Buenos Aires, Argentina — “Paana küna wakam amaja nakojüchal günün a yajüchkan walayü ach'ajowkia (ancestros, en este día hablamos en nuestra lengua gününa yajüch, contentos en el corazón)”, destaca Daniel Huircapan, docente argentino de 39 años. Huircapan es uno de los 235 hablantes activos de la lengua del pueblo gününa a küna, que vivió durante siglos en lo que hoy es la Patagonia argentina y que fue considerado extinto en 1960, tras la muerte de su último cacique reconocido. Desde hace años, investiga, enseña y divulga su idioma como una forma de recuperar y sostener la identidad de su pueblo.
Como muchas comunidades originarias de América Latina, el pueblo gününa a küna fue perseguido y discriminado. “Mis ancestros eran golpeados para que dejaran de hablar su idioma. Se vieron obligados a encerrarse y hablar solo en sus hogares”, relata Huircapan en diálogo con TRT Español. “Trabajar con la recuperación de la lengua es un compromiso familiar”.
Con el tiempo, la lengua se perdió casi por completo, junto a muchas tradiciones. “En mi casa, escuchaba a mis abuelos y sentía su tristeza, porque sentían que no se hablaría nunca más su lengua”, recuerda Huircapan días antes del Día Internacional de los Derechos de los Pueblos Indígenas, declarado por Naciones Unidas en 1994 y que se conmemora cada 9 de agosto.
Este docente investigó la historia de su pueblo para recuperar la lengua de sus ancestros. Hace más de veinte años viajó para rastrear a otros miembros de la comunidad, a los que considera sus hermanos. Recorrió pueblos del sur hasta descubrir que aún quedaban hablantes del gününa yajüch. Y así comenzó esta odisea de recuperación, donde ni siquiera lo dado por extinto está perdido.
Visibilizar al pueblo
“Argentina es una nación plurilingüe aunque no esté formalmente constituida, como Paraguay o Bolivia”, asegura a TRT Español Roberto Villarruel, director del Centro Universitario de Idiomas, con sede en Buenos Aires, que desde hace años dicta cursos de lenguas originarias para visibilizar la vigencia de esos idiomas.
El centro de idiomas desarrolló un Mapa de Lenguas Indígenas de Argentina que ilustra la vigencia de las culturas originarias. Según la investigación, hay 48 pueblos y 40 idiomas reconocidos, de los cuales apenas 13 tienen hablantes activos, 10 se encuentran en proceso de “revitalización”, ocho registran hablantes o “entendedores” y otras nueve no reportan hablantes.
Villarruel detalla que el interés por el estudio de estas lenguas surgió a partir del año 2000, gracias a la visibilidad de los reclamos de los pueblos originarios en la región.
“Muchos jóvenes de las propias comunidades querían aprender. Hace años, las personas eran discriminadas por hablar estas lenguas, hubo generaciones que debieron ocultar la lengua de sus padres. Pero hace unos años hubo una pérdida de la vergüenza”, explica.
Entonces, abrieron cursos de las lenguas guaraní, quechua y mapudungun (mapuche), los tres idiomas con más hablantes en Argentina, aunque se sumaron otros, como el qom, wichí y el gününa uajüch, dictado por Huircapan. En total, tienen más de 100 alumnos.
Mónica Thompson, coordinadora del programa de Lenguas Originarias, explica a TRT Español que el gran desafío es que las comunidades no han desarrollado producción de materiales pedagógicos.
Por eso, para la profesora es fundamental que la enseñanza quede en manos de docentes nativos y “comprometidos con su propia lengua”. “Deben ser capaces de responder cualquier pregunta sobre su historia, su lengua y comunidad”, argumenta.
Un panorama adverso
El trabajo de Daniel Huircapan no es aislado. Muchas comunidades indígenas de América Latina están impulsando iniciativas para revitalizar sus lenguas y enfrentar la huella de la colonización y los desplazamientos a los que fueron forzados en el pasado.
Factores como la migración, discriminación lingüística, falta de enseñanza y ausencia de servicios públicos inclusivos favorecieron la pérdida de muchos idiomas. La agencia de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) estima que 40% de las casi 7.000 lenguas indígenas podría desaparecer en los próximos años.
