco de esta asociación. También reiteró la "disposición" de las autoridades brasileñas a negociar y dijo esperar que las consultas "contribuyan a una solución".
“No voy a humillarme”
Esta es la primera medida que toma el Gobierno de Lula tras la implementación de los aranceles por parte de Washington. Sin embargo, desde el primer momento en que Trump amenazó con el aumento tributario, el mandatario brasileño ha denunciado de manera firme que se trata de una injerencia en la soberanía de su país.
"Nuestra democracia está siendo cuestionada, nuestra soberanía está siendo atacada, nuestra economía está siendo agredida", declaró Lula este martes en la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores. Luego, en términos mucho más fuertes, le dijo a la agencia de noticias Reuters que no ve un espacio para sostener conversaciones directas con Trump y que no se iba a “humillar” intentando llamarlo.
"El día que mi intuición me diga que Trump está listo para hablar, no dudaré en llamarlo", dijo Lula desde su residencia presidencial en Brasilia. "Pero hoy mi intuición dice que no quiere hablar. Y no voy a humillarme". Y añadió que las relaciones bilaterales atraviesan “su punto más bajo en 200 años”.
El mandatario también explicó que Brasil no va a anunciar aranceles recíprocos. Su Gobierno tampoco renunciará a mantener conversaciones a nivel de gabinete, pero el propio Lula no tiene prisa por llamar a la Casa Blanca.
Horas después el miércoles, el ministro de Hacienda de Brasil, Fernando Haddad, señaló que tiene previsto hablar la otra semana con el secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent, lo que "oficializa el interés por conversar". "Dependiendo de la calidad de la conversación, se puede desarrollar (posteriormente) una reunión de trabajo presencial con los ánimos orientados a un entendimiento entre los dos países", aseguró.
“No es una intervención menor”
En el centro de los aranceles impuestos por Trump está el juicio contra el expresidente Bolsonaro, uno de sus mayores aliados en la región. La Fiscalía de Brasil acusa al exmandatario de participar en un intento de golpe de Estado en 2023, luego de que perdiera las elecciones presidenciales ante Lula. Según los cargos, Bolsonaro lideró "organización criminal" que buscaba invalidar los resultados de las votaciones e impedir la toma de posesión de su sucesor. Y, dicen los fiscales, el golpe no se consumó por falta de apoyo de altos mandos militares.
Pero Trump ha descalificado el proceso penal como una “desgracia internacional” y una “caza de brujas”. Para justificar los aranceles, el mandatario aseguró que hay una “emergencia legal” por el trato que Brasil le ha dado a Bolsonaro, y arremetió contra el Poder Judicial al señalar que representa una amenaza para los intereses de Washington.
La respuesta de Lula a Trump se ha dado en términos de injerencia y una vulneración a la soberanía de Brasil. En conversación con Reuters dijo este miércoles que “esto de ahora no es una intervención menor. Es el presidente de Estados Unidos pensando que puede dictar reglas para un país soberano como Brasil. Es inaceptable".
Y añadió que al Supremo Tribunal Federal de Brasil, que lleva el caso contra Bolsonaro, "no le importa lo que dice Trump y no debería". Luego agregó que el expresidente Bolsonaro debería enfrentar otro juicio por provocar la intervención de Washington, calificando a Bolsonaro de "traidor a la patria".
Brasil convoca a los BRICS
Lula no parece estar dispuesto a quedarse de brazos cruzados. En una intervención pública anunció el miércoles que convocará a los líderes del grupo BRICS —comenzando por India y China— para coordinar una respuesta conjunta frente a lo que calificó como un acto hostil de Washington. India también enfrenta un 50% de aranceles, después de que Trump, le impusiera un 25% adicional este miércoles por comprar el petróleo de Rusia.
"Lo que el presidente (Donald) Trump está haciendo es tácito: quiere desmantelar el multilateralismo, donde los acuerdos se hacen colectivamente dentro de las instituciones, y reemplazarlo por el unilateralismo, donde negocia uno a uno con otros países", dijo Lula el miércoles. "¿Qué poder de negociación tiene un pequeño país latinoamericano frente a Estados Unidos? Ninguno", agregó.
El presidente de Brasil dijo que planeaba llamar al primer ministro indio, Narendra Modi, el jueves, y al chino Xi Jinping y otros líderes después. El grupo también cuenta con Rusia y otras economías emergentes entre sus miembros.
"Voy a tratar de discutir con ellos sobre cómo está cada uno en esta situación, cuáles son las implicaciones para cada país, para que podamos tomar una decisión", dijo.
China respalda a Brasil y rechaza “aranceles arbitrarios”
Las reacciones internacionales por el pulso entre Lula y Trump también empezaron a llegar. China manifestó su respaldo a Brasil y criticó duramente las medidas adoptadas por Estados Unidos.
Este miércoles, el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, afirmó que su país está dispuesto a colaborar con Brasil para “mejorar la cooperación bilateral” frente a los aranceles estadounidenses “arbitrarios”.
Wang hizo estas declaraciones durante una llamada telefónica con Celso Amorim, principal asesor del presidente Lula, según un comunicado oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores chino.
El ministro expresó su apoyo “en la defensa de su derecho al desarrollo y oponiéndose a las prácticas intimidatorias de aranceles arbitrarios”. También advirtió que el uso de estas medidas como instrumento político “viola la Carta de las Naciones Unidas y socava las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC)”.
Bolsonaro apela arresto domiciliario
Paralelo a la disputa internacional, el expresidente Bolsonaro presentó este miércoles una apelación contra la orden de arresto domiciliario que dictó a principios de semana el Supremo Tribunal Federal.
Los abogados del exmandatario señalaron que la prisión domiciliaria representa una medida de "censura", y que no hubo incumplimiento de las restricciones dictadas por el alto tribunal.
El juez Alexandre de Moraes –quien emitió la orden y la semana pasada fue blanco de sanciones por parte de EE.UU. por el caso penal– señaló a Bolsonaro de violar las condiciones que el Supremo Tribunal le impuso el mes pasado. Entre ellas, la prohibición de enviar mensajes por sus propias cuentas en redes sociales, o por las cuentas de terceros.
Sin embargo, sus abogados afirmaron que "no hubo incumplimiento de las medidas cautelares" cuando partidarios del exmandatario compartieron en redes sociales imágenes de una llamada entre él y su hijo mayor, Flavio, que se encontraba en un acto de solidaridad en Río de Janeiro el domingo.
"Si ni siquiera puede saludar al público, entonces tiene prohibido manifestarse, lo que se traduce en censura", dijeron en un documento judicial consultado por la agencia de noticias AFP.
La defensa insistió en que Bolsonaro no tiene prohibido dar entrevistas, y además "no tiene control sobre terceros que puedan difundir contenido sin su participación directa o indirecta".