Türkiye es el líder mundial en descubrimientos arqueológicos, tanto en tierra como bajo agua, destacó el presidente Recep Tayyip Erdogan durante el Simposio Internacional de Arqueología, que empezó este martes en la capital Ankara.
Desde 2002, indicó Erdogan, Türkiye ha logrado repatriar 13.291 piezas históricas. Entre ellas, la icónica estatua en bronce de Marco Aurelio, que fue robada de la antigua ciudad de Bourbon, en el suroeste de Anatolia, y el país logró recuperar tras 65 años.
“Nuestros expertos explorarán primero cada rincón de nuestro país, y luego cada lugar que un turco haya pisado alguna vez, documentando meticulosamente nuestro patrimonio cultural”, añadió.
El simposio, celebrado en el complejo presidencial, reúne a más de 250 académicos, incluidos 29 expertos internacionales. De ellos, 33 académicos —17 extranjeros— presentarán sus investigaciones. Durante el evento también participarán directores de excavaciones de toda Türkiye.
Además, como parte del simposio se inauguró la exposición “La Edad de Oro de la Arqueología”, abierta al público y que presenta 485 piezas procedentes de diversas ciudades antiguas que se exhiben por primera vez.
Marco Aurelio vuelve a casa tras 65 años
Una de las principales piezas de la exposición es la estatua de bronce del emperador Marco Aurelio, de la era romana, que fue devuelta a Türkiye luego de más de seis décadas. La escultura había sido robada de la antigua ciudad de Bourbon, en el suroeste de Anatolia.
La operación para recuperarla, llevada a cabo en cooperación con la Fiscalía del Distrito de Manhattan y el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, se considera un hito en los esfuerzos de Ankara por combatir el tráfico de bienes culturales.
“Este fue uno de los casos más difíciles con los que hemos lidiado”, afirmó Zeynep Boz, directora del Departamento para Combatir el Tráfico Ilícito de Bienes Culturales. También explicó que los procesos de repatriación de obras de arte suelen tomar décadas debido a dificultades legales y probatorias. Y añadió que muchos países tratan kas antigüedades como elementos de inversión, a diferencia de Túrkiye, que las considera parte de su identidad cultural.
"Estos objetos no solo se relacionan con la propiedad; a menudo se utilizan para el lavado de dinero o la financiación del terrorismo", señaló Boz. "Repatriarlos significa no solo restaurar el patrimonio, sino también desmantelar redes criminales globales".

“Un momento de Cenicienta”
La exitosa recuperación de la pieza fue posible gracias a una colaboración que empezó en 2017 con la Fiscalía del Distrito de Manhattan y el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos. En ese momento, esas dos entidades contactaron a Boz con respecto a la estatua de Kibele.
Aunque ese caso terminó resolviéndose diplomáticamente, sentó las bases para una asociación que se ha extendido años y se basa en la confianza mutua, dijo Boz.
Esta alianza culminó en la investigación sobre la antigua ciudad de Boubon, en el suroeste de Anatolia, que confirmó el origen de decenas de estatuas romanas robadas—incluida la de Marco Aurelio— mediante testimonios y escaneos en 3D.
“Hubo un momento Cenicienta”, recordó Boz. “El equipo del fiscal de Manhattan estaba midiendo el pie de una estatua en Nueva York, mientras que nosotros medíamos simultáneamente el pedestal en Boubon. La coincidencia fue perfecta al milímetro”.
“Cuando el molde de silicona del pie de Marco Aurelio encajó perfectamente en el pedestal original, ese fue el momento en que todos los esfuerzos quedaron validados”, concluyó Boz.
Sin embargo, no han faltado las críticas. Algunos sostienen que las piezas devueltas podrían estar más seguras en el extranjero. Un argumento que Boz rechazó y calificó como “ideas coloniales”, al señalar que esta retórica suele encubrir el robo original.
“Nadie dice ‘lo robé’, dicen ‘soy su guardián’”, afirmó.
Finalmente, Boz defendió el compromiso de Türkiye con la protección de su patrimonio. “Si no fuéramos buenos en conservación, ¿realmente podrías visitar yacimientos antiguos durante tus vacaciones de verano? ¿O encontrar un museo que visitar?”, cuestionó.
Y concluyó subrayando que el nivel de preservación en Türkiye “no es tan modesto”.