En países como Chile, Bolivia, Colombia, Ecuador, Argentina y Perú existen programas culturales que trabajan para revitalizar lenguas y acortar brechas digitales. El Fondo Qhapaq Ñan contribuyó a la recuperación de 16 lenguas, entre ellas el huarpe, mapudungun, chedungun, shuar y kichwa.
Pero las comunidades enfrentan múltiples adversidades: años atrás la Unesco advirtió que “una lengua indígena muere cada 15 días”, lo que representa la pérdida de un valioso patrimonio cultural.
Según la organización, en América Latina y el Caribe existen unos 800 pueblos originarios “históricamente marginados y excluidos”. “Los proyectos de nación centrados en el crecimiento económico y construcción de identidad homogénea relegaron saberes, prácticas y experiencias de pueblos indígenas”, sintetizó en 2023.
“Estamos vigentes”
De todos modos, aún hay lugar para la esperanza.
Por más de medio siglo, la lengua gününa yajüch fue considerada extinta, al igual que el pueblo gününa a küna, tras la muerte del cacique Kalakapa en 1960. Sin embargo, no tuvieron en cuenta a los descendientes de la comunidad. Hoy en Argentina viven 2.260 habitantes que se autoperciben miembros de esa comunidad, según el último censo oficial de 2022. También hay 235 hablantes.
Para Huircapan es importante porque se puso fin al “sello de extinción” del pueblo. “Salimos del cero”, celebra, “nos decían que estábamos extintos, pero estábamos vigentes”.
Además, en el censo, un 2,9% de la población argentina (1.306.730 personas) se reconoció como indígena o descendiente de pueblos originarios.
Ahora, para Huircapan es fundamental rescatar y sostener los valores de su comunidad, con el idioma como esencia y conexión con la naturaleza: “Decimos que nuestra lengua es la reproducción de lo que habla el viento”. “La familia es el centro de la constitución de nuestro pueblo. Los ancianos son nuestras bibliotecas vivientes, lo más sagrado que tenemos, nuestra punta de flecha”, dice con orgullo.
Resiliencia, espiritualidad e inteligencia artificial
En su informe “Inteligencia artificial centrada en los pueblos indígenas”, la Unesco alienta a países y gobiernos de la región a utilizar la IA para preservar el patrimonio cultural, material y documental de las comunidades originarias, incluidas las lenguas en peligro de extinción.
También aconseja el desarrollo de herramientas en conjunto con comunidades originarias “para asegurar que responda a sus propias necesidades”.
Para Huircapan, es necesario impulsar medidas que ayuden a reducir brechas digitales. “Nos cuesta muchísimo la conectividad y acceder a equipos”, dice. Datos de Unesco afirman que uno de cada cuatro hogares de comunidades indígenas no tienen acceso a internet.
Recientemente, la comunidad gününa a küna comenzó a discutir la utilización de IA, aunque existe temor de que se utilice de forma indebida y no se respete y preserve su cultura. “Algunos utilizamos para imágenes, otros para redacción de textos o correcciones, pero siempre con supervisión de personas”, detalla. “El interrogante es qué uso le daremos y hasta dónde permitiremos que se alimente de nuestra información”, aclara.

Recordar a los ancestros para diseñar el futuro
Para Huircapan, es fundamental preservar a diario las tradiciones de la comunidad. “Cada vez que hay tormenta salimos a cantarle para que se aleje. Procuramos tener elementos y objetos de la cultura indígena en nuestras casas”, dice, y cuenta lo importante que es hablar con su pequeña hija en gününa yajüch.
Emocionado, recuerda la importancia de sus abuelos en la tarea de revitalizar la lengua del pueblo gününa a küna. “Este trabajo es darle vida a todos esos viejos, es hacerlos hablar de vuelta y mostrarles que nuestro pueblo no se murió”, dice. “Ancestros, en este día hablamos en nuestra gününa yajüch, contentos en el corazón”, agrega, y una lágrima asoma en sus ojos cuando lo repite en su idioma.